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El glosario de la terminología de la teoría de género en general es un tanto caótico. Los mismos conceptos desde distintas disciplinas y autores difieren o tienen significados similares, por eso no abundaré en términos sino en las cuestiones de fondo. Siguiendo esta línea de análisis sobre teoría del género, las personas transgénero o transexuales son las que sienten y manifiestan una identificación con el género no correlacionado con su sexo biológico. Es así que se manifiestan transgénero femenino y transgénero masculino, en algunos casos mediante cirugías, adecuaciones hormonales, psicológicas y/o psiquiátricas, o no. Constituyen el caso más claro y definido de lo que es la identidad de género. Sin embargo, estas personas han sido excluidas de consideración civil en los llamados “DNI no binarios”. Porque claramente las personas transgénero son binarias en la diferencia de sexos y en el género por el cual optan, identidad a la cual tienen derecho.
Desde algunas disciplinas sociales se indica que habría personas de sexo, femenino o masculino, cuya supuesta identidad de género, aunque secuencialmente, fluye (fluid gender). Fluiría ¿hacia dónde?
Con matices, a veces hacia lo masculino y a veces hacia lo femenino, o sea binarios. O, hacia la nada, o sea “ni”, sin género, que conceptualmente no es lo mismo que no binario.
Las personas que se incluyen en el movimiento Queers, generalizando, se definen y autoperciben “sin género o no binarias”, se relacionan con una identidad sexual o de género que no corresponde a las ideas establecidas de sexualidad y género de la heteronormalidad. O sea, se definen por lo que no son, con la consiguiente contradicción, entrando en la lógica del par binario, para no serlo. Sin embargo, son binarios respecto de su sexo, femenino y masculino, con todas sus características sexuales primarias y secundarias inherentes, aunque algunos manifiesten negarlo. Fluids o Queers en algunos casos, conducen a conductas pansexualistas. Su posición recae dentro de la esfera de la conducta o comportamiento y no en género. Con diferentes matices, a veces se representan como un “burlesque” cuestionador de todo lo “preestablecido” socialmente.
Marieke Lucas Rijnevel, joven novelista de Países Bajos se describe no como transexual, sino como “in-between”, “intermedio” “soy ambos‘, reconoce los dos géneros. Lo que implica definirse a través del par opuesto femenino y masculino dentro de ese rango. El conflicto está en la identidad de género sin género, y no es necesario comunicárselo al Estado.
Y finalmente rememoro la reflexión de la tenista australiana transgénero, Renee Richards, en las entrevistas con Katie Couric en la revolución del género “Gender Revolution”, que me ha conmovido: en diálogo con una joven que manifiesta que el sexo - género no interesa, ni femenino ni masculino. Dice Renée; “una utopia”, el mundo es binario.
El gran interrogante
¿Existen realmente más de dos géneros? ¿O hay matices diversos, transitorios o permanentes dentro de cada género femenino y masculino típicos, que recaen en el área de las conductas? ¿Dónde están esos tantos géneros? La conducta sexual se podría definir como el conjunto de procesos y acciones con las que la persona conduce su relacionamiento respecto de su sexualidad, erotismo y emocionalidad - afectividad. No hay que confundir género con conducta que se expresa dentro de cada género. En este punto cada persona en su madurez individual psicosocial opta por el objeto de su deseo erótico -afectivo- sexual. Puede recaer en personas de distinto sexo y género, heterosexuales, o de su mismo sexo y/o género, es el caso de la homosexualidad que es binaria respecto del sexo y del género. O las personas bisexuales, también igualmente binarias. O las personas transgénero, igualmente binarias, pueden relacionarse con su mismo o diferente género. La conducta sexual erótico - afectiva de una persona pertenece a su privacidad e intimidad, al fuero de su conciencia individual. Es personalísima y no es un dato identitario público. Al Estado no le debe interesar
Si se amplía el análisis sobre teoría del género desde disciplinas psicosociales, sorprende descubrir que no hay discordancia entre la ciencia genética, su sistema binario y el psicoanálisis.
