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"Nos tienen de rehenes a los habitantes del departamento Orán", con esa frase contundente el juez federal de Orán, Gustavo Montoya, expresó su malestar respecto de la situación que hace semanas se vive aquí como consecuencia de los permanentes cortes de la ruta nacional 50 que realizan agitadores y personal despedido del ingenio San Martín del Tabacal.
"Si querían llamar la atención con el corte de ruta, ya lo lograron", prosiguió el magistrado, visiblemente ofuscado por la nula aceptación por parte de los manifestantes de las advertencias que había proferido la semana pasada.
Montoya llamó ayer a una rueda de prensa para explicar la postura oficial de la Justicia Federal con respecto al tema y realizar nuevas advertencias a los agitadores.
"Ya se lo dije a los manifestantes en oportunidad de conversar con ellos. No vamos a permitir que sigan impidiendo el tránsito, más allá del legítimo reclamo", reiteró.
Y remarcó: "Hay un protocolo de seguridad por el cual se establece que cualquiera que intervenga una vía de comunicación, nacional en este caso, está cometiendo un delito".
Ante una consulta, de un medio local, el juez federal reconoció que "se está trabajando con los organismos de seguridad, el jefe de Gendarmería Agrupación Salta, y la Policía, para analizar todas las opciones viables para garantizar el tránsito de los vecinos".
Más adelante el magistrado pidió paciencia a la ciudadanía por los cortes de ruta y pidió respeto a la discreción mantenida hasta ahora por él con respecto al tema, porque "como autoridad federal no puedo anticipar a los medios cuales o qué medidas se van a tomar".
También reconoció que "si se llegara a realizar un nuevo corte se analiza la posibilidad de habilitar caminos alternativos", que serían necesariamente por tierras del ingenio.
Además, Montoya recordó que "está vigente el protocolo de actuación antipiquete", pero pidió paciencia y responsabilidad a los medios.
Luego el magistrado hizo una salvedad y expresó que, al parecer, "los dirigentes del sindicato no están activamente involucrados. Cuando yo fui solo había gente con los rostros tapados".
Para concluir pidió "a los trabajadores que siguen cumpliendo con su tarea en la fábrica que no se comprometan ni se dejen extorsionar para cometer un delito".
Hubo 20 horas de caos
Como se sabe, los piqueteros de Yrigoyen reanudaron el corte en la ruta nacional 50, a la altura de la "S" donde está el paso a nivel, alrededor de las 15 del domingo, y lo mantuvieron sin solución de continiuidad hasta las 9 de ayer.
De más está decir que las filas de vehículos de toda clase a uno y otro lado del corte llegaron a aproximadamente los 10 kilómetros, y el caos que se generó en todo el departamento fue total.
Esto es así porque, como señaló un vecino de Embarcación, "nosotros dependemos para todo de Orán. Allí hay tres sucursales bancarias, universidad y una importante feria de productos comestibles de la que se surten nuestros comerciantes".
Por su parte, un vecino de Pichanal que trabaja en Orán relató: "Cuando quise filmar la fila de vehículos me aprearon. Esto ya no se soporta más".
Como esos, hubo muchos otros testimonios. Por ejemplo, algunos viajeros esperaron en vano el domingo a la tarde en la terminal de Orán que lleguen los buses de larga distancia. Y como nunca pudieron llegar se vieron obligados a pagar una noche más de hotel de Orán, demás de la zozobra de no saber cuándo iban a poder viajar.
Comunicado del Tabacal
Por su parte, Tabacal Agroindustria emitió un comunicado oficial en el que se destaca que los despedidos ya cobraron su indemninzación y liquidación final.
Y remarca que "el personal que presta servicios tanto en planta como en el campo viene desarrollando sus labores diarias con total normalidad".
Y concluye: "La intención es tener una actividad normal que permita prepararnos para la zafra de este año. Hacemos votos para que no ocurra ningún otro hecho de violencia y llamamos a la reflexión para que cesen los cortes de ruta.
Un clamor generalizado, ignorado
Maestras de Orán pedían de manera desesperada que las dejen pasar aunque sea por algún camino alternativo, pero eso no era posible porque, según varios testigos, los piqueteros tiraban botellas y piedras a los vehículos que intentaban esa alternativa.
Una docente que trabaja en Misión San Francisco, en Pichanal, dijo: “Yo debo pasar aunque sea caminando, mis niños esperan que se inicien las clases desesperados por la comida”. Pero el ruego tampoco fue escuchado por los encapuchados.