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7 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Acostumbrarse al fracaso para volver a comenzar de nuevo

El ímpetu que se sobrepone a las dificultades del camino.
Sabado, 22 de octubre de 2022 20:54
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Como ejemplo de un verdadero luchador, Maxi Sánchez demuestra día a día que, además de su talento innato para la informática y la preocupación por las condiciones sociales de su comunidad, es una persona con ideales que trabaja para superarse.

Tras "la fama" como él mismo llama al momento en que fue reconocido en todo el país, incluso por el propio presidente Alberto Fernández, quien lo recibió en Casa Rosada, llegaron las ofertas laborales, la ayuda del Estado, y por ende los compromisos como referente social de su comunidad.

Maxi está trabajando como asistente en la Ciudad Judicial de Tartagal. Su jornada comienza a las 7 de la mañana hasta las 14 en la franja laboral. Retorna a su casa en la comunidad Wichí, y a las 19 concurre al colegio donde está culminando sus estudios secundarios. El final de su jornada es a las 23 horas, cuando retorna a su casa para volver a comenzar al día siguiente.

En el día a día y con las nuevas responsabilidades, el desarrollo de la aplicación para los wichís quedó en un punto de estancamiento. "En el desarrollo ya están cargadas las palabras; lo único que necesito es que la máquina hable, pero el audio no traduce en forma correcta. Es un problema de fonética que es muy complicada para el idioma wichí. Se trabó el desarrollo, pero estoy trabajando en ello" sostuvo.

Pero el problema de la fonética no es el único que se le presentó en el camino. Como en todo proyecto, las dificultades aparecen cuando menos se las espera y es así que Maxi tuvo una que lo dejó al borde del abismo: todo el trabajo recopilativo sobre vocablos en las comunidades del Chaco salteño desapareció de la nube. Algo inexplicable.

"Resulta que había subido todos los avances de la aplicación a la nube. Yo trabajo con ese respaldo y al otro día, la mayoría de las carpetas estaban borradas. Intenté restaurar y no pude. Me entró la desesperación y me agarró un bajón. Perdí la mayoría de los archivos. No sé que pasó. A veces utilizo datos de mi celular y por ahí tengo datos insuficientes, aunque no descarto que me hayan hackeado. Me tuve que reorganizar y armar de nuevo. Mi mirada es que nada es imposible; solo hay que intentar una vez más. Ese día me decaí, pero dije: ya veo cómo puedo salir adelante. Antes tuve más problemas, pero lo mismo seguí desarrollando. La intención es terminar porque ese es el objetivo, aunque trabaje y tenga otras responsabilidades. Corregí errores y hasta que llegue el punto, no voy a parar".

Tras el percance, Maxi replantea plazos, pero no abandona los objetivos, aunque quiere avanzar con firmeza para evitar errores posteriores en el desarrollo.

"Hice trabajos apresurados y salieron muy mal. Otros, con tiempo y calma, los hice muy bien. Hay mucha gente que me pregunta y yo no puedo dejar de sentir presión, pero quiero tomarme mi tiempo para hacer bien las cosas, encontrar defectos y errores y solucionarlos. No quiero que reporten que la función está mal; quiero evitar eso" dijo.

El doble esfuerzo de un joven idealista y comprometido

Sin dudas existe una mirada social en la visión de Maxi con un alto componente de idealismo: mejorar las condiciones de vida de su comunidad y posibilitar el desarrollo social de sus integrantes.

La pregunta es si toda esta historia termina por posicionar a Maxi como un innovador autodidacta. Seguramente el tiempo lo dirá. Pero de ser así, está claro que una de las claves de su trabajo y en definitiva el objetivo que persigue, es la aproximación a las necesidades de su comunidad, sin perder la visión social del entorno.

Esta visión deja a Maxi en un escenario solitario donde debe enfrentar múltiples problemas que van más allá de las cuestiones técnicas.

Esta historia que surgió con la visita de El Tribuno a la casa de Maxi Sánchez, en General Enrique Mosconi, cierra con una anécdota estremecedora: mientras el equipo se despedía, Maxi quedó organizando archivos en su equipo tras retornar de su trabajo y dialogar con este medio. A pocos metros del lugar, un grupo de jóvenes de su misma edad y posiblemente de su misma etnia, bajo evidentes efectos de sustancias, imploraba por "una ayuda económica para comer".

El esfuerzo y la dedicación del joven wichí, frente a un contraste absurdo de tragedia y perdición en miembros de su propia comunidad. Ese es el monstruo de siete cabezas que Maxi quiere destruir.

Herramienta para toda la gente

"También he pensado en otras maneras distintas de la aplicación porque hay quienes no saben leer y no saben español y algunos no tienen celular. Pero se trata de tecnología y de poder ayudar a la gente. Después del teléfono pasaría a la PC y de ahí con una campaña para que funciones en las oficinas públicas, bancos y hospitales y facilitar  la comunicación de toda las comunidades, pero también de los empleados que trabajan ahí. Se abre el camino".

Solidaridad en las jornadas

Ezequiel Escobar durante su ponencia en "Hablemos de lo que viene"

Más allá de las dificultades, Maxi plantea soluciones y visualiza migrar su aplicación de celular a una plataforma de PC para que esa herramienta esté presente en las oficinas de bancos, escuelas, hospitales, el Pami, Anses, la Policía o las municipalidades para facilitar la comunicación de todas las comunidades wichí del norte de la provincia.

En las jornadas de "Hablemos de lo que viene", esta dificultad técnica que impide que Maxi complete su desarrollo, fue seguida con mucha atención por Ezequiel Escobar, el fundador uSound, la plataforma auditiva de ayuda para personas hipoacúsicas. Inmediatamente la solidaridad salió a la luz. Escobar adelantó que trabajan con una librería y herramientas de audio que podrían servirle a Maxi para terminar y ampliar su trabajo.

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