En el libro “El sexo de los modernos” Pensamiento de lo Neutro y teoría del género de Éric Marty - especialista en literatura contemporánea e historia de las ideas- pude analizar la entrevista entre su autor y Jacques - Alain Miller, destacado psicoanalista francés, muy ligado a Lacan. Una conversación a través de un análisis psicoanalítico inteligente, abierto, ingenioso por sus ocurrencias, cuando Miller titula “¡Huracán en el Gender”¡Toda una indagación desde la complejidad y abstracciones por momento, propias del lenguaje psicoanalítico, con algunas contundencias de gran lucidez y riqueza de argumentación. El discurso entre Miller y Marty, es un análisis crítico, un discurrir intelectual amistoso, un contrapunto relativo muy bien razonado, sumamente interesante y esclarecedor.
Brilla el mensaje de presentación de Éric Marty cuando expresa que: “El género, gender, es el último gran mensaje ideológico de Occidente enviado al resto del mundo”
Lo más destacado de la concordancia entre el enfoque científico y el psicoanalítico reside en la descomposición crítica y cuestionadora de construcciones intelectuales; en la cualidad de Miller y Marty de plantarse en el interrogante, en su capacidad de hacerse preguntas filosas, sagaces, mostrando contradicciones y ambigüedades.
Analizan contradicciones como la escritura inclusiva. “La idea de la escritura inclusiva se basa en la diferencia sexual claramente. Este es un ejemplo, entre otros, de las dificultades que presenta el concepto de género tal como lo elabora Judith Butler”, desde su enfoque parcializado puramente sociológico. Así es que logran reproducir normas heterosexuales y heterocéntricas. Son las contradicciones inevitables cuando se pretende sustituir el sexo por el género. ¿Será, como interroga, Miller “lo que ellos llaman género es a menudo lo que llamamos un “modo de gozar?”. ¿El género tiende a reproducir la binariedad sexual?
Desde las ciencias biológicas, la genética, la epigenética, las ciencias médicas, el género no es sólo una construcción cultural, como opinan algunas corrientes de pensamiento anticientíficas, sino que tiene una determinación genética significativa, puede modificarse hacia un sentido del género o hacia el otro, o quedar en el medio, o “sin género”, si así se” autopercibiera”.
Cabe destacar que la teoría de género viene relacionada con la historia del feminismo, en sus dos enfoques, el determinismo biológico y el constructivismo social, ambos marcan la diferencia radical en cuanto a la concepción del sistema sexo - género, pues mientras el primero lo afirma, el segundo propone su disolución (citados en “El sistema sexo - género en los movimientos feministas” de Teresa Aguilar García).
El oscurantismo
El llamado “no binarismo” que se pregona a nivel local y mundial, desde algunas esferas políticas gubernamentales, no contribuye, en sus resultados, a lograr más derechos e inclusión, sino a mayor oscurantismo retrógrado y anticientífico. Hay personas transgénero no reconocidas por su sexo y género. Y personas que han quedado expuestas por sus conductas. El no binarismo claramente profundiza los prejuicios, dogmatismos y discriminación, producto principalmente de la ignorancia y desconocimiento de aspectos de la conducta que deberían ser tratados con la mayor seriedad y real respeto. A mayor conocimiento mayor entendimiento, comprensión y genuina aceptación e inclusión. Y en este sentido mucho se puede avanzar a la luz de las modernas ciencias del comportamiento humano. El no binarismo es, en realidad, una “categorización sin género”, sin identidad de género, no sin sexo; o sea las leyes dictadas serían para ejercer el derecho a la no identidad de género. ¿Se justifica? ¿Fue necesario? Esto se debería repensar desde la política.
Las definiciones de no binario se impusieron fundamentalmente por ideología de género, no desde las ciencias y el conocimiento. Ideología de género que arrasa con los sexos, suprime la maternidad y la estructura de familia biológica. Y se suelen indicar ejemplos en países desarrollados que han adoptado esta categorización ¡como si por el solo hecho de ser europeos, fueran incuestionables! Claro, porque la ideología o ideologismo de género es un fenómeno global y hay conducciones políticas presionadas por facciones de minorías politizadas, a estar en “esa vanguardia”. Conduce a una desestructuración social, ideal para los regímenes políticos totalitarios o para la aplicación de biopolíticas de carácter autoritario. Constituye un arma poderosa de dominación. No es concepción liberal, sino una engañosa exaltación del individuo. En la ideología de género el individuo persona pasa a ser uniformemente NI.
El área disciplinar que trata el sexo, el género y la conducta, sobre la cual se debe basar la política, debe afrontarse con una base científica, psicosociológica y jurídica, libre de reacciones emocionales y oportunistas.
* Liliana Gray es ingeniera agrónoma y especialista en genética aplicada