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Economistas salteños coinciden en que la industria local hace un enorme esfuerzo para mantenerse produciendo y competir en situaciones, la mayoría de las veces, adversa.
Políticas que no se enfocaron debidamente hacia un desarrollo industrial, presión impositiva, distancia a los puertos y dificultades para hacer frente a los costos laborales aparecen como los problemas históricos del sector, a los que se suman hoy los coyunturales dados por un dólar que no tiene referencia, una inflación contenida artificialmente y medidas que desalientan la inversión.
En este marco, la incorporación de tecnología y la tecnificación de las empresas aparece como una de las claves para poder mantenerse vigentes y competir con las empresas de provincias mucho más industrializadas y preparadas para producir que Salta.
El economista y docente Eduardo Antonelli consideró que "las industrias tienen en el interior una característica respecto de las de Buenos Aires y Gran Buenos Aires que tiene que ver con que, a la fuerza, tienen que ser más eficientes, porque tienen que enfrentar la adversidad de la distancia a los puertos de Rosario y al Área Metropolitana, que es la de mayor consumo".
"Producir y vender implica costos de transporte y otros más frágiles que son los que tienen las provincias cuanto más lejos del puerto se encuentran", afirmó en diálogo con El Tribuno.
Para el economista, esa dinámica especial tiene que ver con que tienen que enfrentar un diseño laboral que pone la decisión de los salarios en Buenos Aires, con la concentración sindical en el centro del país, "lo cual no respeta sino, todo lo contrario, el federalismo. De esta manera, las industrias que pueden sobrevivir son "heroicas' porque sobrellevan esas condiciones adversas", dijo.
Pero, advirtió que eso no solo debe ser motivo de orgullo, sino de alerta, porque esas amenazas sistemáticas fragilizan las posibilidades de un desarrollo industrial, ya que son muchas las adversidades a enfrentar.
Mientras el comercio tiene sus propias áreas de desarrollo en los mismos lugares donde están instalados, las industrias en cambio tienen por lo general su mercado afuera. De esta manera, "la distancia a los puertos, la ausencia de una hidrovía, el proyecto trunco del puerto de Barranqueras, la salida al Pacífico que nunca llegó porque no existe el Tren a las Nubes que ha quedado reducido a un "Micro a las Nubes', la falta de vías, que están en un estado calamitoso como para darle una dinámica especial al transporte de cargas, hacen todo mucho más difícil".
"Como quien dice, nos toca bailar con la más fea", lamentó.
En este sentido, consideró que las perspectivas no son muy halagüeñas porque las situación está atada a decisiones económicas nacionales, como el acceso a créditos blandos con esquemas amigables y, esas políticas, que dependen de un esquema nacional, son distantes cuando no adversas.
Remarcó que, a nivel provincial, "sin dejar de valorar algunos esfuerzos que están pero son dispersos", no hay una política industrial definida que sea estratégica y que contemple hacer un esfuerzo conjunto con las provincias del Norte Grande", advirtió y dijo que con ese apoyo se podrían concretar el corredor bioceánico, la conexión con Chile no solo como destino turístico sino por el traslado, aprovechando las vías férreas de Salta hacia el Pacífico. "Sería necesario disponer de un tren de buena calidad que permita llegar de Salta a Antofagasta en un plazo razonable y con un nivel de confort que la tecnología lo podría facilitar", deslizó Antonelli.
Finalmente, consideró que "del lado provincial no hay estrategia para la industria y, del otro lado, hay una situación estructural que, si bien se puede valorar a las industrias que se pueden sostener, como la vitivinícola, hay que remarcar que también enfrentan dificultades".
Por su parte, y en la misma línea, el Dr. en Ciencias Económicas y Decano de la Facultad de Economía y Administración de la Ucasal, Juan Lucas Dapena, lo graficó con una analogía futbolera: "A la industria salteña le toca jugar en una cancha difícil pero, además, en un tiempo difícil".
"Siempre es difícil para el sector local porque nunca fue claro modelo de industria para el desarrollo en la región, pero sí hubo presión impositiva y costos laborales difíciles de enfrentar", señaló en diálogo con este diario.
Al profundizar su análisis, consideró que hoy, a estas dificultades, se suman un dólar atrasado, problemas para importar insumos y una competencia tremenda por las importaciones y, en este contexto, las industrias locales necesitan producir y vender; pero para ello es necesario incorporar tecnología y buscar y sumar nuevos mercados.
"Pero es importante para lograr los objetivos que se sume la ayuda del Gobierno de manera de poder concretarlo", explicó y agregó que "incorporar tecnología y recurso humano no es sencillo, menos aún en los tiempos actuales".
No obstante, destacó que hoy tenemos la suerte de tener dos países limítrofes que, por un lado, consumen casi todo lo que producimos, como Bolivia; y Chile, hacia donde se podría enviar la producción para que tenga salida al (océano) Pacífico.
