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A pesar del calor, no existe Navidad sin pan dulce, tradición importada de Europa que arraigó en estas costas. El nombre original de este panificado es panettone y llegó a la Argentina de la mano de los inmigrantes milaneses. Existen diversas leyendas acerca de su origen; la más aceptada y romántica cuenta que, a fines del siglo XVI, el joven señor Ughetto Atellani de Futi se enamoró de la hija de un pastelero milanés.
Como la relación entre el noble y la plebeya no era bien vista por la familia Atellani, el joven se hizo pasar por aprendiz de pastelero bajo el seudónimo de Antonio (Toni), a fin de estar lo más cerca posible de su querida. Pero además de amor, Ughetto tenía talento, e inventó un pan azucarado, bien subido con frutas abrillantadas y aroma de cítricos. Tanto gustó a los milaneses que acudieron en masa a comprar el “pane di Toni”, y de allí su nombre.
Más allá de lo folclórico de la historia, está comprobado que, en el Milán del siglo XV, durante la época de Ludovico Sforza, “El Moro”, ya se comía algo similar al pan dulce actual, aunque el primer registro escrito sobre la materia data del siglo XVIII.
Esta es parte de la historia del origen en panettone, pero en su llegada a estas tierras, los gustos y combinaciones fueron modificándose. Buscando una receta, salteña, llegamos a la cocina de Sandra Pereyra. Desde hace varios años, Sandra se dedica a ofrecer catering completos para eventos, incluso antes de la pandemia estaba a cargo del comedor de un organismo nacional. Pero en 2020, la pandemia cambió su forma de trabajar. Comenzaron los talleres virtuales, que hace unos meses volvieron a ser presenciales. Encuentros para hacer masas artesanales, pizzas, variedad de empanadas, facturas, masas húmedas y secas y finalmente para fin de año llegaron los talleres del tradicional pernil, la torta salada, el arrollado de pollo y el pan de Navidad. Pero Sandra le puso a esta preparación su toque personal: unos gramos de quinoa. “Quiero que la gente aprenda a usar productos regionales y disfruten de los sabores de nuestra tierra”, expresó Sandra, antes de ponerse manos a la obra.