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Ken, el novio de Barbie, cumplió 60 años representando una nueva masculinidad

Pareja de la icónica rubia de plástico desde 1961, siempre contravino la imagen del hombre fuerte, protector y proveedor para posicionarse como el compañero que camina a la par. 
Sabado, 13 de marzo de 2021 17:58
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“No es bueno que Barbie esté sola, hagámosle la compañía indicada”, dijo Ruth Handler, madre de la emblemática Bárbara Millicent Roberts. Así salió al mercado Ken Carson el 11 de marzo de 1961, fruto de una “antropogénesis” invertida. La diosa crea a la mujer a su imagen y semejanza, y luego a su par masculino, aunque de ningún modo los manda a fructificar y multiplicarse...
El Ken primigenio llevaba un traje de baño rojo, unas sandalias marrones y una toalla amarilla al cuello, aunque, al igual que Barbie, coleccionaría con los años un nutrido vestidor y una variedad de versiones de sí mismo, con distintos tonos de piel y de pelo, diferentes contexturas físicas y al menos una centena de profesiones.
En la mitología de Mattel, Barbie y Ken se conocieron en un estudio de televisión cuando participaban en el rodaje de un comercial.
Pocos saben que antes de “convertirse” en la pareja de la industria del juguete más célebre del mundo, Ken y Bárbara -devenida luego en Barbie- eran los hijos de Ruth y Elliot Handler. Promediaban los 50 cuando al ver a sus niños en el cuarto de juegos a Ruth le surgió una sensación de incomodidad, aunque la epifanía que la acometió no era precisa. 
El desasosiego de Ruth sería definido en tiempos modernos como sexismo en los juguetes, pero a ella por entonces se le presentaba en líneas simples. Ken podía inspirarse a ser bombero, astronauta, vaquero, a partir de sus juguetes, mientras que a Bárbara le estaban destinadas figuras de cartón de una dimensión a las que debía adosar prendas de ropa con pestañas. La otra opción, mucho más común, alejaba a las chicas del universo de la moda y el diseño, y las circunscribía al ámbito doméstico. 

Imagen del grupo de Facebook Ken, no solo un accesorio. 
Así, los bebotes propiciaban las destrezas del cuidado y el servicio, como adoctrinando a las niñas para un rol: el de buena esposa y ama de casa que se consideraba la máxima aspiración de las mujeres en una sociedad estadounidense conservadora. Con la idea instalada como un micoorganismo patógeno, Ruth se fue de vacaciones a Alemania en familia. Allí se topó con Lilly, una figura para adultos de plástico y 27 centímetros, con curvas pronunciadas, sedoso pelo rubio y mirada desdeñosamente oblicua. Lilly protagonizaba unas historietas que aparecían en un periódico de tirada menor; pero Handler la alzó y volvió a su país de origen, convencida de que era el esbozo para el desarrollo de una nueva era... la de Barbie, que salió al mercado a partir del 9 de marzo de 1959. 
Por ello no resulta extraño que la masculinidad de Ken se corresponda con aquel eslogan imperecedero de que cada uno sea como quiere ser. 
Ambos muñecos favorecen la libertad propia: cada uno elige qué tipo de vida quiere llevar, cómo quiere mostrarse hacia los demás, qué aspiraciones y deseos tiene, cómo quiere enfocar su carrera profesional, si desea o no formar una familia... sin estereotipos que les señalicen el camino. 


Representación en la ficción

Sin embargo, hubo que esperar su representación en dos ficciones para que Ken, y la propia Barbie, claro, se mostraran como una contranarrativa para las nuevas infancias. 
En Toy Story 3 (2010), de Disney Pixar, el muñeco pertenece al clan de Lotso y se enamora de Barbie -y viceversa- a primera vista. Él le muestra a la rubia dorada una mansión que posee todas las comodidades y donde la invita a convivir con él. Pero cuando ella descubre que Ken está del lado del mal decide dejarlo. Luego lo “tortura” rompiéndole la ropa de su preciado guardarropas y lo obliga a reparar a Buzz para que deje su papel de guardián espacial. Así logra que la trama se dé vuelta en favor de los héroes. De todas maneras, el desenlace es feliz: Ken se vuelve bueno y termina viviendo con Barbie en Sunnyside.
Casualmente al coleccionista tucumano de muñecos de series y dibujos animados de los 80 Martín López (42) este muñeco le despertó la pasión por coleccionar Barbies. Él relató a El Tribuno que en una visita por una feria de Buenos Aires vio un Ken muy similar al de ToyStory y sintió que debía comprarlo.
“La primera noticia que tuve de la existencia de Ken fue a través de la película Barbie and the Rockers (1987). Aquí en Argentina el muñeco se fabricó y vendió como Kenny (por la compañía Top Toys); pero no recuerdo haber tenido nunca uno en mis manos. Aunque sí otros híbridos como Gi Joe, de plástico inflado, que venían con diversas ropitas”, recordó. 
Añadió que actualmente Ken representa al menos el 40% de su colección de fashion dolls. 
Puesto a analizar qué símbolo encarna expresó: “Representó originalmente la masculinidad juvenil americana de los 60, con el cabello muy corto, la ropa de mucho estilo y una modo de ser muy educado. Con el tiempo se convertiría en ese amigo divertido que todos quisiéramos tener, imagen que encontró su plenitud en Toy Story y Life in the dreamhouse, donde no teme mostrar un lado muy preocupado por su imagen y vestuario y, a la vez, muy sensible y de noble corazón”.