"Yo soy optimista de que se pueden hacer cosas, pero solo si hay una articulación público privada", insistió Dapena.
La incorporación de tecnología en la industria debe ser permanente para abaratar costos. Pero hay que hacer una aclaración: "No es tecnología o mano de obra sino tecnología y mano de obra. Ambas deben combinarse para tener modelos productivos exitosos".
"Los procesos cambian y las empresas en el mundo se tecnifican cada vez más y las industrias no lo pueden dejar de hacer porque, si no, se quedan afuera", completó.
Otro punto favorable es la posición geográfica, que es estratégica en el NOA, y los recursos naturales con que cuenta la provincia. No obstante ello, tenemos como vecina a Tucumán que tiene una industria más desarrollada. Es necesaria la participación del Estado con fomento.
Además, el economista y docente universitario aclaró también que el concepto de industria es mucho más amplio que lo que se piensa: "No son solo pistones saliendo de un edificio con chimeneas y humo. Todo lo que demanda insumos, tiene un proceso productivo y un producto final es industria".
Respecto de la coyuntura para producir durante el resto del año, Dapena indicó que "lo que estamos viendo ahora son parches", y que esto seguirá así "hasta las elecciones".
"Tenemos una inflación que es el peor enemigo, que te desdibuja todo. Este proceso se va a mantener hasta fin de año y va a continuar", anticipó y dijo que tenemos "un dólar cuyo verdadero valor desconocemos porque está muy restringido. Lo poco que se sabe es que se tiene que devaluar el dólar oficial, pero no se sabe cómo va a impactar en el "blue'".
Para el economista no queda claro hacia dónde vamos, pero consideró que esa es la idea del Gobierno, porque no conviene que se sepa ya que estamos en medio de un proceso eleccionario. "No hay ni buenas ni malas noticias porque hay incertidumbre y no se sabe qué va a pasar después. Si ya tuviéramos una mala noticia, podríamos trabajar en las opciones para superarlas. Pero cuando pasa esto se desata un nerviosismo que lleva a tomar medidas que suelen ser más fuertes que lo que se necesitaba realmente", advirtió.
Finalmente, indicó que "no hay un plan o política inflacionaria para saber cómo se va a financiar el déficit, porque hay fuertes distorsiones en los precios relativos. Esto es que no se sabe cuánto valen las cosas".
"Cuando no hay inflación está todo claro, pero hay tantas restricciones que no sabés cuánto vale nada; sin embargo, sabemos que va a seguir habiendo inflación y que ocurrirá un acomodamiento del dólar oficial", concluyó Dapena.
Para cerrar, el director de la consultora de servicios financieros Finex, Álvaro Pérez, explicó que hoy las cuestiones del país se debaten "sector a sector".
"Hay que hacer doble click en cada uno para tener una visión más precisa década uno", dijo.
Pérez citó como ejemplo que la construcción hoy es un sector atractivo para el inversor porque el precio del metro cuadrado está bajo, pero que del otro lado hay una escasez importante de materiales: "Ya hay una piedra en el camino o valla, que es propia del sector", señaló.
Indicó que, en otro sector, como puede ser la manufactura, pasa lo mismo con los repuestos. "El problema son las importaciones y un problema de aprovisionamiento de materia prima, insumos y repuestos por el cierre de las importaciones", aseguró.
"El país no entiende que sin importaciones no hay avance tecnológico", agregó y consideró que, "también está la industria del agro, pero ahí golpean las retenciones".
En este punto, Pérez planteó que "la pregunta del millón es: ¿qué motivaciones tiene el inversor para invertir? ¿Argentina atrae o repele inversores? Hay problemas de aprovisionamiento en cualquier sector, impuestos a los patrimonios... Nadie invierte sin un contexto de certezas".
"Salta tiene una industria potente como ser la minería, energías solares y petróleo, pero el Gobierno anterior aprovechó el consenso fiscal para gravar a la industria", cuestionó y remarcó que "mientras todos los países bajan los impuestos para atraer inversores, Salta los aumentó".
Por otro lado, dijo que Salta no se mira como una ciudad industrial porque, de ser así, debería tener políticas que fomenten el desarrollo industrial. "Los que invierten deberían tener fomento para reinvertir, pero no hay".
"Hay algunos pocos que se arriesgan a invertir, pero casi como un capricho, porque no hay un fomento", indicó.
Para cerrar, analizó que "en cuanto a las expectativas en términos nacionales nada hace pensar que vaya a cambiar: no hay esperanza de baja de inflación, no se sabe cuánto va a valer la energía, cuánto serán las paritarias, o si se va a poder importar cosas para la industria.
El país tiene su sistema de precios relativos destruido", lamentó
"La incertidumbre reina en el país, por lo que las expectativas son complicadas", completó.