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Los olvidos de nuestra democracia

Sabado, 07 de marzo de 2020 00:00
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La consigna: "Nada en demasía", debería ser norma para quienes incursionan en política, reflejarse en sus patrimonios y en sus estilos de vida.

Es necesario reflexionar sobre la salud de nuestra república y en la forma en que sus gobernantes ejercen el poder.

Una primera reflexión nos conduce a la idea de democracia, y otra mirada, a preguntarnos si estamos verdaderamente en un Estado democrático.

Atenas, cuna de arte, filosofía, literatura, ciencias, es esencial para comprender qué es la democracia. ¿Cuáles son los fundamentos que permitieron hace más de 2400 años consolidar un sistema de gobierno que la mayoría de las naciones del mundo considerarían el más viable, aún cuando ahora esté en discusión.

Moderación y austeridad

El orgullo ateniense se exaltaba a la vista de los templos de la Acrópolis y, también, sin duda, ante los pórticos y los edificios municipales del Ágora, un esplendor artístico legendario, pero hubiera parecido casi sacrílego construir para los hombres moradas demasiado ricas. El precepto délfico "nada en demasía" encontraba aquí, como en otras partes su aplicación. En la Atenas democrática e igualitaria, el lujo privado no tardaba en provocar escándalo.

He aquí las palabras con que Demóstenes meditó sobre algunos hombres políticos de su tiempo que embellecían sus casas gracias a una fortuna según él, era mal habida y compara: "Los hombres de Estado, otrora, se mostraban tan sencillos en su vida privada, que si hoy alguno de vosotros conoce la casa de Arístides o de Milcíades o de otros ilustres ciudadanos de ese tiempo, ve que no tiene mejor apariencia que la de su vecino".

La Atenas de Pericles

El ateniense Pericles (495 A.C. 429 A. C.) vive la edad de oro de Atenas. Un discurso del excelso orador, el famoso "Epitafion"; en el solemne funeral de los atenienses que murieron en una expedición militar; nos proporciona una noción clara de los ideales de Atenas por esa época. Sus palabras fueron recogidas por Tucídides como expresión de un pensamiento bien madurado, que conserva, entre las galas de la elocuencia, señales de profunda reflexión. En un párrafo expresa: "Somos adoradores de lo bello, y, sin embargo, sencillos en nuestros gustos, ... empleamos las riquezas, no en alardes de vana ostentación, sino donde son realmente necesarias".

La vida cotidiana del ciudadano ateniense estaba dominada por el cuidado que le prestaba a los asuntos de Estado. Es fundamento de la vida ciudadana la participación y el interés por los negocios de Atenas. Así Pericles en el "Epitafión" manifiesta: "Un ciudadano de Atenas no abandona los asuntos públicos para ocuparse sólo de su casa, y hasta aquellos de nosotros que tienen grandes negocios, están también al corriente de las cosas del gobierno. Miramos al que rehuye ocuparse en política, no como una persona indiferente, sino como un ciudadano peligroso, y si hay pocos entre nosotros que sean aptos para proponer, todos somos buenos para decidir en los negocios del Estado".

El hombre y la ciudad

La edad de oro de Atenas es la edad de la plena participación política, y la vida ciudadana gira en torno de Atenas. Este es el fundamento de la vida socio política. Si se evoca la vida cotidiana de nuestros contemporáneos en este siglo XXI, vemos que con frecuencia se pasa por alto el deber electoral, que solo se tiene oportunidad de ejercer de cuando en cuando, y en la indiferencia, ignorancia e irresponsabilidad cívica. Prevalece hoy una idea mesiánica de la política. El ateniense de la ciudad no sólo participaba en frecuentes asambleas, sino que es un verdadero hombre político de tiempo completo.

Mérito, igualdad y cultura

En su brillante oratoria, Pericles nos proporciona diversas ideas clave para la construcción de una democracia. El principio de igualdad ante la ley se fundamenta en estas palabras: "Si bien es cierto que formamos una democracia, por estar la administración en manos de muchos y no de unos cuantos, en cambio, nuestra ley establece igual justicia para todos".

Otro fundamento es la consideración del mérito en quien debe ejercer la función pública, y la ausencia de privilegios en el grupo gobernante: "Además, nuestro pueblo reconoce la superioridad del talento, y cuando un ciudadano se distingue de los demás por su carácter, el pueblo lo designa para los cargos públicos, no por derecho de clase, sino como una recompensa a su mérito. Ni la pobreza es un impedimento entre nosotros para desempeñar cargos públicos; todo ciudadano puede servir a la patria, por humilde que sea su nacimiento. No hay privilegios en nuestra vida política ni en nuestras relaciones privadas".

La libertad

Otro punto esencial en la vida democrática es el ejercicio de una auténtica libertad del individuo y la necesidad de un ejercicio real de la justicia.

Pericles expresa: "no recelamos unos de otros, ni nos ofendemos por lo que haga nuestro vecino, aunque no nos guste. Mientras vivimos así libres en nuestra vida privada, un espíritu de mutua reverencia prevalece en nuestros actos públicos, y el respeto a la autoridad y a las leyes nos impide obrar mal. Tenemos además en gran estima a los que han sido elegidos para proteger a los débiles y practicamos la ley moral que castiga al transgresor con un sentimiento de general reprobación".

La pérdida del horizonte

Así hablaba Pericles hace más de 2.400 años. Estos ideales fueron el fundamento para que se gobernara Atenas y se constituyera en la ciudad que hacía escuela en Grecia. Una expresión de una gran claridad de lo que implica la vida en un sistema democrático: todos los ciudadanos tienen los mismos derechos, no hay clases ni castas. La libertad y la justicia son iguales para todos; la ley impera, pero más aún el sentimiento del deber, y el culpable teme, más que la sentencia del juez, la condenación de sus conciudadanos. Pero la igualdad no es teórica, tiene su aplicación en la vida austera que lleva el funcionario, en la responsabilidad cívica de participación y en la toma de decisiones.

En nuestro tiempo la clase política apela reiteradamente al término “democracia”, expresión que en boca de estos sujetos queda; a ojos vista del estado de nuestra República; vacía de contenido.

Hay un definido divorcio entre los intereses de la comunidad y los que alienta la dirigencia. Es escandalosa la liberación de presos con causas lacerantes para un estado democrático; como así también; es insólita la demora de resolución de casos en Comodoro Py. Se ha consolidado la inseguridad y la violencia no decrece, aún cuando hay una multitud de funcionarios designados al efecto. La educación pasa por el peor momento, desde el establecimiento de las primeras escuelas coloniales, la educación que fue creciendo en forma continua, ahora se encuentra en su peor nivel de rendimiento. La cultura no es un bien que pueda gozar toda la población.

Las medidas de gobierno no apuntan a generar trabajo genuino, son elevados los porcentajes de trabajadores en negro y de desempleo. Es menester remontarnos en el tiempo y revalorizar las ideas que sembraron hombres reformadores como Clístenes y políticos de calidad como Pericles que forjaron un sistema político de calidad, que en nuestra tierra está escarnecido y degradado. 

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