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Los tagaretes que diseñaron a Salta

Sabado, 28 de octubre de 2023 02:48
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La monarquía hispana en su proyecto de conquista y expansión tuvo como eje central el proceso de fundación de ciudades para afianzar la ocupación territorial. A tal efecto la corona dictó numerosas instrucciones que normaba el procedimiento por el que debía ejecutarse la erección de las ciudades.

A medida que avanzaba la conquista se iban dictando nuevas instrucciones tales como las de 1513, 1523 y 1568, que figuran en la recopilación de Leyes de Indias bajo el título Quinto, Ley Primera, Ordenanza 34 a 36 de poblaciones. El fundador de Salta, respetaría estas normativas.

La historiadora María Teresa Cadena Ligoule de Hessling expresa que: "Hernando de Lerma supo elegir el sitio de la fundación en cuanto y riqueza de pastos y buenas tierras para labranza, pero como el lugar elegido es la zona más hundida de la artesa de la cuenca tectónica a la que erróneamente se denomina "valle", con el devenir de los días los problemas que ocasionan las aguas de lluvia en cada estación estival y de las napas superficiales pronto comenzaron a actuar en los muros de las viviendas". La ventaja de la situación fue que los "tagaretes" o zanjas naturales cavadas por las lluvias que bajan de las serranías del Oeste sirvieron de fosos defensivos ante el ataque de los naturales.

Las zanjas para defensa y desagüe

Tagarete, es una palabra de origen árabe, significa zanja.

En la nueva ciudad, a escasos metros de la plaza en la que Lerma realizó el acto fundacional, se encontraba un tagarete, una zanja natural cavada por las lluvias que bajan de las serranías del Oeste, por las cuales drenaba el agua y que sirvió de foso defensivo ante el ataque de los naturales. Finalmente se llamaría "Tagarete del Tineo". Este fue una suerte de límite natural del primer trazado urbano. En la época estival, un torrente bramador se salía de madre como todo curso de agua que cuando se las deja correr a su libre albedrío inunda las adyacencias. En los primeros siglos, para el tránsito de ambas riberas se construyeron cuatro puentes.

Con el transcurso del tiempo, se fueron levantando las casas en una y otra ribera, siguiendo la línea tortuosa que el tagarete se había trazado para ir en busca del río. Y la calle por donde corría aquel desahogo o encajonamiento de las inundaciones resultó también torcida a capricho. (actual calle Belgrano)

El otro tagarete ubicado en el este, se desplazaba a pocos metros de las faldas del cerro San Bernardo y desaguaba en el sud, (actual Bicentenario- Irigoyen) en el río que hoy denominamos Arenales.

En los tiempos coloniales, además del efecto defensivo, cabe considerar que la ciudad no excedió el marco delimitado por los tagaretes. En los primeros siglos, para el tránsito entre ambas riberas se construyeron puentes. En fecha 4 de noviembre de 1675, el Cabildo acuerda "el que para alivio del comercio de esta provincia, con el trajín de mulas y carretas que entran a esta ciudad, está acordado se hagan dos puentes uno en la parte de Ermita del Señor San Bernardo, que es la entrada y salida de la gobernación (actual Caseros y avenida del Bicentenario) y otro por la parte del matadero que es la entrada del comercio del Perú, por el impedimento del Tagarete" (actual Mitre y Belgrano)

En tiempos del gobernador Mestre, se mandó a construir dos puentes con tres arcos de piedra para facilitar el desplazamiento hacia el Norte y hacia el Este. Uno de estos se construyó cerca de la ermita de San Bernardo (conectaba con la calle del Comercio, actual Caseros) y otro al norte en la intersección de las actuales calles Mitre y Belgrano que pasó a denominarse puente de Zebrían. La construcción se realizó en el año 1787 con fondos de la Junta de Propios y Arbitrios.

"El tagarete fue el testigo mudo de acciones valerosas del 20 de febrero de 1813 cuando Belgrano derrotó a Pío Tristán".

El puente de Zebrián o de Mestre en particular permitió la expansión de la ciudad, produjo la erección de viviendas a lo largo del camino a Jujuy (actual calle Mitre). Se ha de recordar que en aquellos remotos días el camino hacia el norte discurría por el camino de cornisa entre la lujuriosa fronda de las yungas. Otros puentes se construirían luego en las esquinas de Zuviría, Deán Funes y 20 de Febrero (puentes de Núñez, Quincot y Tejada).

Para conservar la ciudad en condiciones de saneamiento e higiene el Cabildo acordó dar todos los años cava (limpieza) a los tagaretes, habida cuenta de las torrenciales tormentas que ocasionaban el desborde de esos canales.

