¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
7 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Los cabellos y la muerte de Mahsa Amini

Domingo, 23 de octubre de 2022 01:51
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

"Ninguna persona es una isla". Esta frase, hermosa, es usada hasta el cansancio de maneras muy torpes. Típico de una modernidad que no sabe ni quiere saber; que no busca continentes -solo contenidos digeribles de manera rápida y que no hagan pensar-; y que no interpreta. Que se queda en la superficie y en la intrascendencia de lo inmediato; en la frontera de la inmediatez.

Por desgracia, la frase -mutilada- trasvasó la cultura pop y hoy aparece en remeras, agendas, películas y libros, como podría aparecer un gato, un unicornio o uno mismo en una galería de espejos que se reflejan a sí mismo ad-infinitum. La frase vive amputada de su significado original y profundo. Diluida. "Ninguna persona es una isla". Como si no hubiera nada más ni antes ni después, cuando esas cinco palabras son apenas una parte de un poema mucho más bello y con mucho más significado.

La historia de John Donne, poeta metafísico inglés que vivió entre los años 1572 y 1631, es interesante. Su mujer, Anne, le dio doce hijos en dieciséis años. Tres de ellos murieron antes de cumplir los diez años. Ella misma murió al dar a luz a su doceavo hijo; quien nació muerto. Después de que falleciera su hija favorita y que él mismo se encontrara al borde de la muerte tras un ataque de lo que se presume fue tifus, escribió en 1624, las famosas -título mal traducido- "Meditaciones en tiempo de crisis". La frase, extraída de la meditación XVII, es parte de una reflexión filosófica sobre el sentido de la muerte y que comienza así: "Ahora mismo, esa campana que tañe suave por otro me interpela y me dice: tú también debes morir".

"Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la masa. Si el mar se lleva un terrón, toda Europa queda disminuida, tanto como si fuera un promontorio, o la casa señorial de uno de tus amigos, o la tuya propia". Cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la masa. Si el mar se lleva un terrón….

Mahsa Amini es una parte de nosotros. Una mujer de 22 años que murió a golpes a manos de la "Policía de la Moral" por "no usar correctamente el velo"; tres días después de su arresto; luego de haber estado en coma por los golpes. ¿Qué sumatoria de aberraciones sin igual se amontonan en esta frase? ¿Desde cuándo puede existir algo tan perverso que se denomine "la Policía de la Moral"? ¿Cómo una aberración semejante puede matar a una mujer a golpes? ¿Cómo puede estar justificado el matarla por no cubrirse la cabeza; por "no usar correctamente el velo"? ¿Por qué es obligatorio usar una yihab que tape la cara, la cabeza y el cuerpo de una mujer? ¿Cómo se puede matar por eso? ¿Cómo se puede matar?

¿Por qué unos asesinos psicópatas pueden escudarse en una falsa interpretación de un texto religioso y matar en nombre de la moral? ¿Cómo es que unos asesinos brutos e ignorantes pueden imponer las costumbres, la conducta, la moral; y matar por ello? ¿Cómo se puede imponer a fuerza de balas y latigazos una forma tan extrema de pensar y de actuar? ¿Cualquier forma de pensar o de actuar?

Porque, no nos confundamos, no se trata de una religión ni son un grupo que ejerce "el derecho a la libertad de culto". El islam es paz. El islam es contención. El islam es amor. No hay en todo el Libro Sagrado del Corán ni un solo llamado a la violencia, al asesinato; a la barbarie. Solo existen interpretaciones desviadas del texto por parte de psicópatas y asesinos. Es como si, porque el Antiguo Testamento dice "ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie"; armáramos "la Policía de los Ojos y Dientes", y saliéramos con la ley del Talión en la mano a cortar manos y pies; a arrancar dientes y a expurgar ojos de sus órbitas. A reimponer el Código de Hammurabi; volviendo al siglo XVI a.C. No sería una correcta interpretación de las Escrituras. Solo una forma de usarlas para canalizar una vocación asesina y una psicopatía sin par.

Esto es lo que pasa hoy, en pleno siglo XXI, en Irán. Ese lugar donde la "Policía de la Moral" le quitó la vida a Mahsa por "usar mal su yihab". La mató a golpes. La dejó en coma. La asesinó.

Pero ojalá el caso de Mahsa Amini fuera un caso aislado. No lo es. Hay infinitas Mahsa Aminis. Más de las que podemos contar. En la República Islámica de Irán hechos de tanta brutalidad, barbarie, ignorancia y crueldad son cosa corriente. Cosa de todos los días.

Poco tiempo atrás, Mona Heidari, una pequeña gran mujer de tan solo 17 años fue decapitada por su marido. Es fácil encontrar en las redes las imágenes -atroces-, en las que se muestra al asesino sonriendo mientras sostiene en una mano la cabeza de su pequeña esposa y en la otra el enorme cuchillo con el que la decapitó.

