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"¡Con calor, sí! Todo el mundo está con calor. Mi prima me dijo el otro día 'che, vos debés ser la única persona del país que está disfrutando de este clima'", dice al teléfono Pilmaiquén Mlikota. "A mí me encanta el calor", agrega con una energía admirable. La compositora santafesina está en Salta, actúa esta noche en la Usina y se va a quedar unas semanas; cuando El Tribuno se contactó con ella, se estaba preparando para ir a un ensayo con una cuerda de tambores integrada por mujeres, para luego participar de la marcha por el 8M. Música, pertenencias, horizontes fueron parte de la charla que mantuvimos con la artista.
En el recital proponés un recorrido por tu carrera, por tus discos…
Justamente, estuve cantando en un lugar y una chica que siempre me va a escuchar me dijo: "Me imagino que estás incluyendo tal y tal tema del primer disco". Y yo le dije "¡Uy mirá, eso no lo puse". Y ya me hizo dudar porque digo "cómo se me pasó por alto". Todos mis discos están caracterizados por tener ritmos del folclore de Latinoamérica, en los tres pasa lo mismo. Siempre hay alguna zamba, algún bossa nova, algún chamamé... Así que la selección de las canciones tiene que ver con lo temático y también con lo rítmico. Hay algunas litoraleñas, un par de candombes uruguayos y también voy a hacer canciones de algunas compositoras como María Elena Walsh, Marilina Ross, Natalia Lafourcade. En el marco del mes de la mujer, preferí elegir compositoras mujeres para homenajear...
¿Qué temas vas a hacer de estas compositoras?
De María Elena Walsh voy a hacer la "Como la cigarra"; de Marilina Ross, "Puerto Pollensa"; de Eladia Blázquez voy a hacer "El corazón mirando al sur"; de Natalia Lafourcade, un tema que se llama "Hasta la raíz". Y también voy a hacer un tema de Ana Prada, uruguaya, llamado "Soy pecadora"...
Considerando tu experiencia, ¿qué peso tiene el ser cantautora en estos tiempos?
Está complicado, sobre todo después de la pandemia hay que inventarse todo el tiempo, y trabajar de lo que se pueda. Yo hasta la pandemia vivía exclusivamente de giras y de tocar; por supuesto, con la vida de la música que siempre es versátil y un tanto inestable, y lo venía haciendo consecutivamente. Y ahora mismo, más allá de lo económico, lo que me sostiene es lo que me produce poder hacer esto, digamos. En estos días previos, por ejemplo, me pongo supernerviosa con la situación, pero yo sé que después estar con los músicos con los que estoy compartiendo, compartir el escenario, compartir la música... después eso me deja en un nivel de plenitud que no siento con ninguna otra cosa que hago. Entonces, yo creo que lo que me sostiene haciendo esto es esa sensación que no la puedo encontrar de otra manera, cómo me siento haciendo música.
Pilmaiquén actúa este viernes, a las 21, en la Usina Cultural, Juramento y España. Junto a invitadas e invitados, recorrerá canciones de sus cinco discos y versionará a otras compositoras latinoamericanas. Entrada a la gorra.
Otra marca de lo que hacés son los ritmos latinoamericanos, viajaste por el continente...
Viajé un montón por América; igual, hace como 5 años que no viajo por aquí porque me fui más para el lado de Europa, a hacer temporadas por allá. Pero sí viajé muchísimo; en el 2008 fue el primer viaje, que llegamos con Dafne (Usorach) -teníamos un dúo-, en ese momento llegamos hasta Cuba. Habíamos hecho Ecuador, Perú y Bolivia. Y después, en otro momento, como solista viajé por Chile, Brasil, Colombia... Volví a Ecuador, Perú y Bolivia, y estuve casi en todos los países de Latinoamérica, y todavía me queda por recorrer. Y entraron en mí esos ritmos. A mí me gusta mucho la percusión y antes de esos viajes yo hacía más canción de trova, como si fuese Silvio (Rodríguez) o Baglietto o Fandermole, esa historia. Y cuando comencé a viajar ya se me metieron en el corazón y en la cabeza otros ritmos latinoamericanos, y allí ya comencé a ponerlos en práctica y me dije aquí tiene que haber algo brasileño, algo peruano...
