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EEUU y China: geopolítica y negocios

Miércoles, 28 de junio de 2023 02:33

La visita a China de Bill Gates y de otros prominentes hombres de negocios estadounidenses contrasta abiertamente con el endurecimiento de la política de la Casa Blanca hacia el régimen de Beijing y plantea una nítida contradicción entre las exigencias derivadas de la interdependencia económica entre las dos superpotencias y la disputa que ambas libran por el liderazgo mundial.

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La visita a China de Bill Gates y de otros prominentes hombres de negocios estadounidenses contrasta abiertamente con el endurecimiento de la política de la Casa Blanca hacia el régimen de Beijing y plantea una nítida contradicción entre las exigencias derivadas de la interdependencia económica entre las dos superpotencias y la disputa que ambas libran por el liderazgo mundial.

Gates, cuya fortuna es calculada en 104.000 millones de dólares por la revista Forbes, que lo ubica en el sexto lugar en el último ranking mundial de la revista financiera estadounidense, cofundador de Microsoft y personalidad emblemática de la economía del conocimiento, estuvo reunido largamente con el presidente Xi Jinping, dos días antes de que este recibiera al Secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken.

La entrevista alteró el rígido protocolo del jefe de Estado chino, quien rara vez recibe individuamente a figuras empresarias. No obstante, en los últimos años también lo hizo con otras dos estrellas del mundo de la alta tecnología: Tim Cook, sucesor de Steve Jobs en Apple y Jeff Bezos, titular de Amazon, la líder global de comercio electrónico.

En medio de la atmósfera de tensión diplomática entre Washington y Beijing, Xi Jinping fue inusualmente cálido con su visitante, a quien catalogó como un "viejo amigo". Resaltó que "usted es el primer amigo estadounidense con el que me reúno este año. Siempre hemos puesto nuestras esperanzas en el pueblo estadounidense y esperamos que continúe la amistad entre los dos pueblos".

Oficialmente Gates, quien viajó a China por primera vez desde 2019, fue recibido oficialmente por Xi Jingping como presidente de la Fundación Bill y Melinda Gates. A la salida, afirmó que se sentía muy honrado de reunirse con el mandatario chino. Justificó su presencia en la necesidad de dialogar con socios en cuestiones de salud y desarrollo social. Como gesto de amistad, anunció también que su fundación donaría 50 millones de dólares para contribuir a los esfuerzos chinos en la lucha contra la malaria y la tuberculosis. Subrayó que esas dos enfermedades "afectan de manera desproporcionada a los países más pobres del planeta".

La fundación renovará también su cooperación con el Instituto del Descubrimiento de Medicamentos para la Salud Mundial, fundado en Beijing por el propio Gates, y con la prestigiosa universidad Tsinghua.

El magnate y filántropo destacó que "China ha hecho grandes progresos en la reducción de la pobreza y la mejora de la salud en el país". Agregó que "espero que China pueda desempeñar un papel aún más importante para hacer frente a los grandes desafíos actuales, en particular los que enfrentan los países africanos".

Diplomacia empresaria

Gates se sumó a un creciente número de empresarios estadounidenses que viajaron recientemente a China aprovechando su reapertura tras el fin de las restricciones impuestas por el Covid 19. En mayo lo precedió Elon Musk, el nuevo empresario estrella en el firmamento mundial, dueño de la compañía automotriz Tesla, de Space X, pionera de la industria espacial, y ahora también de Twitter.

Musk fue recibido por varios ministros chinos y visitó la gigantesca fábrica de su marca de automóviles eléctricos en Shanghái, donde dialogó con el personal. Más elocuente que Gates, el multimillonario declaró que los intereses entre Estados Unidos y China están "entrelazados como gemelos unidos, que son inseparables el uno del otro".

En marzo, un mes antes que Musk, también estuvo en Beijng el titular de Apple. En la oportunidad, Tim Cook se refirió a la relación "simbiótica" de Apple con China, sede de la mayor fábrica de teléfonos iPhone del mundo. A esa lista de visitantes destacados habría que agregar al Director General del JPMorgan Chase, Jamie Dimon, y a altos directivos de otras grandes firmas estadounidenses, como General Motors y Starbucks, que viajaron en las últimas semanas para entrevistarse con altos funcionarios chinos. Lo cierto es que el mundo empresarial estadounidense observa con preocupación el enrarecimiento de las relaciones entre Washington y Beijing, agravado por las limitaciones impuestas por la administración demócrata en 2022, por razones de seguridad nacional, a las exportaciones a China de los semiconductores más avanzados y del material necesario para producirlos.

El Consejo de Negocios Estados Unidos - China, clásico interlocutor entre Washington y Beijing, experimenta una pérdida de su influencia en un Congreso cada vez más agresivo con el régimen chino, que no escuchó su voz contraria a las restricciones comerciales. Joe Mazur, un analista de la consultora Trivium, advierte que "tienen que defender un continuo acercamiento con China cuando la opinión en Washington es que el momento del acercamiento ha pasado".

James Zimmerman, ex titular de la Cámara de Comercio Estadounidense en China, sostiene que "los negocios estadounidenses tienen inversiones sustanciales, con miles de empleados, y todavía consideran a China un mercado prometedor". De allí que este incremento de viajes a Beijing sea visualizado entonces como parte de una incipiente "diplomacia paralela" del mundo empresario para compensar las posiciones más hostiles de la administración demócrata.

Así como desde 1979, con la apertura internacional inaugurada por Deng Xiaoping, China imitó a Estados Unidos y avanzó en la implementación de reformas económicas de corte capitalista para mejorar su nivel de productividad, la administración demócrata impulsa ahora en Estados Unidos algunas iniciativas intervencionistas que imitan medidas similares adoptadas por el régimen comunista. En particular este afán imitativo busca competir con el plan "China 2025", motorizado por Beijing para incentivar la innovación en alta tecnología a fin de colocar al coloso asiático a la vanguardia de la Cuarta Revolución Industrial.

Tal el caso de las decisiones proteccionistas adoptadas para desalentar la presencia de empresas chinas en sectores estratégicos de la economía, en especial de las comunicaciones, y de la sanción de la "Ley de Competencia e Innovación de Estados Unidos", votada en el Congreso por una amplia mayoría, tanto demócrata como republicana, que impulsa una "política industrial" de sesgo intervencionista basada en el empleo de recursos públicos orientada a la promoción de los "campeones nacionales" en las actividades estimadas prioritarias para la puja con China por la supremacía tecnológica global. Más allá de los beneficiarios directos de las medidas de promoción, los estamentos directivos de las grandes corporaciones transnacionales norteamericanas temen las posibles consecuencias de una estrategia de desacople. Advierten que Estados Unidos es el mayor socio comercial de China y el destino principal de sus inversiones en el exterior. Uno de los peores escenarios imaginables para la economía norteamericana sería un colapso en la economía china y, a la inversa, lo peor que le podría suceder a China es un colapso de la economía estadounidense.

En la visión del "big business" norteamericano, la interdependencia económica generada por el fenómeno de la globalización del sistema productivo, cumpliría hoy un papel similar al del peligro del empleo de la bomba atómica durante la guerra fría, cuando el llamado principio de la "destrucción mutua asegurada" garantizó durante cuatro décadas la paz entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Detrás de esta lógica cabe inscribir estas renovadas peregrinaciones a Beijing de los popes empresarios estadounidenses, interesados en que la disputa geopolítica inevitable no infrinja daños económicos irreparables a ambos contendientes. La política y la economía no siempre van de la mano.

* Vicepresidente del Instituto de Planeamiento Estratégico

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