Life in the dreamhouse

La serie animada Life in the dreamhouse fue hecha por Arc Productions y distribuida por Mattel desde 2012 hasta la actualidad a través de la página oficial de Mattel y por su canal oficial en YouTube.
Allí lo retratan como el eterno novio de Barbie, que vive para servirla gracias a su “barbieinstinto”. También es fabricante de máquinas, pero siempre se equivoca. Incluso así Ken es optimista.
La coleccionista de Barbie salteña Jésica Rosales (33) justamente apuntó contra esta representación burlesca. 
“Lo que se ve en las últimas series es que Ken le cumple todos los deseos a Barbie, que está a disposición de ella en todo momento, lo cual no es muy de mi agrado”, sintetizó. Y los latiguillos del Ken animado por computadora “¡Cualquier cosa por ti, Barbie!” y “¡Todo va a estar bien!” la asisten en su argumentación. Jésica, tesista de la carrera de Trabajo Social, quiso destacar la mirada particular que se le dio al muñeco en una de las últimas líneas de colección: la BMR1959, de 2019. 
El concepto de esta serie es reproducir los estilos más actuales de moda callejera: ya sea con la mezcla de prendas de última moda con otras no actuales o con la reinvención de yuxtaposiciones, texturas y siluetas de los 90. Entre los seis muñecos hay uno -que lleva una chaqueta azul con el logotipo estampado sobre un mono verde neón y cuyo look se completa con unas zapatillas naranjas con plataforma, anteojos de sol con forma de ojos de gato y un atrevido colgante- al que se lo conoce popularmente como el Ken trans. 
Sin embargo, el pelo neón y su rostro maquillado no son para Jésica “condicionantes a”, sino simplemente un look atrevido. 
“Rompe todos los estereotipos que existen sobre el hombre, porque Mattel no lo lanzó como un Ken trans, sino que lo definió como un Ken común que lleva un outfit. Lo único que lo hace llamativo es el make up que lleva”, señaló.
Si quedan dudas acerca de que Ken es una alternativa al modelo hegemónico de masculinidad, porque desde su inicio incorporó la perspectiva de género, la que tiene la última palabra es Barbie, quien le ha cantado en Life...: “Eres más que un accesorio para mí/ Me encanta como podemos sentarnos/ Sin decir nada en absoluto./ Eres un amigo, puedo hablar contigo/ Muestras tus verdaderas emociones/ Oh, Ken, sabes que amo el camino” (de “Todas necesitan un Ken”). 

Unos datos muy curiosos

Muchas profesiones: Ken ha hecho de todo al igual que Barbie, quien tiene 135 profesiones. En Life in the dreamhouse, él sale a buscar empleo y concluye que su trabajo es ser novio de     Barbie 24/7.

Un tropezón: en 2006 Barbie dejó oficialmente a Ken por Blend, un chico rubio más joven que ella. Hubo tantas críticas a Mattel por esto que la compañía le cambió el nombre al muñeco por el de Ken.

No es caída: por eso el Ken actual es rubio y luce más joven que sus predecesores. A juzgar por sus facciones debiera tener entre 20 y 23 años de edad, aunque su existencia real en este mundo sea de 60 años.

50 dólares vale la reproducción del primer Ken, rubio y playero, que salió a la venta y que Mattel lanzó para festejar los 60 años del muñeco este 2021. También hay tres versiones playline. 

Éxito de ventas: cada año se venden unos 53 millones de Barbies en más de 150 países y en 2020, a pesar de ser un año pandémico, en Norteamérica las ventas totalizaron un bruto de 704,2 millones de dólares, un importante ascenso respecto a los 558,3 millones de 2019, según informa el portal Statista.

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