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El comedor La Ribera resistió el tiempo, crisis y la pandemia

El comercio, reconocido por sus sándwiches de milanesa, lleva abierto 48 años. Todos recuerdan a su dueño don Domingo “Pipo” Medina.
Domingo, 10 de abril de 2022 02:10
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El tradicional comedor La Ribera, que abrió sus puertas en el año 1974, logró resistir las peores crisis y la pandemia. Gracias a una tercera generación, continúa abierto y comercializando principalmente sus ya famosos sándwiches de milanesa, empanadas, imperiales y pizzas, entre otros productos de elaboración propia.

En San José de Metán todos recuerdan a su propietario don Domingo "Pipo" Medina, quien falleció en junio del año pasado, a los 80 años.

"Pipo" amaba su oficio de sandwichero en su comercio que comenzó a funcionar en un pequeño local de madera ubicado a un costado de las vías del ferrocarril y que luego se trasladó, cerca de allí, a la calle General Gemes (este) 41, donde continúa abierto.

En la localidad del sur provincial la mayoría degustó los exquisitos sándwiches de milanesa que don Medina preparaba con sus propias manos y a la vista de todos, siempre impecable, con su delantal blanco. Hasta conocía los gustos de sus clientes que preferían "con picante o sin picante".

Medina estuvo casado con Sebastiana "Beba" Vallejos, con quien tuvo tres hijos María Inés, María del Carmen y Oscar Domingo Medina. Era un vecino del barrio San Martín, más conocido como Villa Obrera.

La historia de este hombre que fue un ejemplo de trabajo, fortaleza y perseverancia es conmovedora, ya que con tan solo 8 años trabajaba como lustra botas para ayudar a su familia. Su infancia estuvo muy ligada a la estación de trenes de Metán, donde también vendía rosquetes y empanadillas que preparaba su mamá.

Hizo el servicio militar, se especializó en mecánica de barcos, lo que le permitió recorrer distintos países del mundo, entre ellos, Estados Unidos, donde aprendió la receta para hacer las mejores hamburguesas.

Después de cumplir con su deber vivió en Buenos Aires donde fue a probar suerte en varios trabajos, regresó a Metán y puso su primer comercio de venta de sándwiches.

700 sándwiches en un día

"Don Pipo era un hombre serio, ordenado, responsable y muy trabajador. Me enseñó todo lo que sabía", comentó Raúl Chavarría, el cocinero que fue su mano derecha durante 30 años y hoy continúa trabajando en el tradicional comedor La Ribera, "Una de las maravillas de Metán", como dice el slogan y llamaba Medina a su amado negocio.

"En este comercio hay muchas anécdotas, una de ellas es que se llegaron a vender 700 sándwiches de milanesa en un día, todo un récord en la década del 80, porque venía mucha gente de todos lados. Algunos hasta desayunaban los sándwiches y aún lo siguen haciendo los viejos clientes que recuerdan con cariño a su dueño", dijo Chavarría a El Tribuno.

"Hasta en los intervalos de las películas cuando funcionaban los cines Radar y Avellaneda la gente venía apurada a buscar su milanesa y se la llevaban. Además a este local venían clientes como don José Sarapura", dijo al recordar que el desaparecido "Centinela de El Crestón", iba a comer ricas empanadas salteñas.

"Medina los atendía a todos personalmente. Lo de la pandemia fue muy duro y no quiso cerrar las puertas para seguir atendiendo a sus clientes. Cerró en una ocasión porque lo obligó la Policía, pero siguió atendiendo por el costado porque venía gente de otros parajes y localidades como Las Lajitas, Lumbreras, Río Piedras y El Galpón y necesitaban comer", relató el cocinero.

Tercera generación

Hoy el comercio de Medina continúa abierto gracias a una segunda y tercera generación. Está a cargo su hija María del Carmen y su nieto, Juan Mazzino, quien tiene 27 años y es hijo de María Inés. El joven admira a don "Pipo" y recuerda los momentos vividos con su abuelo. "Vamos a seguir con esta tradición. El proyecto es remodelar el comedor, poner a la vista de todos la vieja caja registradora que tenía mi padre, y colocar cuadros con fotos. Algo similar a una bar de San Telmo", dijo María del Carmen.

"Mi abuelo se negaba a hacer delivery, él quería que la gente viniera a su negocio y se llevara personalmente su sándwich u otra minuta. Las historias que hay en este local son muchísimas y queremos revivirlas. Todavía vienen muchos de sus viejos clientes, algunos no pueden comer la milanesa, pero lo hacen a escondidas, para darse un gustito", dijo Juan, quien es la tercera generación del tradicional comedor La Ribera.

 

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