inicia sesión o regístrate.
Apenas diez días después de que en Argentina se marchara a favor de "la democratización de la Justicia" y la posterior contramarcha "en defensa de la independencia judicial", los estados de Derecho del mundo son embestidos de nuevo por Venezuela y la decisión de una jueza de entregar ayer la sede del prestigioso diario opositor El Nacional de Caracas a Diosdado Cabello, hombre fuerte del régimen de Maduro acusado de ser el mayor represor, de corrupción y narcotráfico y de compartir con éste la jefatura del Cártel de los Soles.
La entrega, que formaría parte de los 13 millones de dólares que el Tribunal Supremo de In-Justicia de Venezuela ordenó al diario pagar como compensación por el daño moral que supone haber publicado las vinculaciones de Cabello con el narcotráfico denunciadas en el respetado matutino ABC de España, ha encendido las alarmas de los diarios del mundo que se hacen eco del aluvión de denuncias efectuadas por lo irregular del procedimiento, lo ilegal de las medidas judiciales ejecutadas y el sinnúmero de violaciones al debido proceso cometidas o permitidas por la mencionada Corte.
La decisión muestra a las claras la finalidad por la que todo régimen, en este caso el chavista, asedia a la Justicia hasta que logra someterla para avasallar todo derecho y toda libertad. No importa el "principio" que se invoque: ceguera para ver la verdad o desinterés por la cosa pública; los altos intereses de la patria o del partido o vociferar que peligra el bien común. Vale cualquier excusa y a los fines prácticos el resultado es el mismo: hay "iluminados" que, por las buenas, pretenderán tutelar "incapaces" y, si no resulta, buscarán imponer su autoridad por la razón o por la fuerza.
No le importa al régimen chavista que, hace pocos días, la Corte Penal Internacional anunciara la apertura de una investigación por crímenes de lesa humanidad en la que, solapadamente, Venezuela se compromete a colaborar: intenta engañar liberando unos cuantos presos pero sigue apostando al corto plazo de planeros dependientes del gobierno que no hacen nada, de militares llenos de privilegios, de una sociedad tan humillada que solo espera que el líder solucione sus problemas porque no hay ahorro ni cultura de trabajo, sí mucha hambre, pocas vacunas, ninguna esperanza y un éxodo constante... éxodo que se aceleró con el deterioro definitivo cuando Chávez logró someter al Tribunal Supremo luego de años de desgastarlo con acciones sistemáticas de desprestigio. En 2004 declaró el sistema judicial en emergencia, llevó de 20 a 32 el número de miembros y designó militantes con el voto de la mitad más uno de la Asamblea Nacional. Logró una corte adicta que, entre muchas otras cosas, convalidó el fraude, la persecución y encarcelamiento de opositores.
Las sombrías semejanzas
Sorprenden las semejanzas chavistas con las marchas, las declaraciones de Cristina y las embestidas k contra el Poder Judicial, sobre todo si se tiene en cuenta que, en 2019, el ahora senador y entonces intendente ultra k Francisco Durañona reclamó a grito pelado que "hay que ampliar los miembros de la Corte... los miembros de la Corte tienen que ser militantes nuestros para asegurar todas las posibilidades de avanzar que tenemos".
¿Hay o no mecanismos judiciales para prevenir tanto declaraciones como acciones destituyentes?
¿Deben los fiscales actuar de oficio?
¿Por qué los padres, los vecinos, los ciudadanos de a pie tienen que agruparse y luchar por sus derechos porque sus "representantes" no lo hacen ni hacen lo que deben hacer?
¿Deben los funcionarios denunciar estas instigaciones al delito?
¿Pueden o deben los integrantes de la Corte Suprema no accionar cuando otro juez los acusa de "delincuentes"? ¿Debe el propio Poder Judicial redoblar su celo en el debido proceso de sus propios integrantes y condenar a quienes lo vulneren?
A propósito, Don Quijote les diría "Nunca te guíes por la ley de encaje *, que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos".
Resolver de manera antojadiza, caprichosa o displicente es la ley de encaje de la que hablaba Cervantes y minimizar esa arbitrariedad ha costado siglos, sangre y muertes. No se democratiza la Justicia marchando o insultando, se democratiza la Justicia respetándola y honrando la democracia. No se remueve a los jueces con patotas en la calle sino por juicio político desde el Congreso. No se consensúan ni acuerdos ni políticas (mucho menos entendimientos con el FMI) desde la vociferación (¿deliberación?) permanente y pública que más que un mecanismo de presión o una real demostración de fuerza es un "apriete" que desnuda debilidad.
La Orestíada **
Evidencia la conveniencia personal sobre la integridad constitucional: iniquidad sin denuncia y sin castigo que es demasiado contagiosa, sobre todo en los países latinoamericanos que no supieron honrar su orden constitucional ni respetar la independencia del Poder Judicial, tema que desde el Siglo V (a C.) y sin que así se llamara, preocupaba a pensadores como Esquilo y a estadistas como Pericles, cuya etimología significa "rodeado de Gloria", tal vez un acto de justicia poética.
* "Ley de encaje", modismo de época que se refiere a la sentencia que el juez dicta, por lo que él "ha encajado en la cabeza" sin tener en cuenta lo que las leyes establecen.
En esa Atenas rodeada de gloria de aquel siglo y en su inmensa trilogía “La Orestíada”, Esquilo describe cómo la venganza personal y familiar cede paso a una etapa superadora que se concreta en una instancia de justicia racional, el primer tribunal humano de justicia integrado por individuos en los que la comunidad ha delegado facultades personales e inherentes a cada ciudadano de la polis que serán los encargados de juzgar a Orestes.
Tal vez este hito quede olvidado por el cholulaje y la curiosidad malsana que sigue prefiriendo el escándalo del adulterio (filicidio y matricidio incluidos) que se desenvuelve en la trilogía que sirve de excusa para la evolución de la venganza tribal personal hasta la Justicia.
Como ahora, que se gastan ríos de tinta en conjeturar si Máximo renunció como presidente de su bloque en Diputados para preservar el núcleo duro de sus votantes o lo hizo porque no le daba el Pinet para el cargo, o si Alberto disfrazó de moderación su pusilanimidad o si el viaje de Alberto ha demostrado de una vez y para siempre que él y Cristina quieren lo mismo, aunque Alberto haga esfuerzos por guardar las formas y Cristina sea Cristina.
Lo que importa realmente es que el populismo no engulla la democracia: de allí la importancia de una Justicia lo más independiente posible, incluidos los malos jueces. Porque como dijera la antigua miembro por doce años del Superior Tribunal de Justicia de Venezuela Dra. Blanca Mármol de León: “No hay esperanza de ejercer derecho alguno en Venezuela. No hay instancias a las que acudir. El Poder Judicial es la bisagra entre los otros dos poderes. Tomada esa bisagra, no hay esperanzas para la democracia”.
** Considerada la trilogía por excelencia de la literatura clásica, La Orestíada está compuesta por tres obras que a su vez componen un ciclo narrativo explicativo del mito y del tema escogido por el autor: Agamenón, Las Coéforas y Las Euménides. La obra, mediante una narración mítica, muestra el paso de una concepción de justicia a través de la aplicación de la venganza familiar a la creación de una institución racional, integrada por individuos con facultades delegadas por la comunidad. El paso del tribalismo a una sociedad con un sistema de justicia racional.