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24 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Francisco avanza contra el mito de "El Papa de Hitler"

Jueves, 05 de octubre de 2023 02:36

La apertura de los archivos secretos del Vaticano durante el pontificado del papa Pío XII, dispuesta por el papa Francisco, reabrió el debate sobre la actitud de la Santa Sede en relación a las atrocidades perpetradas por el nazismo y en particular sobre el papel desempeñado en aquel entonces, muchas veces cuestionada por su presunto silencio en esta materia. Al mismo tiempo, ayuda a iluminar sobre ciertos aspectos metodológicos de la diplomacia vaticana, la más antigua y tal vez la más experimentada del mundo.

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La apertura de los archivos secretos del Vaticano durante el pontificado del papa Pío XII, dispuesta por el papa Francisco, reabrió el debate sobre la actitud de la Santa Sede en relación a las atrocidades perpetradas por el nazismo y en particular sobre el papel desempeñado en aquel entonces, muchas veces cuestionada por su presunto silencio en esta materia. Al mismo tiempo, ayuda a iluminar sobre ciertos aspectos metodológicos de la diplomacia vaticana, la más antigua y tal vez la más experimentada del mundo.

El actual Archivo Apostólico fue rebautizado por Francisco en 2019, ya que su denominación originaria de Archivo Secreto Vaticano, mantenida durante cuatro siglos, no reflejaba el verdadero carácter de la institución, creada en 1612 por el papa Paulo V con el traslado a los palacios vaticanos de los millares de documentos diseminados en distintos edificios.

Esa confusión nació de que el adjetivo "secreto" hacía referencia a que se trataba del archivo personal o privado del Sumo Pontífice (de allí proviene precisamente la palabra "secretario"), aunque con el tiempo esa acepción se perdió en favor del sentido de confidencialidad, lo que estimuló la imaginación de muchos historiadores y de una cantidad de escritores y guionistas cinematográficos e inspiró una infinidad de novelas y películas de variado éxito.

El documento más antiguo de esa increíble colección, que se extiende a lo largo de 85 kilómetros de estanterías, es del siglo VIII. Dentro de ese fárrago pueden encontrarse auténticas joyas históricas, desde la solicitud de anulación del matrimonio de Enrique VIII con Catalina de Aragón hasta el acta del juicio a Galileo Galilei, pasando por las cartas de Miguel Ángel en las que reclamaba el pago de sus honorarios por la pintura de la Capilla Sixtina.

Durante siglos, el acceso al archivo estuvo extraordinariamente limitado, lo que generaba una constante crítica de los sectores liberales y las iglesias protestantes contra el "secretismo" vaticano. Esa presión originó una apertura progresiva y en cuentagotas, iniciada en 1881 por el papa León XIII, quien habilitó una gran sala para los investigadores autorizados, aunque éstos solo podían consultar los documentos anteriores a 1815.

En 1965, Paulo VI permitió a los investigadores estudiar una parte de los archivos correspondientes a la segunda guerra mundial. En 2002, Juan Pablo II levantó el secreto sobre los documentos relativos a la relación entre el Vaticano y la Alemania nazi pero solo hasta 1939. El siguiente paso fue impulsado por Francisco: si bien las normas establecían que los documentos se desclasificaban por el período entero de cada pontificado y al cabo de 70 años de la muerte del Papa, la apertura del período de Pío XII, fallecido en 1958 y que por lo tanto deberían haber sido abiertos en 2028, fue adelantada a la fecha estipulada.

Dos visiones contrapuestas

Las acusaciones contra Pío XII por su supuesta complicidad con las atrocidades del nazismo se fundamentan en que el Papa nunca atacó públicamente a la Alemania nazi. Una de las máximas expresiones de esas acusaciones fue, en 1963, la obra de teatro "El Vicario", de Rolf Hochhuth, que describía a Pío XII como un hombre que, llevado por su odio al comunismo, habría alentado el expansionismo del Tercer Reich. Pero el punto más alto fue probablemente el libro "El Papa de Hitler", publicado en 1990 por el periodista británico John Cornwell.

Como contrapartida, una notable cantidad de fuentes judías tienen otra interpretación de los hechos. Cuando falleció Pío XII, la canciller israelí Golda Meir afirmó que "durante los diez años de terror nazi, cuando nuestro pueblo sufrió un martirio horroroso, la voz del Papa se elevó para condenar a los verdugos y para expresar su compasión hacia las víctimas".

