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¡­Que no cunda el pánico!

Jueves, 12 de marzo de 2020 00:00
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El director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, anunció ayer que el coronavirus es una pandemia. Casi al mismo tiempo, funcionarios y comunicadores del organismo y del Gobierno nacional, en una sala del Centro Cultural Kirchner, precisaban los alcances de esa definición ante unos 200 periodistas de todo el país: "pandemia" significa simplemente que el virus circula por varios países, ofrece riesgo de contagio y representa un problema de salud pública. Citaban una definición del propio Adhanom: "Es tiempo para los hechos, no para el miedo; para la ciencia, no para rumores; para la solidaridad, no para el estigma".

La OMS consignaba ayer 117.134 casos con 4.131 muertes por coronavirus. El 80% de los infectados se concentran en China, Corea del Sur, Italia e Irán, aunque en los primeros dos la expansión se ha frenado.

Para las autoridades nacionales y mundiales, a la pandemia se añade la "infodemia", es decir, la circulación de noticias falsas por redes y medios que agravan la posibilidad de contención.

El coronavirus se contagia por el contacto personal, las microgotas del estornudo y en superficies contaminadas. Los videos apocalípticos son contraproducentes; frenar la expansión del virus depende de la responsabilidad de cada persona y de la autoridad de los profesionales médicos.

En el CCK hablaron la secretaria de Acceso a la Salud de Nación, Carla Vizzotti; el médico infectólogo Gustavo Lopardo (expresidente de la Sociedad Argentina de Infectología); la consultora de la OMS y OPS, Tamara Mancero, y la responsable de Prensa y Comunicación Externa de la OPS/OMS en Argentina, Maricel Seeger.

No es el apocalipsis, pero es un problema mundial de salud pública que comienza a ser contenido por la gran capacidad de reacción que mostró China que, aunque es el país hasta ahora más castigado, ha logrado frenar el avance. Y aquí aparece la importancia de la comunicación institucional. El 1969, la OMS se ocupaba solo de prevenir la peste, el cólera y la fiebre amarilla. Hoy cuenta con el reglamento sanitario internacional y monitorea a cualquier epidemia y obliga a los países a mantener al día la información al respecto. Además solicita exámenes, simulacros y evaluaciones externas a todos los miembros.

Esa interacción permitió controlar al terrible ébola, al SARS o Síndrome de Respiración Aguda, la gripe A-H1N1 y los temidos virus como el dengue, el zika y el chikunguña.

"Las epidemias se controlan con el comportamiento responsable de la gente. El dengue requiere eliminar cacharros y usar repelente; el sarampión, vacunarse y el coronavirus, lavarse las manos con jabón durante un minuto varias veces al día, evitar el contacto con potenciales infectados o con personas con síntomas y llevarse el brazo a la cara al estornudar", recomendaron.

El coronavirus registra un 81% de casos leves, 14% severos y 5% graves. Los más vulnerables son los mayores de 70 años y las personas inmunodeprimidas. Por eso, las medidas preventivas que coordinen el Gobierno nacional, la OMS y las provincias, orientadas a frenar la expansión, deben ser acatadas y solo estarán en vigencia al detectarse la posibilidad cierta de contagio.

Se recomienda no viajar a los países con fuertes índices de infección y, quien ha vuelto de uno de ellos, cumplir responsablemente la cuarentena. "Hace falta entender que sobre el virus se conoce poco, porque es nuevo, y sobre su comportamiento futuro no se puede hacer conjeturas. Lo importante: preocuparse y ocuparse, pero no asustarse", aconsejó el doctor Lopardo.

 

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