En tu generación, muchas intérpretes se nutren del continente, dejando de lado las fronteras nacionales para asumir ese folclore de Latinoamérica.
Bueno, para mí fue natural... no es que salí a buscarlo, sí salí a conocer y a viajar y a cantar porque a mí me encanta viajar y más con la música. Y sí, descubrir todas esas cosas es hermoso para cualquiera, cuando te encontrás con el candombe, con el folclore de cada lugar, porque también eso te hace conocer a la gente del lugar. No sé... yo voy caminando, por ejemplo por Salta, y en cualquier auto escucho sonar una zamba, un auto que pasa escuchando música fuerte o los tipos que están trabajando en la construcción, de pronto están escuchando folclore, y eso es conocer a la gente y es hermoso. Y eso pasa en todos los lugares.
Las pertenencias, los lugares propios se evidencian incluso en tu nombre... ¿Pilmaiquén es mapuche?
Sí, es mapuche y significa golondrina...
Y tu apellido es con "M" y sin la "i" pegada... Mlikota.
Sin "i", es Mlikota. Lo que pasa es que es croata y es un tanto difícil de pronunciar "mli". Siempre todo el mundo se confunde por el nombre y el apellido...
En tu nombre está en cierta forma resumida esta cuestión de América, con tanta diversidad y tanto por recorrer...
Sí, mi nombre significa golondrina y "cuenta la leyenda" que cuando yo era chiquita mi abuela se me ponía al lado del Moisés y me decía: "Golondrina, golondrina sete andarina". Y parece que me lo tomé en serio, aunque no lo recuerde, y bueno… (risas). No sé si fue primero el nombre o yo, pero lo cierto es que me la paso viajando de un lado a otro como una golondrina y en los últimos años –precisamente- viajo al verano (risas)...
Y volvemos al principio de la charla con el tema del calor… No sé si las golondrinas cantan, pero vos sí. ¿Qué músicos te van a acompañar?
En la banda van a estar Leo Goldstein, en piano; Esteban Cárdenas, en percusión, y Darío Moksha en guitarra. La poeta Noelia Gana va a leer dos poemas. Habrá una cuerda de candombe, de chicas también, y una pareja bailará una zamba. Va a haber un poco de todo. La idea es compartir ese día.
Va a ser a la gorra, como el arte callejero y no es usual...
En verdad, es gratis. Lo de la gorra lo vamos a poner por si alguien quiere colaborar, pero no va a ser obligatorio... Y bueno, yo toqué muchos años en la calle. En Rosario y en algunos viajes, cuando hay que salir del paso, he tocado en la calle y es otro lenguaje. Y me gusta a mí conservar esto de que el arte sea para todo el mundo, para el que pueda pagar y para el que no. Y casi siempre pasa que el que puede pagar pone la plata en la gorra como si estuviera pagando una entrada. Y el que no puede pagar puede ir igual, y al final se compensa, se equilibra la cosa. Para mí es muy importante que el arte no sea privado.
¿Tenés otras presentaciones en Salta?, ¿te quedás un tiempo?
Me voy a quedar por un tiempo, pero por el momento no hay ninguna otra presentación planeada. Me voy a quedar hasta fines de abril, seguro. Me encanta Salta. Voy a ver el otoño salteño, traje abrigo por si acaso...
De vivencias y caminos
Pilmaiquén Mlikota nació en 1981 en San José de la Esquina, Santa Fe. Su obra cuenta y relata diferentes momentos de su vida y su entorno social, logrando a través de historias y ritmos latinoamericanos sumergir a su público en situaciones cotidianas, viajes aventureros y un sinfín de emociones, e invitan a reflexionar.
Influenciada por la poesía de la vieja y nueva trova, lleva la palabra con la firmeza de sus convicciones y las vuelca en su poesía que, entreverada con melodías y paisajes, logra momentos íntimos con el público.
Grabó cinco discos, dos en formato dúo, junto a la cantautora Dafne Usorach, y tres como solista. "Naturaleza Receptiva" en 2011, "Elemental" (2013)" y "Atemporal" (2017). Este último trabajo fue dirigido por Paula Suárez y recibió el apoyo del Instituto Nacional de la Música de Argentina (Inamu) y de la Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE), para su publicación en 2019. Pilmaiquén ha estado de gira en los últimos años por países de Europa.