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Sin prisa pero sin pausa, el papa Francisco avanza en su propuesta sobre la urgente necesidad de abrir un debate sobre la reformulación del sistema económico mundial. Su mensaje en el seminario sobre "Nueva formas de fraternidad solidaria", celebrado el 5 de febrero en la Santa Sede con la participación de personalidades de primer nivel del mundo económico y financiero internacional y organizado por el presidente de la Academia Nacional de Ciencias Sociales, presidida por el obispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, constituyó un nuevo hito significativo en esa prédica, cuya próxima manifestación pública será el mega evento sobre "La economía de Francisco", convocado personalmente por el Sumo Pontífice y que tendrá lugar a fines de marzo en la ciudad de Asís.
La trascendencia del encuentro quedó reflejada en su panel de clausura, donde junto a Sánchez Sorondo expusieron dos afamados premios Nobel de Economía, Joseph Stiglitz y Jeffrey Sachs, y la presidenta del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva. Esa combinación reveló que la intención del Vaticano no era limitar el encuentro al ámbito académico, sino introducir la discusión de este tema en los máximos organismos internacionales.
El éxito del intento papal quedó ratificado por la intervención en las deliberaciones del titular del Banco Mundial, David Malpass, del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno, del Banco Europeo de Inversiones, Werner Hoyer, y de la Organización Internacional del Trabajo, Guy Rider.
Presencia regional
El ostensible protagonismo latinoamericano en el simposio se evidenció en las exposiciones de varios ministros de Economía de la región, entre ellos el argentino Martín Guzmán (discípulo de Stiglitz), y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, un antiguo amigo de Sánchez Sorondo y actualmente postulado para la presidencia del BID, cuya disertación pretendió sintetizar el objetivo planteado por los organizadores del encuentro, cuyo programa de presentación subrayaba que "la solidaridad es uno de los tres pilares de la Doctrina Social de la Iglesia, junto con la subsidiariedad y el bien común".
Pero el seminario sirvió también para visibilizar la excepcional importancia asignada por la Santa Sede a los vínculos entablados con el Instituto para el Nuevo Pensamiento Económico (INET, por su sigla en inglés), presidido por el economista Robert Johnson, cuyo elenco directivo integran, entre otros, un numen de la heterodoxia económica como Stiglitz, conocido por su visión crítica de las recetas clásicas del FMI, y un pragmático como Sachs, quien asesoró a Gonzalo Sánchez de Lozada en Bolivia en 1985 y a Lech Walesa en la primera etapa de la Polonia poscomunista y llegó a recomendar la dolarización en la Argentina antes del estallido de la crisis de diciembre de 2001.
¿Nuevo pensamiento económico?
El INET es un centro de pensamiento fundado en Nueva York en octubre de 2009, en medio de las gigantescas turbulencias desencadenadas por la crisis internacional estallada en septiembre de 2008, por iniciativa del magnate húngaro-estadounidense George Soros (tal vez el mayor y más exitoso especulador mundial en el mercado de divisas), quien encomendó a Johnson la misión de crear un "think tank" consagrado al estudio de la reformulación del sistema financiero mundial. A tal fin, Soros donó 50 millones de dólares para financiar a la flamante institución durante sus primeros diez años.
Johnson, quien desde la década del 90 trabajó como asesor de Soros en sus operaciones financieras, inclusive en la más polémica de todas como fue el ataque especulativo contra la libra esterlina en 1992, recurrió a un elenco de economistas reconocidos internacionalmente, entre ellos Stiglitz y Sachs. Fue así que la junta asesora de la flamante institución quedó integrada también por una veintena de premios Nobel de Economía.
En enero de 2013, en el famoso cónclave de Davos, que congrega anualmente a la elite del sistema de poder global, el INET suscribió un acuerdo de trabajo conjunto con el Foro Económico Mundial. Lee Howard, director gerente del Foro, explicó que "el INET es un líder en ideas e investigaciones renovadoras, gracias a su compromiso con excelentes investigadores jóvenes, quienes representan el futuro en materia de economía".
Para fundamentar el lanzamiento de su iniciativa, Soros señaló: "Todo el edificio de los mercados financieros mundiales se ha erigido sobre la falsa premisa de que a los mercados se los puede dejar que funcionen solos. Debemos encontrar un nuevo paradigma y reconstruir desde cero. Decidí patrocinar el INET para facilitar el proceso". En esa dirección, preconizó "la necesidad de una nueva conferencia de Bretton Woods, como la que estableció la nueva estructura financiera post Segunda Guerra Mundial".
La actividad académica desplegada por el INET durante sus primeros años de vida, cuya intensidad se puede verificar en su página web, generó un punto de encuentro entre la institución y la prédica de Francisco, quien desde su asunción al pontificado en marzo de 2013, y especialmente a partir de la publicación de su encíclica “Laudato Si”, se erigió en un vehemente abanderado de la necesidad de una reformulación de la economía planetaria orientada hacia eliminación de la pobreza, la reducción de las desigualdades sociales y la preservación del medio ambiente.
Esa confluencia de inquietudes quedó formalizada en mayo pasado, en una audiencia en la que Francisco recibió a Johnson, Stiglitz y a su entonces casi ignoto compatriota Guzmán, con quienes acordó en la exigencia perentoria de buscar nuevos caminos para una “economía social”, un concepto que algunos intérpretes emparentaron, tal vez un poco apresuradamente, con la idea de la “economía social de mercado” implementada en Alemania por la democracia cristiana desde principios de la década del 60.
Al respecto, Francisco y sus visitantes coincidieron también en advertir sobre “los problemas de ciertas formas de economía de mercado que no ponen a los mercados al servicio de los pueblos sino a los pueblos al servicio de los mercados”. En aquella ocasión, se firmó un convenio de cooperación entre el INET y Scholas Ocurrentes, la red educativa global promovida por el Papa, cuyos máximos responsables, los argentinos José María del Corral y Enrique Palmeyro, participaron de la audiencia.
Existe un invisible hilo conductor que une a aquella audiencia papal con el seminario programado por Sánchez Sorondo y con la convocatoria al próximo cónclave de Asís sobre “la economía de Francisco”, al que acudirán más de dos mil economistas de todo el mundo. Ya desde su época de cardenal primado de la Argentina, Francisco recomendaba una estrategia que desarrolla sistemáticamente desde su pontificado: en las cuestiones de fondo, cuya resolución requieren necesariamente tiempos largos, lo importante, más allá de los resultados inmediatos, es “desatar procesos”.
En este caso específico, parece estar cerca de conseguirlo.