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El mundo se enteró no hace mucho tiempo de la existencia de Kevin Benavides, cuando comenzó a sorprender en el Dakar 2016. Sin embargo, los salteños, especialmente los amantes de las motos, lo conocen, tanto como a Luciano, desde muy chicos.
Isis Grifasi, madre de los pilotos, contó a El Tribuno cómo fue el origen de sus profesiones.
“Kevin comenzó a andar en moto antes que en bici. A los tres años, Papa Noel le trajo su primera QR 50, así que andaba tras de él para enseñarle”.
Luciano, seis años y cinco meses menor, siguió sus pasos. “Con Luciano fue casi lo mismo. Con decirte que cuando tenía dos años, para dormir tenía que ponerle en su almohada motitos de juguete”, agregó Isis.
“Kevin y Luciano, los dos comenzaron con esta pasión desde muy chicos y nosotros fuimos los culpables de inculcarles”.
“Norbi (Norberto, su papá) también corría y era bueno, ganó muchísimas carreras y obvio que eran otros tiempos, pero la pasión sale de ahí. Ellos nacieron con el chip de las motos”.
Sus crecimientos fueron constantes y a medida que avanzaron de categorías, los hermanos se hicieron más conocidos.
Kevin marcó el paso en juniors, cuando se consagró campeón argentino de enduro y después obtuvo un tricampeonato en la misma disciplina, aunque en senior.
Luciano fue bicampeón tanto en juniors como en senior, estos últimos dos títulos cuando su hermano ya se había cruzado al rally.
Kevin firmó contrato con Honda South America Rally Team a mediados de 2015 y semanas después corrió el Desafío Ruta 40. Tuvo otras participaciones durante ese año hasta que en el Dakar 2016 fue el piloto revelación indiscutido, para luego pasar al HRC. Luciano recién decidió dejar el enduro a mediados del año pasado y ahora va por su primer Dakar, con KTM.