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Innovar no es hacer magia y aunque puede haber ciertas personas "iluminadas", sin trabajo ni redes de apoyo no se llega a buen puerto. Como lo planteó el título de esta edición del ciclo multiplataforma de El Tribuno, "Hablemos de lo que viene", la innovación va de la mano del "aprendizaje y la experiencia". Y en todos los casos, el rumbo debe bien estar marcado por el propósito del proyecto. El anclaje es ¿para qué hay que innovar?. Con esa claridad, hay un norte que moviliza y entusiasma.
Un desarrollo tecnológico, un software o una startup se empieza a delinear con una idea, pero recién nace cuando se transita ese camino zigzagueante, con errores, aciertos, dudas, replanteos, pero sobre todo cuando esa convicción se materializa en acciones.
En síntesis, entonces, esta revolución es netamente humana. Los emprendedores que participaron el viernes de las conferencias y del panel en el salón del Jockey Club hicieron notar ese concepto y hasta le asignaron un rango de valor en sus proyectos. Consideraron, además, esencial los modelos de incubadoras, la apertura de las universidades, el apoyo estratégico del Estado y la proliferación de networking y otros espacios en donde debatir y compartir esos procesos.
Justamente, al entender las demandas actuales, El Tribuno pone el foco más allá de la coyuntura y propone en este ciclo escuchar a los protagonistas salteños, de la región y de otras partes del país. Algunos de ellos, por cierto, lograron un reconocimiento y pudieron romper los parámetros de la territorialidad y se posicionaron en el mundo.
Verónica Silva, creó la plataforma "Aprenddo", concebida para conectar docentes particulares con alumnos. La joven fue distinguida en 2020 por la prestigiosa revista MIT Technology Review entre los 35 jóvenes más emprendedores de América Latina. Pero como ella misma se encargó de dejar en claro: no todo es éxito, al contrario.
La falta de recursos, a veces la desmotivación, y el escaso financiamiento fueron algunos de los obstáculos que debió afrontar durante tres años. Como consejo dijo que hay que aferrarse a la confianza y determinar una necesidad concreta para encontrar una solución.
El tilcareño Ezequiel Escobar empezó a madurar esa capacidad transformadora desde era un estudiante de informática. Con el tiempo fundó "uSound" y con tres compañeros desarrollaron una aplicación para teléfonos inteligentes para personas con dificultades auditivas.
El objetivo, de claro impacto en la comunidad, tuvo alcances imaginados para el equipo jujeño. De trabajar en un garaje pasaron a ser seleccionados en una competencia en Rusia. Escobar es consciente que esos logros deben inspirar a otros norteños. En estos casos se visibiliza el rol social que tienen los emprendedores con sus innovaciones y desarrollos científicos. El conocimiento sino es compartido, se esfuma en claustros o buenas intenciones. Y la ciencia, como lo remarcó Antonieta Rodríguez, cofundadora de la startup "Food 4 You", es el principal motor del desarrollo económico.
La joven, que trabaja en biotecnología para el desarrollo de alimentos, formó parte del panel de la reinvención de las industrias junto a Francisco Valdez, cofundador Silentium Apps, y Baltazar Sánchez, Ceo de Ergy. Rodríguez y su equipo desarrollan software que les permite trabajar con bacterias y buscan que el producto final alimenticio sea agradable al consumidor.
El eje antropocéntrico también cruzó el debate sobre el presente de la tecnología. Pero esta claro que la discusión es más que filosófica o sociológica; es necesario que el Estado establezca políticas y garantice infraestructura para la innovación, es decir para el desarrollo humano. Sin cambio de visión, solo habrá innovaciones aisladas y una sociedad condenada al subdesarrollo.
"La tecnología cambia al mundo desde hace muchas décadas, pero ahora lo va a cambiar más rápido porque nuestro conocimiento ha aumentado mucho y se acumuló", acentuó Francisco Valdez. Su compañía es parte de una industria transversal a todas las otras, ya que brinda soluciones a través del desarrollo de sistemas, con la aplicación de tecnología. E insistió en que el ser humano "es necesario para la programación de esta tecnología".
La visión de la infraestructura la aportó Baltazar Sánchez. Su compañía Ergy, en el Chaco paraguayo, logró extraer agua a 200 metros de profundidad utilizando energía proveniente de paneles solares, lo cual permite regar hasta 200 metros a la redonda y generar granos y pasturas para la ganadería.
Sánchez, así dio cátedra de innovación aplicada a la producción, y alentó al desarrollo de energías sustentables en la Puna y en el norte.
Justamente en el norte salteño, el adolescente Maxi Sánchez es un ejemplo de motivación y progreso. En una comunidad wichi de Mosconi, busca esa transformación colectiva. Trabaja en una aplicación de celular para traducir wichi al español. Tiene un contexto alarmante: allí no solo abundan las carencias sino también observa con preocupación como niños y niñas caen a diario en el consumo de drogas y alcohol.
En este proceso, la educación cobra relevancia. El desarrollo social debe enfocarse en la capacitación permanente de los sectores con menos ingresos, que pueden quedar excluidos del sistema si no alcanzan conocimientos sólidos en ciencias exactas y biológicas, y en tecnología. Y las empresas, por su parte, deben profundizar su rol de formadores permanentes.
En tiempos en el que la inteligencia artificial, la big data, la economía del conocimiento y la robótica avanzan en distintas actividades, es imperioso un cambio enfoque, y entender a la innovación no como una cuestión lejana sino el camino para un desarrollo amplio, transformador y movilizador.