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28 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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"Apenas alcanza para comer", el día a día de los changarines y ambulantes

Por la crisis, los trabajadores informales venden menos. Salta es una de las provincias más afectadas por la informalidad laboral.
Domingo, 31 de julio de 2022 02:30
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La crisis económica y política golpea fuerte a la sociedad y los trabajadores informales y changarines salteños salieron a contar cómo enfrentan el día a día. Algunos reciben subsidios, pero no se quedan con eso. Entienden que la única forma de salir adelante, por decirlo de algún modo, es trabajando. Aunque hoy el esfuerzo solo alcanza para comprar alimentos básicos.

Por la pobreza estructural, Salta es una de las provincias más afectadas por la informalidad laboral. De hecho, el mes pasado unos 300 mil trabajadores recibieron el bono que pagó la Anses, entre ellos los que laburan en negro, en casas particulares, monotributistas sociales y de las categorías A y B.

Nelida Jesús de Ortiz tiene 77 años y vende pochoclos y caramelos en la zona de San Martín e Ituzaingó desde hace 50 años.

"Todo está cada vez más caro. Se trabaja para poder comer y si no se trabaja, no se come. Esto es así", manifestó la mujer, quien vive en Villa Unidad.

Contó que no le presta atención a la política porque no tiene tiempo. "Mi vida es salir a trabajar", sostuvo.

En la década del 70 ella y su familia comenzaron con la venta de frutas. "Pero no nos dejaron. Después mi hijo, que en paz descanse, compró la máquina de hacer pochoclos que era carísima, pero al principio no se vendía nada. Luego puso un carrito golosinero pero tampoco nos permitían. Ahora quedé así, vendiendo mitad pochoclos y mitad caramelos", relató.

Con relación a los costos que debe cubrir, contó que el kilo de maíz cuesta alrededor de 250 pesos, pero que ella recuerda que hace décadas costaba tan solo 10 pesos.

"La gente compra cada vez menos. En casa somos seis y nos damos vuelta como podemos con la situación económica. Yo trabajo todo el día porque mi hijo tiene que atender a mis nietos", finalizó.

José Liendro tiene 70 años y comenzó a vender revistas y diarios en 1976, aunque luego se dedicó a la albañilería. Tiempo después retomó la venta de diarios. "Tengo problemas de cintura entonces no me puedo mover demasiado", contó el trabajador, que reside en la zona céntrica.

"El peso no vale. Todos quieren dólares. Massa (Sergio, designado nuevo ministro de Economía de la Nación) no me inspira confianza. El peronismo no funciona. La inflación no baja más porque se imprime mucha plata y no hay respaldo", contó.

Considera que "hay gente que quiere vivir de arriba, sin trabajar. Mi lema para vivir es ' trabajar y gastar lo menos posible'. Cuido mi ropa, mis zapatos, cuido cada pesito. No salgo, no bebo, no fumo. Con el tiempo uno aprende a vivir de crisis en crisis", contó.

Esperanza Herrera tiene 55 años y vende sahumerios, yuyos y pomadas en el microcentro."Vengo desde los 6 años acá. Mi madre trabajaba haciendo lo mismo. Yo nací prácticamente aquí", expresó.

La mujer contó que es viuda y que tiene a su cargo una hija que sufre una patología de corazón. "No tengo ayuda. No cobro nada del Estado", dijo.

En un día bueno, Esperanza logra juntar 500 pesos o un poco más, pero en un día malo, nada. Vende bolsitas de romero, ruda y otras hierbas de 100 a 300 pesos. "Los días malos no llevamos ni para el pan pero me la rebusco. Ya no es como antes que podíamos comprar ropa nueva, calzado. Ahora se trabaja para poder comer nada más. Encima soy diabética y tengo que cuidarme mucho", contó.

Señaló que "a Massa lo veo mal. Los políticos ven solo su bolsillo. No ven por el pobre. La gente rica se apoya entre ella para crecer pero los pobres siempre seguiremos siendo pobres", sostuvo.

Tamara Peralta tiene 26 años y desde los 16 trabaja en el puesto de masas dulces de su familia, compuesta por 10 integrantes, que ya lleva 40 años. Desde las 4 de la madrugada y a veces hasta la medianoche ofrece churros, maicenas, empanadillas, pasta flora, bizcochuelo y garrapiñadas. "Lo que mas lleva la gente son los churros, ya los conocen. Son riquísimos", expresó la joven, quien reside en Castañares.

Contó que desde los primeros días de julio, hasta ahora hubo una caída significativa de ventas.

En lo político, considera que "solamente hacen un cambio de caras pero ningún ministro soluciona".

Añadió que su familia, viendo que la situación económica se venía más complicada, realizó una compra grande de ingredientes, sobre todo aceite y harina. "Eso nos ayudó un poco. Igual se siente bastante el cambio de precios todo el tiempo y a raíz de que suben nosotros también tenemos que subir el precio del producto final y eso también disminuye la venta", finalizó la trabajadora.

Emanuel Ríos tiene 35 años y desde hace 10 es vendedor en la peatonal Florida del centro salteño. "Aprendimos a vivir el día a día. Tratamos de mantener los precios para poder vender", contó.

 

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