Queda para recuerdo de los salteños el tagarete llamado del Tineo, denominación que recibe del solar cuyo propietario Juan Victorino Martínez de Tineo, capitán de granaderos del Regimiento de Castilla con larga actuación en los campos de batalla en Europa y luego gobernador y comandante general de Chiloé.

Al ser militar y contar con experiencia fue considerado el hombre idóneo para conducir las riendas de una provincia hostigada por los naturales.

Más tarde fue promovido como capitán general y gobernador de la provincia del Tucumán desde 1748 hasta 1754, cargo con el que efectuó diversas entradas al Chaco, pacificando a las etnias, restableciendo a los colonos que allí se habían establecido y reforzando los fortines. Posteriormente se desempeñó como presidente de la Real Audiencia de Charcas, debiendo encargarse de la expulsión de los Jesuitas. Terminó su carrera militar con el grado de brigadier y falleció en la ciudad de Salta en 1785. Casó con Rosa de Escobar Castellanos López de Velasco. Su hijo mayor, José Francisco de Paula, se casaría con la viuda Magdalena Goyechea de la Corte, madre de Martín Miguel de Güemes, residiendo la familia en el solar de Belgrano al 600, en la ribera norte del tagarete.

El historiador salteño Bernardo Frías al referirse a la familia Martínez de Tineo - Escobar Castellanos en su obra La casa de los Frías escribió que: "…a pesar de tantos títulos le había quedado una hija soltera, Manuela", quien dedicó su vida al estudio, logrando acumular grandes conocimientos y una vasta cultura, preparándose para ejercer la docencia. Mantuvo siempre el propósito de fundar un colegio para la educación de las niñas salteñas. Finalmente el 15 de agosto de 1824 dejó fundado el Colegio de Educandas y Huérfanas bajo la advocación del Corazón de Jesús, de quien era una devota cristiana. Para concretar su sueño destinó su propia casa solariega heredada de sus mayores adecuándola a la nueva finalidad (sita en la actual Belgrano al 600). Este fue el primer establecimiento educacional dedicado específicamente a la enseñanza femenina en Salta.

El Colegio se organizó sobre la base de los que fundara el obispo del Tucumán fray José Antonio de San Alberto en Córdoba y en Catamarca. Manuela solicitó en Catamarca el concurso de tres religiosas para que se encargasen de todo lo relacionado con su funcionamiento.

El tagarete fue el testigo mudo de acciones valerosas en la jornada del 20 de febrero de 1813 cuando Manuel Belgrano derrotó a Pío Tristán. Algunos de los soldados realistas en el retroceso hacia la plaza de armas (actual 9 de Julio) fueron a dar a su cauce. Infaustamente, en la noche del 7 de junio de 1821, en la intersección con la calle de la Amargura (hoy Balcarce) presenció la artera traición en que una bala enemiga fue el motivo que se tronchara la vida de Martín Güemes.

Los vientos del progreso liberal decimonónico empezaron a otorgar un nuevo perfil a la hasta entonces Salta colonial. Era menester imitar aquel modelo francés de grandes avenidas y paseos. Esos vientos también se enseñorearon del tagarete poniendo fin a su líquida presencia.

En 1871, asumió la gobernación don Delfín Leguizamón, uno de los gobernadores más jóvenes (contaba en ese momento con 28 años) que ejerció un gobierno pacífico y de orden, era activo, progresista, bien asesorado y que se abocó a tres obras: el boulevard Belgrano, la plaza con el nombre del general y la Penitenciaría (actual Central de Policía).

La obra de urbanización y saneamiento requirió el nombramiento de una comisión compuesta por los ciudadanos Arístides López, Arístides García, Manuel Ovejero y los concejales David Saravia y Zacarías Tedín, para entender en la canalización del Tagarete del Norte o calle de las Educandas o del Colegio. Se acordó citar a todos los vecinos de una y otra banda con derecho de propiedad a lindar con el nuevo boulevard a acreditarse ante la comisión.

Para erigir el boulevard se llamó a licitación siendo adjudicada su construcción a la empresa de don Santiago Peretti, quien hubo de rellenar el cauce del tagarete, dando al piso de la calle la forma que se denominó lomo de pescado porque el alzado en su centro de nivel, descendía por ambos costados (abovedado). Esta obra hizo desaparecer el tagarete, desapareciendo sus puentes, las bóvedas que los constituían fueron deshechas a rigor de piqueta, quedando solo sus formidables estribos soterrados, y dejando para el recuerdo sus embravecidas corrientes veraniega.

Recuerdos, anécdotas e historias de tiempos de otrora, de modernas arterias de nuestra Salta que transitamos cotidianamente y que yacen sepultados en viejos libros.

 

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