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Hace treinta años, los programadores estaban estereotipados como personajes con gafas, peinados con mucha gomina y camisas prendidas hasta el último botón del cuello que pasaban horas encerrados con la computadora y estudiaban todo el tiempo.
Hoy, al igual que muchos otros, ese preconcepto quedó de lado y se revirtió hasta tal punto que ser programador hoy ya no solo no es sinónimo de ser nerd, sino que incluso es bastante "cool".
Francisco Valdez, cofundador de Silentium Apps, fue uno de los animadores del panel de cierre del ciclo "Hablemos de lo que viene – Innovación", espacio organizado por El Tribuno en el que anticipó que los programadores serán los obreros digitales del futuro, y que ese momento no es lejano, sino que está a la vuelta de la esquina.
Silentium Apps es una empresa salteña de desarrollo de softwares para encontrar soluciones a los problemas que se presentan a las empresas. "Solucionamos problemas usando la tecnología, nuestro lema es acercar personas a la tecnología", indicó Francisco durante la charla e indicó que "lo hacemos desde nuestros procesos internos de recursos humanos y vamos más allá de hacer un software, sino que buscamos transformarnos en "partners" (compañeros) tecnológicos de nuestros clientes en la búsqueda de las soluciones que necesitan".
Soluciones
"Partimos de una misión muy clara y sencilla que es acercar las personas a la tecnología y esto se da en todos los aspectos. Desde el aspecto del recurso humano que trabajan las empresas; del aspecto de cómo nos manejamos con los clientes, y hoy nos consideramos un puente tecnológico entre las organizaciones y sus clientes o sus procesos", explicó.
Valdez indicó que en su empresa "ofrecemos soluciones que se materializan en aplicaciones móviles, en páginas web, en videojuegos, en soluciones de ciencias de datos, de realidad virtual, de realidad aumentada".
"Buscamos siempre ser el aliado tecnológico de las empresas que vienen con un problema claro o por ahí vienen con un problema indefinido. Nos enfocamos en tratar primero de entender el problema para después trabajar juntos en una solución, con un enfoque tecnológico", destacó.
Valdez detalló que su compañía es parte de una industria transversal a todas las otras. "La tecnología cambia al mundo desde hace muchas décadas, pero ahora lo va a cambiar más rápido porque nuestro conocimiento ha aumentado mucho y se acumuló".
"Hay muchos puntos de dolor que la tecnología ha venido a cambiar y, de esta manera, cambiará procesos, paradigmas, etcétera", señaló.
Anticipó además que "si bien la robótica está y nos ayudará a mejorar procesos, el ser humano es necesario para la programación de esta tecnología"
"El programador es un bien escaso, antes nos veían como ratas de laboratorio pero hoy incluso hoy está bien visto ser programador y el día de mañana vamos a ser los obreros digitales", aseguró y concluyó: "Hoy, a diferencia de lo que ocurría hace 30 años, hay abundancia de conocimiento que está al alcance de todos".
Amor a primera vista
Valdez contó que "desde muy chico me interesa la programación. La primera computadora que tuve fue amor a primera vista: descubrí que podía hacer muchas cosas, podía darle órdenes y la compu hacía lo que pedía, después componía lo que le pedía y generaba algoritmos".
"Fue una historia de amor con los códigos: me gustaba que podía crear sin ensuciarme, sin lastimarme. Podía hacer grandes cosas", completó.
Recordó que "me volví un creativo dentro de esa cajita blanca que era en ese momento la computadora y empecé a vislumbrar cosas más allá de mi realidad, que es adonde nos lleva la tecnología: estás globalizado desde el día que empezaste".
Luego, Francisco se marchó a estudiar Ingeniería en Sistemas en Tucumán, donde conectó con Santiago, que se convirtió en su socio para emprender, "siempre con este amor fuerte por la programación. Siempre fui el que le gustaba hacer cosas nuevas, el que hacía una plataforma en la universidad para que todos veamos cómo nos iba jugando al fútbol. Estaba siempre tratando de crear algo", completó.
Una apuesta hacia el cumplimiento de los desafíos trazados
El fundador y CEO de Silentium Apps, Francisco Valdez, hizo un repaso de los orígenes de la empresa y contó que "cuando estábamos terminando la universidad nos fuimos a Buenos Aires porque ya nos vislumbrábamos como generadores, creadores y parte del movimiento que iba a cambiar el mundo".
"Desde chicos teníamos ese chip y nos fuimos a Buenos Aires para infiltrarnos en empresas y entender cómo funcionaban y así fue como cofundamos la primera empresa, que estaba radicada en Australia, y empezamos un largo camino de aprendizaje, con tropiezos e incluso fracasos", recordó.
Luego, en 2007, "fuimos pioneros en trabajar en remoto y vimos que teníamos el potencial para traer lo que hacíamos a Salta y despegar como emprendedores en nuestro lugar, donde sabíamos que hay talentos y queríamos poder desplegarlos, desde acá pero con una mirada global".
El CEO de Silentium Apps destacó la importancia que para ellos tiene estar radicados en Salta con su empresa. "Uno siempre tiene arraigo al lugar donde nació y creció porque están los amigos, la familia y los afectos, y uno quiere compartir lo que hace", dijo.
"Salta nos dio la posibilidad de demostrar que se podía desarrollar nuestra idea acá, era una oportunidad, esa que busca permanentemente un innovador", manifestó el programador.
Francisco contó además que, ante el desarrollo de la empresa "hoy ya un poco me separé del rol de programador y empecé asumir el del liderazgo que requiere nuestro proyecto para el crecimiento al que apuntamos".
Hoy, Francisco lidera un equipo de 120 personas, de las que la mayoría está en Salta, pero también cuentan con gente en las provincias de Jujuy, Tucumán, Mendoza, Buenos Aires y Santa Fe. Y destacó que "hace poco incorporamos uno en Asunción (Paraguay)".