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Vuelve la Compañía Teatral Salteña con la comedia "Qué par de mentirosos", del dramaturgo argentino Guillermo Camblor. Repondrán la obra hoy y mañana, a las 21.30 en el Salón Auditórium (avda. Belgrano 1349). La entrada vale $2500 y los jubilados abonan $1500.
Bajo la dirección de Jaquelinne Minati actuarán: Beli Figueroa, María Vélez, Daniel Frisoli (nominado al Premio Victoria como Mejor Actor de reparto), José Manenti, Noelia Toscano y Sebastián Osorio, ganador del Premio Victoria como Mejor Actor Revelación.
La comedia cuenta la historia de Marcos, un hombre común, visitador médico y muy mujeriego, que pretende dejar su pasado atrás y construir un futuro al lado de Cecilia, a quien trae a su casa para pasar una noche que inaugure una relación seria. Pero la visita de su sobrino Cacho, un desesperado plomero en busca de una aventura sexual, lo complica todo y hace que Marcos se vea envuelto en una serie de equívocos difíciles de explicar a Cecilia. Todo esto sumado a la llegada de una ex amante de Marcos, que hará todo lo posible para mantener relaciones sexuales de inmediato.
Atento a las novedades y para conocer algo más sobre el elenco, El Tribuno dialogó con el actor Sebastián Osorio (40), ganador del Premio Victoria como Mejor Actor Revelación en la última entrega de este galardón. Osorio comentó que desde los 5 años se dedicaba al deporte, pero que se sintió llamado por el arte ocho años más tarde, cuando descubrió que sentía que al entregarse a la danza, el teatro y la comedia musical se completaban todos sus vacíos vocacionales. "Yo tuve un dios aparte, porque me llevó con los mejores maestros", sintetizó y desgranó los profesores que le transmitieron conocimientos.
"Danzas clásicas hice con Miriam Pedrazzoli, que fue la luz máxima (de este género) en Salta. Danzas árabes hice en su momento con la gran maestra de todos los maestros que siguieron y que siguen siendo de acá, Ruth Ecónomo. Después hice español -muy poco- con Silvita Castelli, que es supergrosa. Hice jazz con Liliana Biagini. Luego danzas latinocaribeñas con un gran maestr.o que es el director del ballet de Celia Cruz hace millones de años, Carlos Tapia", repasó, con gratitud, su paso a paso en la danza. Su primer cambio de vida llegó con una beca de dos años de duración en el Teatro Colón, que le otorgaron a los 16 años. En el prestigioso semillero de la danza dijo haber tomado clases con eminencias y también con Olga Ferri, una bailarina argentina de relevancia internacional que fue durante décadas primera figura del Colón y cuya más eminente alumna fue Paloma Herrera. Además, allá hizo teatro con Pepe Cibrián y Federico Lupi.
Pero también cita nombres del arte escénico local: "Comencé con mi gran amiga y superdirectora Claudia Mendía. En su momento trabajaban juntos con Rafael Monti, así es que me dirigieron los dos y fueron años hermosos cuando era muy niño y estaba en obras de teatro, superproducciones que hacía Rafael Monti. Yo a ellos les debo todo sobre el teatro. Los últimos dos años que estuve acá en Salta hice teatro con Claudio García Bes, que también es una eminencia del teatro en Salta".
Previo paso por Tucumán, donde se dedicó a la comedia musical, Osorio volvió a Salta dos meses antes de que se desatara la pandemia por el Covid-19 con su respectiva emergencia sanitaria y cerrazón artística.
Escena de la comedia de enredos. Gentileza de Camilo Ale
Aquí recibió la propuesta de La Compañía Teatral Salteña, de José Manenti, y reconoció que al principio lo desconcertó, pero en un impulso vital aceptó. "Dije que sí, le metamos, qué vamos a hacer". Su vacilación pasaba porque desde los 19 años que no hacía teatro y sí comedias musicales que lo habían llevado por Buenos Aires, Mar del Plata y Carlos Paz. Desde el libreto el personaje asomaba como "un desafío personal" para Osorio por sus características, "algunas parecidas a mí y otras muy opuestas".
Actualmente, reconocimiento de la comunidad teatral salteña mediante, solo tiene palabras de agradecimiento a sus compañeros, al productor y a la directora. "La que hizo que el personaje llegue a donde está es Jaquelinne, porque no todos los directores, y eso es algo personal de cada director, te dejan libre para que vos puedas expresarte, formarlo al personaje y de ahí hacer un trabajo entre los dos", afirmó acerca de la construcción de este ser ficcional, del que no anticipó mucho. "Es superextrovertido, llega en un momento clave de la obra, cuando ya comienzan los enredos, pero llega para enredar más la obra y genera un conflicto hasta hacer que todos los personajes queden descolocados ante él. Llega desde España después de muchos años a Argentina y es open mind", compartió.
El actor Sebastián Osorio posa con su Premio Victoria.
Y también habló acerca de lo que le imprimieron sus compañeros. "Ellos me daban algún tip que podía llegar a quedar bueno y después yo veía que repegaba y ellos se mataban de risa. Entonces al premio, como lo dije en su momento, se lo dedico también a mis compañeros, porque este personaje no es solo mío, todos se involucraron y eso es lo que más me gustó, que escuché cada cosita y quedó un personaje divino que la verdad es que lo disfruto un montón sobre el escenario", destacó. Por último, se deshizo en recomendaciones para que el público vaya a ver la obra. "Amo la obra porque es espectacular. Tenés una hora y quince minutos para reír. La gente que va, el 100% te dice que durante ese tiempo no había mirado nunca el celular y en esta época en la que estamos acostumbrados a abrir el teléfono por nuestras redes sociales cada diez minutos es un logro", comentó. Y cerró con la gratificación del reconocimiento en la calle: "Otra de las satisfacciones que me trae la obra es que la gente que se va feliz con mi personaje no se olvida de mí. Después de las funciones o cuando voy a cenar afuera o paso caminando por algún lugar, me gritan el nombre del personaje y me ubican en la calle. Hacer olvidar a la persona el tiempo que vos estás en el escenario de todos los quilombos que tiene es algo muy lindo".
Aunque no lo tenga al frente, con esto parece dialogar con el autor de la pieza teatral, Guillermo Camblor: "Se hace reír cuando todo es un complemento, no es solo el texto, sino la puesta en escena, la dirección y la actuación. Las obras que ha hecho José Manenti, por ejemplo, siempre han estado muy bien puestas, entonces eso potencia el libro".