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Carla Gallardo, adolescente de 16 años oriunda de Bermejo, Bolivia, llegó a la ciudad de Orán a mediados de marzo luego de haber sufrido un accidente automovilístico que le provocó politraumatismo y traumatismo raquimedular. Producto del impacto sufrió una fractura en su columna dorsal, lo que produjo que una vértebra se quebrara en múltiples partes, poniendo en riesgo la médula y perdiendo la capacidad de mover sus miembros inferiores, según la explicación de Rodolfo Esparza, médico especialista en neurocirugía.
El profesional estuvo al frente de esta operación histórica para el norte del país. "Antes ese tipo de cirugías no se podían realizar, ahora contamos con la tecnología necesaria", expresó el médico.
Pero algo inesperado sucedió. Carla volvió a Bermejo con un largo posoperatorio, curaciones y rehabilitación para que pudiera volver a caminar, pero la pandemia y la imposibilidad de cruzar la frontera hicieron que médico y paciente mantuvieran contacto a través de videoconferencia.
"Fue todo un desafío para mí. Nunca me pasó enseñar a una paciente a realizar las curaciones, contenerla", explicó Esparza, quien además manifestó que esperaba que no surgiera ninguna complicación. "Si bien ella asistía al hospital de Bermejo, el sistema de salud no es igual que acá en Orán, la conectividad por ahí no ayudaba a tener comunicación fluida".
Lo cierto es que Carla cumplió a rajatabla con todas las indicaciones del médico, lo que le permitió volver a caminar.
En diálogo con El Tribuno Carla dijo que se encuentra con más ánimo, "porque puedo caminar y ayudar en los quehaceres del hogar a mi mamá".
Para este año tiene planeado buscar un instituto o universidad para poder estudiar medicina, "ya que no podré ingresar a la escuela de sargentos".
La joven, muy emocionada, contó que espera por horas ver personalmente al médico y "agradecerle porque gracias a él y las personas que estuvieron colaborando en la cirugía yo aún sigo con la oportunidad de poder caminar".
Por su parte, Esparza exteriorizó que el día que la vea le diría que "no se quede con las ganas, que redoble la apuesta, que valore la oportunidad que le dio la vida y que no tenga miedo, porque las piernas le dan".
Mientras tanto, debido a la pandemia mundial solo mantienen comunicaciones telefónicas en las que el profesional supervisa la recuperación hasta el día en que ambos vuelvan a encontrarse en un abrazo pendiente para celebrar el milagro de la vida.
Altísima complejidad
Rodolfo Esparza (matricula 5392) es oriundo de Tucumán y realizó su especialización en neurocirugía en San Pablo, Brasil. Se radicó en Oran hace casi ocho años. Trabaja en el Sanatorio Sagrado Corazón y en el hospital San Vicente de Paúl como personal transitorio desde el 2015. "Antes una operación de ese tipo, de altísima complejidad, implicaba viajar afuera de la provincia y una complicación para la familia. La tecnología en neurocirugía cambió para bien. Ahora podemos dar respuestas con seguridad y precisión acá en Orán", finalizó.