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El polémico planteo de The Washington Post: por qué no hay negros en la Selección Argentina

Según el artículo que publicó una escritora del prestigioso diario norteamericano, "podría tratarse de un prejuicio" ya que "Argentina es mucho más diversa de lo que mucha gente cree, pero el mito de que es una nación blanca ha persistido", sostiene. 
Sabado, 10 de diciembre de 2022 22:28
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Un día antes de que Argentina clasificara a las semifinales del Mundial de Qatar, luego de vencer a Holanda en los penales, un polémico artículo, y quizá de absurdo planteo, se publicó en el diario The Whasington Post, sobre por qué la Selección Argentina no tiene jugadores negros. 

Su autora es la escritora Erika Denise Edwards, quien intentó explicar la ausencia de afrodescendientes en la Albiceleste.

La académica es autora del libro premiado "Escondiendo a simple vista: mujeres negras, la ley y la creación de una República Argentina blanca" y profesora asociada en la Universidad de Texas en El Paso. Siguiendo su línea de investigación, publicó un artículo en el diario Washington Post en el que se pregunta, ya desde el título: "¿Por qué Argentina no tiene más jugadores negros en el Mundial?". Y se plantea ya desde la bajada que el hecho de que no tenga jugadores negros en la Selección podría tratarse de un prejuicio.

"Argentina es mucho más diversa de lo que mucha gente cree, pero el mito de que es una nación blanca ha persistido", plantea.

La autora escribió que, lo que sucede, es "en marcado contraste con otros países sudamericanos como Brasil", y sostuvo que "el equipo de fútbol de Argentina palidece en comparación con su representación negra".

Recordó que en 2014, los observadores bromearon sobre cómo incluso el equipo de fútbol de Alemania tenía al menos un jugador negro, mientras que Argentina parecía no tener ninguno durante la final de la Copa del Mundo de ese año.

En 2010, el gobierno de Argentina publicó un censo que señaló que 149.493 personas, lo que equivale al 1 por ciento del país, eran negros. Para muchos, ese dato parecía confirmar que Argentina era efectivamente una nación blanca".

"Pero aproximadamente 200.000 cautivos africanos desembarcaron en las orillas del Río de la Plata durante el período colonial de Argentina y, a fines del siglo XVIII, un tercio de la población era negra. De hecho, la idea de Argentina como una nación blanca no solo es inexacta, sino que habla claramente de una historia más larga de borrado negro en el corazón de la autodefinición del país", escribió .

Espuso que los argentinos tienen varios mitos que supuestamente “explican” la ausencia de argentinos negros.

Quizás el primero y más popular de esos mitos ha sido que los hombres negros fueron utilizados como "carne de cañón", lo que resultó en un número masivo de muertos durante las guerras a lo largo del siglo XIX. Los ejércitos revolucionarios, por ejemplo, reclutaron esclavos para luchar en las guerras de independencia de Argentina (1810-1819) contra las fuerzas españolas, con la promesa de libertad después de cinco años de servicio.

Pero en lugar de morir en el campo de batalla, muchos simplemente desertaron y optaron por no regresar a su lugar de nacimiento, como ha argumentado el historiador George Reid Andrews. Los pases de lista revelan que en 1829 la unidad militar Afroargentina Cuarta Cazadores perdió 31 soldados por muerte y 802 por deserción. Algunos de estos hombres se mudaron tan al norte como Lima, Perú. Mientras algunos morían y algunos partían, otros regresaban a casa. Los datos del censo de Buenos Aires, la ciudad más poblada de Argentina, revelan que su población afrodescendiente se duplicó con creces entre 1778 y 1836.

 

Para leer el artículo completo: Why doesn’t Argentina have more Black players in the World Cup?

 

Pero los líderes argentinos blancos como Domingo Faustino Sarmiento, ex presidente de Argentina (1868-1874), elaboraron una narrativa diferente para borrar la negritud porque equipararon la modernidad con la blancura. Sarmiento escribió “Facundo: civilización y barbarie” (1845), que detallaba el “atraso” de Argentina y lo que él y otros percibían como la necesidad de “civilizarse”. Fue uno de los que compartía una visión de la nación que la asociaba más fuertemente con la herencia europea, en lugar de africana o amerindia.

Otra hipótesis sobre la falta de representación negra en la sociedad argentina que expone Edwards en su artículo apunta al brote de enfermedades, especialmente la fiebre amarilla en 1871. Pero esta versión luego fue desacreditada, debido a que los datos muestran que los brotes no afectaron a la población negra en mayor proporción que al resto.

Sin embargo, también cabe destacar que Argentina acogió a muchos negros durante siglos, desde que muchos inmigrantes provenientes de Cabo Verde comenzaron a migrar al país en el siglo XIX con sus pasaportes portugueses, para luego ingresar a la nación en mayor número durante las décadas de 1930 y 1940 en busca de empleo como marineros y trabajadores portuarios.

Pero para Edwards, lo que hace que la historia de Argentina sea única en este contexto es que tuvo éxito en su impulso por construir su imagen como un país blanco. La experta lo atribuye a la acción de algunos protagonistas de nuestra historia, como por ejemplo el inspirador de nuestra Constitución.

En la década de 1850, explica Edwards, el filósofo, político y diplomático Juan Bautista Alberdi promovió la inmigración de europeos blancos al país, en tanto que el presidente argentino, Justo José de Urquiza (1854-60), apoyó las ideas de Alberdi y las incorporó en la primera constitución del país.

En contrapunto, otros líderes argentinos blancos como Domingo Faustino Sarmiento, ex presidente de Argentina entre 1868 y 1874, elaboraron una narrativa diferente para borrar la negritud porque equipararon la modernidad con la blancura, dice el artículo.

Salteándose la Asamblea del año XIII, que decretó la libertad de vientres, el artículo dice que Argentina abolió la esclavitud en 1853 en la mayor parte del país y en 1861 en Buenos Aires, y los líderes de Argentina se enfocaron en la modernización, mirando a Europa como la cuna de la civilización y el progreso. De esta manera, creían que, para unirse a las filas de Alemania, Francia e Inglaterra, el país tenía que desplazar a su población negra, tanto física como culturalmente, algo que se replicó en gran parte de América Latina, como Brasil, Uruguay y Cuba.

La publicación en las redes sociales encontró varias respuestas, especialmente de argentinos, recurrentes contestaciones tomaron el artículo como una ridícula exposición, o al menos polémico.

 

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