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El fin de semana se viralizó en las redes sociales un video que causó gran conmoción entre los vecinos de la comunidad rosarina, donde se observa a un hombre arrastrando a su perrita en el barrio Ramón Abdala.
Un grupo de proteccionistas que se hizo eco de la situación, apenadas por el sufrimiento del animal, lograron rescatarlo y posteriormente lo trasladaron para ponerlo a buen resguardo hasta tanto consigan un hogar con gente responsable y amorosa para que sea su morada definitiva.
En cuanto a la perrita rescatada, se supo que se encuentra estable, en recuperación y recibiendo todas las atenciones necesarias.
Conmocionadas por la situación, desde las diferentes entidades proteccionistas de la Ciudad Termal señalaron a El Tribuno el trabajo silencioso, sacrificado y hasta peligroso, a veces, al que deben exponerse al rescatar un animal en situación de vulnerabilidad por ser víctimas de crueldad y maltrato animal.
"Afortunadamente se pudo rescatar y salvar la vida del animal. Pero no es la primera ni la única vez en la que las entidades protectoras, que están compuestas en su mayoría por mujeres, debemos enfrentar situaciones de cara a la violencia", aseguraron.
A su vez, indicaron que según las estadísticas "en Rosario de la Frontera existe un índice alarmante de violencia hacia los animales, tanto perros, gatos, gallos de riña y caballos".
Ante el suceso, contaron que "pasamos un momento espantoso, nos agredieron verbalmente y tuvimos miedo, ya que él decía que la perra era suya y estaba muy agresivo. Pero la finalidad era rescatar a esa perrita y lo logramos". Cabe señalar que la perrita estaba recien castrada y convaleciente.
Violencia de género
Por otro lado, las proteccionistas contaron las veces que fueron víctimas de violencia de género al defender el derecho de los animales. "Como mujeres, en innumerable situaciones, cuando fuimos a rescatar o auxiliar a algún animal en situación de calle, o un animal que fue víctima de maltrato, hemos sido agredidas. Desgraciadamente en nuestra sociedad está naturalizada la violencia", señalaron.
"La mayoría de las veces son los propios vecinos los que advierten sobre un problema, se comunican con nosotras, pero nuestra ayuda se limita a guiar al vecino en cómo actuar ante una situación así", dijeron.
"Por ello, desde que existimos en la Ciudad Termal siempre pusimos en conocimiento de nuestras autoridades la necesidad de la intervención de los organismos competentes encargados de aplicar la ley penal 14.346 de los malos tratos y actos de crueldad hacia los animales y la ordenanza municipal 3659/15 de tenencia responsable", manifestaron.
Y recordaron que "una vez acudimos a rescatar a una perra encadenada, había parido y estaba desnutrida, al igual que sus crías. Al llegar al lugar el dueño nos amenazó con un arma y tuvimos mucho miedo. Intentamos que el hombre nos entregara a la perrita junto a sus crías para que la atendiera el veterinario, y no quiso, y encima nos contestó que la perra era de él, y que por lo tanto era dueño de hacer lo que quiera con el animal, se justificó y dijo que a las perras hembras las ahogaba".
Daño psicológico
Por tal motivo, insistieron en que "muchas veces nos exponemos arriesgando nuestra integridad física y hasta la vida misma. Por ello consideramos que esta problemática debe tomarse de manera seria. Nos exponemos también a los daños psicológicos. Es muy duro ver la manera en la que están muchos animales, hemos visto hasta animales que son abusados sexualmente por los propios dueños y no es fácil ver todo eso", alertaron.
También analizaron que "la violencia atraviesa a todas las especies, es transversal y no tiene límites. Una persona que es cruel con un animal, también lo es con las personas".
"No queremos un mérito ni un reconocimiento, pero sí pedimos ayuda a las autoridades policiales, judiciales y bromatológicas para que nos presten acompañamiento en una situación de rescate y denuncia".
Finalmente, las mujeres reconocieron: "Siempre somos las que mostramos mayor empatía ante los casos de violencia, por eso es que necesitamos visibilizar esta realidad. Es un trabajo voluntario muy sacrificado, en el cual no obtenemos rédito alguno, más que la satisfacción de darle una mejor vida a un animal desamparado", concluyeron.