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Massa: primer test, superado, pero quedan duros desafíos

Tras la confirmación de la llegada al gabinete, bajó el dólar blue y el riesgo país. El nuevo superministro deberá tratar de bajar el déficit fiscal y cumplir con el FMI. 
Sabado, 30 de julio de 2022 02:11
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Aún no asumió pero el desembarco de Sergio Massa como superministro calmó los mercados financieros. "No soy ningún salvador", afirmó cuando salió de una reunión con el presidente Alberto Fernández.

En la Casa Rosada, si bien no le dan rango mesiánico, entienden que no hay margen para otro fracaso. Fueron duras las salidas de Martín Guzmán y la de Silvina Batakis, quien tuvo un paso efímero en el "control", por decirlo de algún modo, de la economía.

En la arena política aún impera la inestabilidad, pues siguieron los cambios y reciclajes de funcionarios, aunque de menor jerarquía.

Pepelón

Para no perder la costumbre, el Gobierno nacional volvió a incurrir en otro papelón, el segundo en una semana con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Fuentes oficiales deslizaron que Fernández tuvo una conversación virtual con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, pero luego lo negaron. El diálogo solo ocurrió a través de representantes, tuvieron que admitir.

El lunes, por cierto, Silvina Batakis cuando aún era ministra de Economía, se reunió con Georgieva en Estados Unidos para mostrar la intención de cumplir con el acuerdo. Pero ni bien bajó del avión, la mandaron al Banco Nación. Ya estaba decidido que Massa se haría cargo del Ministerio de Economía y que a esa cartera la unificarían con Desarrollo Productivo y Agricultura.

Más allá de esos bochornos con los acreedores, la figura de Massa dio un respiro. Al menos así se vio en la baja del dólar blue y en las cotizaciones financieras de la divisa norteamericana (contado con liqui y el MEP).

El dólar blue descendió a $296 y quedó por debajo de los $300. Así, el paralelo se hundió así $18, luego de caer $12 el jueves, presionado por el derrumbe de los dólares financieros.

Los bonos de la deuda argentina repitieron otra jornada positiva y registraron alzas de hasta 8%, forzando una caída del riesgo país por debajo de los 2.400 puntos.

Este comportamiento se prolonga desde el martes, cuando comenzaron a circular las versiones de la profunda reestructuración del Gabinete nacional que encumbró a Sergio Massa como titular de tres ministerios.

Massa no es el "salvador" pero su peso político es una especie de salvavidas para la debilitada gestión de Alberto Fernández. Massa no puede fracasar, porque un naufragio puede enterrar sus aspiraciones políticas para 2023.

Los desafíos

En un escenario dramático, Massa llega a su deseado superministerio con los desafíos urgentes de ajustar el gasto público, acumular reservas y desactivar una bomba monetaria sin precedentes.

Para ello tendrá casi la suma de los espacios de poder clave del Gabinete Nacional, y sólo le faltaría colocar a un hombre de su confianza la Cancillería y a otro al frente del Banco Central.

El miércoles próximo Massa planea anunciar sus primeras medidas, ya especula con dar un incentivo serio para que el campo liquide en agosto la mayor parte de su cosecha, que representaría un piso de ingreso de divisas de unos US$ 10.000 millones, según consigna el analista José Calero.

Con esa espalda, el nuevo superministro podría encarar un ajuste del tipo de cambio controlado en septiembre, que acerque más la depreciación del peso a los niveles de la inflación.

Pero una de las claves de las medidas están vinculado con el recorte de gastos.

¿Tomará Massa como ejemplo al israelí Shimon Peres, quien logró bajar la inflación del 400% al 20% anual en pocos meses a partir de un draconiano recorte de las cuentas públicas?.

Respaldo político tiene para hacerlo. Y desde ya una decisión de esas características contaría con el espaldarazo de los mercados.

La duda es si el equipo que asesora a Massa tiene entre sus objetivos la poda del gasto público descomunal que la Argentina tiene a nivel Nación, Provincias y Municipios.

En materia de recortes, Massa deberá dar una señal contundente con las tarifas de servicios de luz y gas.

Es una oportunidad única para dar por terminado el desaguisado al que llevó Cristina Kirchner cuando fue presidenta y además de regalar jubilaciones y pensiones, obsequió la calefacción y la electricidad a millones de argentinos que podría haberla pagado.

Por esa razón, uno de los focos de atención de los mercados está puesto sobre las áreas de energía.

Un desplazamiento de un plumazo del secretario de Energía y de los titulares del Enargas y el Enre -todas áreas en manos de gente de la vicepresidenta-, sería bien visto por quienes esperan un recorte del gasto en serio.

La mega movida en el Gabinete recibió el aval de los gobernadores, pero habrá que ver si ese apoyo se mantiene cuando se les pida a los caciques provinciales que recorten sus abultadas cuentas, sobre todo en provincias como Misiones, Chaco, Santiago del Estero o Santa Cruz, que forman parte del imperio del empleo público.

Los mismo ocurre en el conurbano bonaerense, donde los nuevos caciques de La Cámpora se manejan en forma discrecional con el presupuesto, apelando a la plata fácil.

Será clave también observar en qué lugar dejan los mercados a Alberto Fernández, un presidente limitado primero por su vice y, ahora, por su aliado en la coalición de gobierno.

En la Casa Rosada consideran que si la jugada de Massa sale bien beneficiará a todos en la coalición.

Hay que tener en cuenta que la imagen negativa del trío Alberto, Cristina y Massa tiene una imagen negativa que ronda el 70 por ciento. Por eso, no alcanzará con despejar el ruido político. Habrá que mostrar resultados concretos en baja de la inflación, recorte del gasto, disminución de la pobreza y reactivación de la economía.

 

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