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La vida dividida

Viernes, 19 de noviembre de 2021 00:00
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La vida dividida en tres etapas: educación, trabajo y jubilación, ha caducado por los avances tecnológicos, la globalización y las exigencias actuales del mundo del trabajo y la identidad personal en una sociedad cambiante.

En palabras de Mark Freedman, "las personas mayores son el único recurso natural que está creciendo en el mundo", y pueden ser un recurso fundamental y necesario.

Hay una nueva longevidad, se vive más tiempo y la forma de envejecer está cambiando. En la medida en que la gente envejece mejor desde el punto de vista biológico, tiene más salud y las tasas de mortalidad para cada edad disminuyen.

Desde hace más de un siglo, la esperanza de vida asociada a las mejores prácticas ha ido aumentando a la sorprendente tasa de dos a tres años cada década. Esto quiere decir que, por término medio, cada generación vive entre seis y nueve años más que la generación anterior.

El concepto de edad puede ser biológico (la edad de nuestro organismo), sociológico (cómo nos tratan los demás) y subjetivo (cuán viejos nos sentimos). Esas nociones diferentes de edad se plasman en nuestras expresiones cotidianas: "Hoy estoy notando los años", "qué joven está para su edad".

Cada uno envejece de manera personal, en función de sus experiencias, su entorno, sus circunstancias y su genética, esas diferencias van acumulándose a lo largo del tiempo.

La forma de envejecer no está escrita en nuestro destino. Influyen profundamente en ella nuestros actos y nuestras creencias; personas con ideas positivas sobre el envejecimiento viven, por término medio, 7,5 años más que los que tienen ideas negativas.

Ingeniería social

Para tener una vida más larga hay tres áreas que necesitan urgentemente de la ingeniería social: la financiación de las pensiones, la prestación de asistencia sanitaria y la igualdad de condiciones entre todas las generaciones que ahora conviven

Los jóvenes de hoy son los viejos de mañana, y cómo se comporten ahora influirá en cómo envejecerán en el futuro, aunque aproximadamente la cuarta parte de las variaciones de salud a edad avanzada tiene causas genéticas, el resto depende enormemente del efecto acumulado de los comportamientos y las desigualdades a través de la vida. Siempre aparecerá, no en todos los casos, una "zona roja", que es el período de la vida caracterizado por la fragilidad y la enfermedad.

A medida en que la población envejece las enfermedades no transmisibles adquieren cada vez más peso, por ello hay que convertir la sanidad en una forma de apoyar a la gente para que conserve su independencia, retrasar la aparición de comorbilidades y ayudar a gestionarlas y vivir con ellas cuando aparecen. En resumen, que lo prioritario sea el bienestar, más que la enfermedad. Hay tres aspectos centrales que los gobiernos deben tener en cuenta para fomentar resultados positivos: proporcionar una vía para la adquisición de aptitudes futuras, apoyar un envejecimiento saludable y crear una economía de la longevidad

La palabra "robot" apareció por primera vez en la obra de ciencia ficción de Karel Capek R.U.R., escrita en 1920. El origen está en la palabra checa robota, que significa trabajo forzoso, trabajo pesado. Como corresponde a esta definición original, los robots hacen muy bien tareas aburridas y repetitivas. En la actualidad hay más de dos millones de robots en funcionamiento en el mundo y la mayoría de ellos acompañan y cuidan a adultos mayores. Precisamente en Japón los robots son un método cada vez más aceptado para ayudar a cuidar a los ancianos vulnerables. Estas máquinas tienen sus propias "personalidades", se podría decir que son una especie de mascotas y poseen su propio sentido de identidad; más del 40% de las personas mayores de 65 años dicen que su principal compañía es la televisión y desean relacionarse con un robot inteligente.

A medida que la tecnología y la longevidad unen sus fuerzas se produce un enorme obstáculo educativo que afronta la sociedad, Las instituciones educativas van a tener que evolucionar, ofrecer cursos nuevos y ayudar a la gente que tiene ante sí estas dificultades. Los gobiernos también tendrán que intervenir más en la educación para que sea posible seguir formándose durante toda la vida.

Hay que reflexionar sobre el tipo de trabajos que hace la gente y sobre cómo estructurar el entorno laboral puede contribuir a que los trabajadores sean productivos durante más tiempo. Por ejemplo, en los trabajos de tipo cognitivo, la inteligencia cristalizada de los trabajadores de más edad puede ser una auténtica ventaja. Los empleados mayores son más productivos que los jóvenes, aunque los mayores son ligeramente más propensos a cometer errores, los jóvenes son más propensos a cometer errores graves. Da la impresión de que la experiencia y la inteligencia cristalizada de los mayores les ayuda a ser más conscientes de cómo abordar y solucionar los problemas. Se han obtenido resultados similares en el análisis del rendimiento de equipo, con datos procedentes de algunas empresas que revelan que tener a personas mayores trabajando aumenta la eficiencia y calidad de la producción.

Más de la mitad de los puestos de trabajo que no exigen formación profesional tienen al menos un 70% de posibilidades de desaparecer debido a la automatización, frente a solo el 15% de los puestos ocupados por graduados universitarios. Las políticas oficiales deben ayudar a los trabajadores a formarse y reciclarse para hacer frente a las transiciones tecnológicas. Así se anima a las empresas a orientar las inversiones en tecnología hacia el refuerzo de las destrezas humanas y no hacia su sustitución.

Los adultos mayores deben llenarse de autoestima y de antídotos químicos y emocionales y vivir fortalecidos y alegres como una castañuela.

 

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