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30 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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La vida de D10S, en una pincelada

Desde su debut en Los Cebollitas hasta la actual dirección técnica de Gimnasia y Esgrima La Plata, Diego Maradona tuvo una vida tan apasionada como agitada, envuelta de glorias, pero también de escándalos.
Jueves, 31 de octubre de 2019 01:25
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“Si tengo que definir con una sola palabra a Villa Fiorito, digo lucha”, dijo el propio Maradona en su biografía. Yo soy el Diego de la gente. La casa ubicada en la calle Azamor 523 de tres ambientes con piso de tierra y techo de chapa apenas alcanzaba para albergar a los diez integrantes del clan. En 1969 todo cambió para Diego. Aquel equipo bautizado como Los Cebollitas fue una sensación que arrasaba con cualquier rival que le pusieran en frente y con un récord de 136 partidos sin perder entre novena y octava división, con su número “10” líder indiscutible. El 20 de octubre de 1976 debutó en Primera ante Talleres de Córdoba. A partir de allí todo fue en ascenso: 116 goles convertidos en 166 partidos con el bicho.
Diego debutó con el seleccionado el 27 de febrero de 1978, con 17 años. Después, en el Mundial Juvenil de Japón 1979 la Sub-20 arrasó con un Diego premiado con el Balón de Oro al mejor jugador.
En 1980 pasó a Boca a préstamo a cambio de US$ 2.500.000, seis jugadores y la cancelación de una deuda con la AFA. Boca terminó siendo campeón en 1981. Al año siguiente participó del Mundial, pero el equipo de Menotti no estuvo a la altura y quedó eliminado ante Brasil. 
Tras varios intentos y una larga negociación, el Barcelona recién pudo quedarse con el Diez. Su primera experiencia en Europa fue agridulce: consiguió tres títulos, 38 goles en 58 presentaciones, una hepatitis que lo mantuvo afuera por tres meses y una fractura en su tobillo izquierdo.
Maradona alcanzó su punto más alto en la segunda mitad de los 80: conquistó dos Scudettos, una Copa y una Supercopa de Italia; una Copa de Europa con el Napoli y el Mundial de México con la Selección. Diego y el Napoli se necesitaban, fue un amor a primera vista. Fue así que el club gastó 7,5 millones de dólares y fue recibido bajo un imponente marco de 80.000 personas en el estadio San Paolo. Llegado 1986, se unió al plantel de la Selección dirigida por Bilardo para disputar el Mundial de México. El capitán de la Albiceleste llegó a la cita en óptimas condiciones físicas y aunque su vida privada no era de lo mejor, pudo dejar de lado y usarlo como motor para tener un torneo de ensueño: fue la figura del torneo, convirtiendo cinco goles y dando cuatro asistencias.
Como rey del fútbol mundial, dios pagano en Nápoles y la presión mediática, sumada a malas decisiones personales, lo llevaron a aumentar su consumo de drogas, iniciando el comienzo de su debacle.
Maradona afrontó el Mundial de Italia con su físico al límite por todo el desgaste hecho con su club. Sin embargo, el equipo argentino consiguió llegar a la final. En marzo de 1991 dio positivo en cocaína en un control antidopaje y fue suspendido por 15 meses. Fue así que volvió a Argentina para cumplir su sanción y una vez habilitado exigió su salida de Napoli y después recaló en Newell’s en septiembre de 1993. Maradona creó una gran expectativa en el público de la lepra, pero jugó apenas 5 partidos oficiales y decidió dejar el equipo por su mala relación con el flamante DT, Jorge Castelli. Mientras se encontraba sin club, la selección de Basile sufrió la recordada goleada ante Colombia que lo obligó a disputar el repechaje ante Australia para clasificarse al Mundial de 1994. El clamor de la gente y la presión de los medios hicieron que el Coco le solicite a Diego su vuelta a la Albiceleste. Una vez en la Copa y con un equipo que pintaba para llegar lejos, el plantel sufrió un duro golpe tras el partido con Nigeria. “Me cortaron las piernas”, expresó el Diez entre lágrimas confirmando el doping por efedrina. Tuvo una sanción de 15 meses. Pasó como DT por Mandiyú y Racing. Y en 1996, su vuelta a Boca. Con 36 años se retiro después de un superclásico con River en octubre de 1997.
Sin el fútbol en su vida, Diego mantuvo ocupado su tiempo con distintas actividades: viajes, publicidades, programas de TV, golf y hasta un coqueteo con una posible vuelta al deporte que finalmente no sucedió. Adicción a las drogas, paros cardiorrespiratorios y el divorcio con Claudio Villafañe fueron una bomba de tiempo.
Como DT de la Selección fue un fracaso en el Mundial de Sudáfrica.
Ya en la competencia desarrollada en el continente africano, Argentina se despidió en cuartos de final tras una dura goleada ante Alemania por 4-0. Grondona decidió no renovarle su contrato y Diego se despidió así de la Selección. Estaba alejado de la prensa y peleado con los periodistas. En 2011 firmó como DT del Al Wasl por dos años a cambio de 34 millones de dólares, pero no llegó a completar dicho período ya que fue despedido a mediados de 2012. Decidió quedarse en Dubai, donde fue nombrado embajador deportivo. Además, fue contratado por la cadena Telesur de Venezuela para el Mundial de Brasil. En 2017 volvió a ponerse el buzo de entrenador, esta vez del Al Fujairah, de la segunda división, club en el que peleó por el ascenso que finalmente no pudo concretar. Al mismo tiempo que fue nombrado presidente honorario del Dynamo Brest de Bielorrusia, Pelusa recibió la oferta de Dorados de Sinaloa. Un año en el ascenso y dos finales disputadas lo volvieron a poner en la órbita del deporte Latinoaméricano.
La gran noticia fue cuando Gimnasia de La Plata lo contrató para la Superliga y lo puso en carrera. 
Un grande.
 

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