Estas son las cosas que ocurren en la República Islámica de Irán. Un país por el que nuestro gobierno no disimula su simpatía. Todavía está pendiente de aclarar el asesinato del Fiscal de la Nación el día antes a que hiciera pública su denuncia por el llamado "Pacto con Irán".

Todavía no se conoce casi ningún detalle sobre el avión venezolano-iraní secuestrado en Ezeiza con cuadros revolucionarios iraníes entre su personal a bordo. Si sabemos, en cambio, que se permitió la salida del país de la tripulación y que se dejó sin efecto la medida cautelar que pesaba sobre la aeronave.

"La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad". ¿Lo entiende la exministro de la Mujer, Elizabeth Gómez Alcorta? ¿Acaso se cortó el cabello -nimio gesto que llevan adelante casi todas las mujeres públicas del mundo- en señal de repudio a lo sucedido con Mahsa Amini? ¿O, inmutable, solo siguió adelante viviendo de un ministerio que ella misma se encargó de vaciar de contenido? ¿O siguió solo ocupándose de la defensa legal de una delincuente probada como Milagros Sala, líder de la Organización Tupac Amarú? ¿O persistió, inconmovible, en la defensa de Facundo Jones Huala, el líder de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM); prófugo de la Justicia chilena y promotor de toda la demencia secesionista en el sur patagónico? Quizás me equivoque, pero no recuerdo que haya hecho la menor alusión al tema ni que haya hecho el menor gesto de estar al tanto de la barbarie que la temible y asquerosa "Policía de la Moral" le hizo a una mujer.

La nueva ministro, ¿se cortará el pelo en gesto de solidaridad o seguirá adelante ignorando el tema solo preocupada por mostrar su alineamiento con un gobierno que no disimula su apego por la siniestra teocracia fundamentalista que parece copiada de la República de Gilead? Estas dos mujeres, ¿seguirán denunciando las "graves violaciones a los derechos humanos de las mujeres detenidas" de Villa Mascardi y callando ante la violación de los derechos humanos en Irán? ¿O en China? Argentina no suscribió la condena a ese país hecha en la Naciones Unidas por las violaciones de los derechos humanos hacia las minorías uigures por parte del Gobierno chino. ¿Seguirán en silencio ante las violaciones en Cuba; Nicaragua; o Venezuela? Porque Argentina tampoco suscribió la condena por las violaciones de los derechos humanos en Venezuela. Qué curioso que las violaciones a los derechos humanos sean facciosas cuando los Derechos Humanos son, por definición, un derecho universal.

Quizás de lo que se trate sea de tener la grandeza de Albert Camus, quien, aun comunista, no tuvo reparo alguno en denunciar la brutalidad de los métodos totalitarios y siniestros de Stalin sin caer en la superchería ni en el maniqueísmo perverso de Sartre y de Simone de Beauvoir; quienes argumentaron que exponer las debilidades de la izquierda ayudaba a fortalecer a la derecha. Enanos morales a pesar de las cumbres intelectuales que alcanzaron. El humanismo es humanismo; no admite una ideología. Un asesinato de izquierda es un asesinato. Tanto como lo es uno efectuado por la derecha. La muerte no tiene ideología. Los asesinos sí.

No existe una violación de los derechos humanos que sea menos mala, perversa o menos dañina por ser hecha a manos de un gobierno de izquierda; de un gobierno nacional y popular; de una dictadura afín; o de un aliado. Sigue siendo una violación y un avasallamiento a los derechos de las personas.

En todo caso, estas violaciones y todas las aberraciones que llevan adelante estos bárbaros en nombre de una idea, deberían hacer necesaria una revisión de las afinidades; de las simpatías o de las alianzas económicas, ideológicas o de cualquier tipo. El fin no justifica los medios y el mal es mal siempre, sin importar quién lo lleve adelante ni en nombre de qué causa se pretenda imponer. No es admisible el silencio ante la barbarie. O ante la brutalidad. Ni ante los bárbaros; ni ante los brutos. Menos ante los asesinos. ¿Será, acaso, demasiado pedir a nuestros funcionarios una muestra de humanidad y de altura moral, ya que no hay chance alguna que puedan alcanzar ninguna cumbre intelectual ante la cual refugiarse como la tuvieron, al menos, Sartre y Beauvoir?

"Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la masa. Si el mar se lleva un terrón, toda Europa queda disminuida, tanto como si fuera un promontorio, o la casa señorial de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; y, por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti".

Cuando murió Mona Heidari murió una parte de nosotros. Cuando murió Mahsa Amini también. ¿Cuántas más Monas y Mahsas deberán morir para que lo entendamos y lo vivenciemos así? ¿Cuántas más Monas y Mahsas deberán morir para que el gobierno entienda que no podemos tener nada que ver con esos monstruos sin moral?

"Cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la masa. Si el mar se lleva un terrón…" Masha es un terrón de humanidad a la que arrancaron la vida de manera brutal. A Mona también. ¿Por quién doblan las campanas? No solo por ellas tañen las campanas; también lo hacen por vos; por mí; por nosotros. Por toda nuestra silente sociedad.

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD