Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
6 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Ante una nueva encrucijada

Domingo, 03 de enero de 2021 00:00
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La disparada en los casos de coronavirus pone al Gobierno ante una nueva encrucijada, en medio de incumplimientos de las medidas de distanciamiento y el hartazgo de grandes sectores preocupados por el regreso de una cuarentena.

En la Casa Rosada siempre se evaluó como hipótesis de conflicto un posible boicot generalizado a un eventual anuncio de regreso de las medidas de aislamiento. Por eso, la cuestión analizada en lo más alto del poder es la mejor estrategia para afrontar los números cada vez más preocupantes que indican un rebote de casos antes de lo previsto. La cuestión fue analizada en el encuentro del triunvirato Alberto Fernández, Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta.

Los tres tenían malas noticias sobre la mesa: los contagios se dispararon 70% en una semana en el AMBA y el panorama sería aún peor en el conurbano profundo. "Si vemos que la situación no afloja y el relajamiento sigue, vamos a ver de qué modo las fuerzas de seguridad empiezan a actuar", dijo el Presidente el último día del año. A las pocas horas, el relajamiento no solo siguió, si no que multitudes invadieron algunas plazas de la ciudad para realizar celebraciones donde sobró alcohol y faltaron tapabocas. La idea de que "a mí no me va a pasar" que anida en la cabeza de mucha gente conspira contra las políticas públicas y la sociedad en general. Frente a eso es poco lo que se puede hacer.

Pero el Gobierno a veces envía señales contradictorias, como cuando el Presidente se muestra en reuniones políticas sin respetar la distancia social ni el uso de barbijo. La vicepresidenta Cristina Kirchner utiliza una estrategia distinta: casi nunca usa tapaboca, pero todos a su alrededor, el jefe de Estado incluido, deben hacerlo. Son ejemplos negativos que bajan desde los niveles más altos de la dirigencia, y que no pasan desapercibidos para una población empobrecida por la crisis sanitaria y los problemas estructurales de la economía. El Gobierno aguardará los resultados de la primera semana de enero para ir definiendo cómo reaccionar tras diez meses de pandemia que dejaron a la Argentina entre los 12 países con más muertes y contagios por COVID en el mundo.

Fernández pidió a sus colaboradores no hablar de "toques de queda" y buscó instalar un nuevo término: "toque sanitario", basado en la estrategia impuesta por algunas provincias. Pero el Gobierno se enfrenta no solo a un grave problema sanitario, sino también económico y social.

El supuesto respiro que iba a proporcionar el verano era esperado para reanimar a algunos sectores que quedaron al borde del colapso, como hoteles, restaurantes y teatros.

La posibilidad de que los habituales lugares de veraneo pudieran levantar cabeza por ahora quedó en eso, una "posibilidad". En diciembre, Mar del Plata recibió apenas el 20% de los micros de larga distancia que llegaron en 2019.

Los hoteleros hablan de reservas apenas por encima del 40% y se esperanzan en que la cifra podría crecer en los próximos días. Para lo que resta de enero, promedian el 20%.

"Al menos, dejamos de perder", se consuelan algunos dueños de restaurantes que sacaron mesas a la calle.

Por ahora, le va mejor al sector de máquinas tragamonedas de los casinos, que funciona al 50% de capacidad.

Mientras tanto, afloran las fiestas clandestinas, como si se vivieran los tiempos de la ley seca.

Hacia fines de esta semana está pautada una nueva reunión entre el Presidente, Kicillof y Rodríguez Larreta. Allí podría haber alguna definición sobre posibles medidas.

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD