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Casi cinco millones de personas tienen algún grado de enfermedad renal crónica (ERC) en la Argentina, pero se estima que solo una de cada diez lo sabe, alertaron ayer desde la Sociedad Argentina de Nefrología (SAN) e insistieron en la importancia de controlar la función del riñón a través de estudios sencillos de sangre y orina para llegar a diagnósticos tempranos y ralentizar el progreso de la enfermedad.
"El principal obstáculo para el acceso temprano al diagnóstico es que los pacientes son derivados tarde a la consulta, porque es una enfermedad que no se manifiesta hasta muy avanzada. Sin embargo a través de estudios de rutina, como la medición de creatinina en sangre y de la urea en orina así como la aparición de filtrado glomerular, hemoglobinuria, proteinuria, glóbulos rojos o hemoglobina, se puede detectar si hay algún problema", explicó a Télam el médico nefrólogo Carlos Bonnano, presidente de la SAN.
La enfermedad renal crónica del riñón, también llamada insuficiencia renal crónica, es la pérdida gradual de la función renal.
Los riñones filtran los desechos y el exceso de líquidos de la sangre, que luego son excretados en la orina, pero cuando la enfermedad renal crónica alcanza una etapa avanzada, niveles peligrosos de líquidos, electrolitos y los desechos pueden acumularse en el cuerpo.
Bonnano detalló que "las principales causas de la ERC son la diabetes y la hipertensión, que son dos enfermedades crónicas no transmisibles que se han vuelto epidemia en el mundo a causa del sedentarismo, y las dietas hipercalóricas y abundantes en sal; luego hay otras causas propias del riñón, como puede ser la poliquistosis renal o las glomerulopatías, pero son mucho menos frecuente".
Asimismo, añadió que "no existe un tratamiento curativo de la enfermedad renal crónica pero sí hay tratamientos para enlentecer el progreso, por eso es importante el diagnóstico temprano". Según datos de la SAN, se estima que en el mundo una de cada 10 personas adultas padece enfermedad renal; pero a medida que avanza la edad se vuelve más prevalente: uno de cada cinco hombres y una de cada cuatro mujeres entre 65 y 74 años tienen ERC y esta afecta a la mitad de las personas de 75 años o más.
Existen distintos grados de pérdida de la función renal, en los casos más graves se requieren tratamientos de reemplazo (diálisis) e incluso se puede llegar a necesitar un trasplante.
Se calcula que más de 2 millones de personas a nivel global reciben tratamiento de reemplazo renal con diálisis o con un trasplante de riñón, aunque muchas más necesitarían tratamiento pero no lo reciben.
En Argentina se estima que 1 de cada 8 personas padece algún grado de ERC (lo que equivale a casi cinco millones de personas) y que solo una de cada 10 lo sabe. En tanto, la enfermedad renal en los niños es menos frecuente.