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5 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Difundir el hábito de leer, una aventura

Silvia comenzó con una biblioteca móvil por pueblos alejados. Hoy comparte su pasión en la biblioteca de Colonia Santa Rosa.
Domingo, 31 de enero de 2021 02:21
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Llevar la cultura a todos los rincones y comunidades siempre ha sido una misión complicada. No obstante, la idea de llevar parte de la biblioteca hasta el rincón más apartado conlleva una verdadera revolución. Pocos saben que los servicios móviles bibliotecarios tienen su historia y miles de matices, todos con la misión de llevar la lectura a todos lados.

Esta es la historia de Silvia Locascio ,oriunda de San Miguel de Tucumán, quien llegó hace 43 años a la Chacra Experimental de Colonia Santa Rosa, junto a su esposo, en busca de oportunidades laborales.

Allí no solo logró formar su familia, sino que el amor por la lectura y el arte la llevó a pensar en una biblioteca móvil que pudiera recorrer los lugares más alejados, llevando cuentos e historias infanto juveniles a la población, que en su mayoría no tenía acceso a la lectura.

Así fue que en el 2001 Silvia, licenciada en Arte, decidió unir fuerzas para lanzar una biblioteca móvil con el objetivo de fomentar la lectura en los niños. "Junté libros con ayuda de familiares y amigos, armé un estante, y todos los días salía en mi Renault 9 visitando escuelas rurales, parajes como La Misión y pueblos más alejados".

Silvia recorría 6 kilómetros para salir de la chacra donde vivía y emprendía el viaje que la llevaría a descubrir el asombro de grandes y niños no solo cuando compartía sus libros, sino cuando muchas veces la escuchaban leer con atención.

Todo esto no hubiese sido posible sin el apoyo de su esposo Ricardo y sus hijos Eugenia, Joaquín y Carmen. "Tanto fue el amor por la lectura con la que crecieron que Carmen también armó en Tucumán la biblioteca móvil Centella Tricibibliomovil".

Pasaron los años y Silvia se convirtió en una de las personas más solicitadas del pueblo por docentes y vecinos que a menudo le pedían algún libro de consulta. "En un momento llegue a tener más de 10 mil volúmenes", recordó.

Con el tiempo se sumó a la biblioteca municipal como voluntaria por la mañana y por la tarde salía con su baúl cargado de historias y cuentos.

La biblioteca municipal funcionaba en una pequeña oficina en el Centro Cultural de la localidad norteña. Tanto fue la demanda de los vecinos y la concurrencia que desde hace ochos años finalmente la biblioteca municipal Manuel J. Castilla está emplazada en el mismo edificio municipal.

Si bien hoy Silvia ya no recorre parajes con sus libros, sembró en cada vecino el amor por la lectura. "Me encanta ver que hoy aquellos pequeños que me escuchaban leer traen a sus hijos a la biblioteca", relató con orgullo y alegría.

Hoy, con 69 años, la licenciada en arte cautiva a grandes y chicos con sus relatos, contagiando las ganas de leer. "Pasa el tiempo y no dejo de saborear el asombro de los niños cada vez que entran al mundo mágico de la lectura", dijo.

La biblioteca Castilla es un lugar que tiene un caudal de información enorme.

 

 

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