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Entre las previsiones que adoptó la monarquía de los Reyes Católicos para las tierras americanas se encuentra la construcción de hospitales. Las Leyes de Indias en su Libro I, Título Cuarto, explicitan a través de veinticinco leyes, que encarga y manda a virreyes, audiencias y gobernadores, provean en todos los pueblos de españoles e indios de su jurisdicción, la fundación de hospitales, "donde sean curados los pobres enfermos y se ejercite la caridad cristiana".
Entre otras consideraciones, recomienda levantar hospitales junto a las iglesias y claustros para los enfermos que no tenían enfermedades contagiosas. Para los casos de males que podrían enfermar al resto de la población se debía levantar en lugares "que ningún viento dañoso, pasando por los hospitales, vaya a herir en las poblaciones".
Otra provisión es la de otorgar la guarda y administración a la Orden de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, fundada por Juan de Dios, portugués y enfermero. Este santo canonizado por Alejandro VIII en 1690, es el protector de médicos, enfermeros, enfermos, bomberos, alcohólicos y vendedores de libros.
La abundancia limeña
Hay regiones en América, en que la construcción de hospitales fue preocupación central de autoridades tanto religiosas como reales. Es el caso de la ciudad de Lima, la que tuvo más de diez hospitales. Todos ellos derivan de los modelos españoles de estructura dispuesta en cruz griega o tau, a fin de colocar un altar en la intersección de las salas de manera que los enfermos pudieran oír misa desde sus lechos. El más antiguo es el Hospital Real, fundado en 1538 y trazado por el arquitecto Meco. En 1546 funcionaba regularmente y en él se atendían españoles, indios y negros.
Jerónimo de Loayza, primer arzobispo de Perú y de América, en 1549 fundó el Hospital de Santa Ana, nosocomio que prestó servicios de salud a la población indígena y a las mujeres necesitadas. Más tarde, se crea otro para negros, y desde entonces, el hospital se destinó sólo para españoles, con el nombre de San Andrés. Su planta en cruz tenía un brazo más corto donde estaba la capilla, con acceso desde la calle; las tres salas tenían un crucero formado por cuatro arcos de ladrillo, donde estaba el altar. El hospital repartía sus dependencias en dos patios, existiendo un pabellón aparte para alienados. La iglesia tenía una portada al estilo romano. Había dos pabellones, uno para hombres y otro para mujeres, este último construido en 1627 con la donación del capitán Bernardo de Villegas, contó con la dirección del maestro de albañilería Francisco Gómez de Guzmán. El documento suscrito específica que el crucero tendría una bóveda y arcos, y una dimensión de 50 varas por lado; y un claustro daba ingreso a los dos pabellones. Existía entre ambos una pequeña capilla mortuoria,
En nuestros días ese centro de salud sigue funcionando con el nombre de Hospital Nacional Arzobispo Loayza. Los restos del primer arzobispo se hallan enterrados en la iglesia del hospital.
Hospitales diferenciados
El hospital para negros, llamado de San Bartolomé, se fundó en 1646, mudándose de sitio doce años después. Tiene disposición simétrica frente a un claustro con dos conjuntos dispuesto en cruz. La iglesia se encontraba, como en el hospital de indios, separada.
Fuera de estos hospitales mayores estaba el del Espíritu Santo para marineros, el de San Lázaro para leprosos, el de San Juan de Dios para convalecientes y ancianos, el de San Pedro para clérigos, y algunos más. Todo esto indica que en aquella sociedad de claroscuros, que fue la virreinal, la caridad y el cuidado de la salud (con sus limitaciones) tuvieron un lugar muy importante en las decisiones de las autoridades virreinales como de los obispos.
En Cuzco existieron tres hospitales. El primero, fundado con la ciudad, fue el de San Bartolomé para españoles, que en 1617 fue ocupado por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, Se terminó la iglesia y renovó el hospital en 1637. Los dos claustros que aún quedan son de pilares cuadrados con arquerías. La portada es de pilastras dobles en estilo rústico, siguiendo la tendencia manierista. Esta iglesia es obra de Tomás Tairu Tupac.
El hospital de indios, o de "naturales" como se llamaba, ocupó desde la fundación de la ciudad el lugar que es hoy la Parroquia de San Pedro.
El hospital de San Andrés para españolas estuvo ubicado una cuadra al este del Colegio de San Bernardo. Fue fundado en 1629 por Andrés Pérez de Castro, originalmente como casa de recogimiento de mujeres. Posteriormente se convirtió en hospital. Se reconstruyó luego del terremoto de 1650. La iglesia se demolió en 1930.
Entre los hospitales que aún existen el mejor conservado es el de Santa Bárbara de la ciudad de Chuquisaca (Bolivia). La iglesia está completa, con su hermosa portada rústica que remata en espadaña. Tiene la disposición de las salas en tau, que aún se usan. Vázquez de Espinoza, hacia 1630, la describe diciendo que el brazo izquierdo estaba destinado a indios, con 16 camas, en el derecho había 14 camas para españoles, en el cuerpo central se disponían los lechos de negros y mestizos y al final de la sala había seis retretes destinados a los enfermos de bubas (Inflamación de un nódulo linfático).
En Cajamarca también se registra un hospital de techumbre abovedada, famoso por la cúpula que cubre su iglesia.
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