Simultáneamente, Massimo Caviglia, director del mensuario Shalom, de la comunidad judía italiana explicó que "Pío XII no pudo actuar de otra manera: sabía que si tomaba una posición oficial contra Hitler, la persecución se habría vuelto también contra los católicos. Sin embargo, en privado ayudó a los judíos, dándoles asilo en edificios eclesiásticos. También mis padres se salvaron en uno de esos conventos".

En agosto de 2022 el semanario "Aurora Israel" afirmaba: "Muchos acusan a Pío XII de colaboracionista o directamente lo llaman el "Papa nazi". Pero, ¿qué dijeron Golda Meier, Alberto Einstein, Jaim Weizman, Ytzhak Herzog, Moshé Sharet, Bernardo Henry Levy y otras personalidades sobre el papa Eugenio Pacelli? Todas esas personalidades y muchas más dicen que Pío XII, viendo la imposibilidad de ser útil en una confrontación directa contra Hitler, optó por dar ayuda en total silencio a los perseguidos por el nazismo. Pío XII impartió órdenes personalmente a todas las iglesias, conventos, parroquias, santuarios y seminarios católicos de proteger a todos los judíos posibles, dándoles asilo, documentos falsos y toda una batería de elementos disponibles para evitar la deportación a los campos de exterminio. Se calcula que más de 800.000 judíos salvaron sus vidas gracias a la Iglesia Católica y a Pío XII".

Ya muchos años antes, en declaraciones formuladas a la revista "Times Magazine" en diciembre de 1940, Albert Einstein, señaló que "sólo la Iglesia permaneció de pie y firme para hacer frente a las campañas de Hitler para suprimir la verdad. Antes no había sentido ningún interés personal por la Iglesia, pero ahora siento por ella un gran afecto y admiración, porque solo la Iglesia (guiada por el papa Pío XII) ha tenido la valentía y la obstinación de sostener la verdad intelectual y la libertad moral".

Detrás del telón

Un revelador testimonio del general rumano Mihai Pacepa, un oficial de la inteligencia militar de su país durante el régimen comunista que desertó del bloque soviético, consignó que la publicación de "El Vicario" fue parte de una campaña ordenada en 1960 por el primer ministro Nikita Kruschev. Esa operación, bautizada como "Asiento 12", estaba destinada no sólo a desacreditar a Pío XII sino a contrarrestar la influencia política de la Iglesia Católica, cuando la Santa Sede se había transformado en un actor fundamental en la lucha contra el avance del comunismo en Europa Occidental, en especial a través del aliento a la creación de la democracia cristiana, que asumió los gobiernos de Alemania e Italia en la etapa de reconstrucción posterior a la caída de Hitler y Benito Mussolini.

El historiador estadounidense Mark Riebling, experto en inteligencia del Vaticano y autor del libro "La Iglesia de los espías. La guerra secreta del Papa contra Hitler", sostiene que, escudado en la teoría del "tiranicidio" para situaciones extremas, acuñada nada menos que por Santo Tomás, Pío XII llegó incluso a involucrarse en complots de disidentes alemanes para ejecutar a Hitler. Puntualiza que "si lees las más fuertes críticas contra la Iglesia en la época nazi, todas las principales admiten que Pío XII odiaba a Hitler y trabajó secretamente para eliminarlo". En un relato apasionante, Riebling describe los contactos subterráneos entre la Santa Sede y ciertos grupos católicos de la resistencia contra Hitler en el interior de la Alemania nazi, donde aparecen los nombres de algunas personalidades políticas más tarde relevantes, entre ellos el propio Konrad Adenauer, el fundador de la democracia cristiana germana y artífice de la reconstrucción de su país durante la posguerra.

Algunos vaticanólogos intuyen que esa decisión de Francisco de anticipar la apertura de estos archivos sobre la época de Pío XII puede responder a la intención de poner de manifiesto esas complejas sutilezas a las que suele acudir la diplomacia vaticana en determinadas circunstancias harto difíciles y permita otra mirada sobre ciertas posturas políticamente muy controvertidas de su pontificado, entre ellas la cuestión de los derechos humanos en Venezuela o la invasión rusa a Ucrania.

* Vicepresidente del Instituto de Planeamiento Estratégico

 

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