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Invitado por el Foro de Observación de la Calidad Institucional de Salta para exponer en el Conversatorio: Tratado Unión Europea-Mercosur y su impacto en el sector productivo del Norte Grande, el abogado y diplomático argentino Mario Verón Guerra llegó a Salta para compartir toda su experiencia en el tema. Su currículum es tan extenso como impresionante. En 2016 fue designado embajador ante la Unión Europea y en enero de 2018 fue embajador en Francia. En marzo de 2020 fue al Ministerio de Relaciones Exteriores, finalizando sus funciones como embajador. En diálogo con El Tribuno, el diplomático analizó el tratado que se está negociando y en qué nos puede beneficiar.
¿Qué me puede contar sobre su disertación?
El acuerdo con la Unión Europea es un acuerdo complejo, profundo, amplio, que todavía no está vigente. Faltan cosas que hacer, hay cuestiones procedimentales, tanto dentro de la Unión Europea (UE) como dentro del Mercosur, que hacen que la negociación si bien está técnicamente cerrada, quedan cuestiones colaterales de perfeccionamiento del acuerdo para ponerse en marcha.
¿Cuáles serían esas cuestiones?
Empezando por terminar de consensuar los textos. Eso quiere decir que se hace una especie de peinado jurídico sobre los textos negociados. Eso tiene que ver con poner en idioma jurídico un acuerdo internacional y que no haya contracciones o repeticiones. Al mismo tiempo, hay que escribir los distintos reglamentos de los distintos capítulos, que son 16, negociados dentro del acuerdo. Al mismo tiempo, hay que trabajar sobre la distribución de las cuotas en aquellos productos o sectores donde se han negociado con cuotas. O sea, son todas cuestiones técnicas menores al acuerdo pero accesorias al mismo y que hay que terminarlas para poder presentar todo este acuerdo.
¿Qué pilares tiene el acuerdo firmado?
Básicamente tiene tres pilares: uno económico, uno político y otro de cooperación. Esos tres pilares constituyen un acuerdo de tratamiento especial de acuerdo estratégico con la UE. Dicho sea de paso, este acuerdo no es nuevo. El tratamiento de este acuerdo tiene más de 20 años. El memorándum con el cual se da inicio a esto se firmó en 1991, cuando todavía no era la Unión Europea sino Comunidades Europeas. Fue firmado en el momento en que el Mercosur comenzada a dar sus primeros pasos en su material de relacionamiento externo.
"Entre los dos bloques, la Unión Europea y el Mercosur, tenemos un conglobado de casi 900 millones de personas que consumen".
¿Qué características tiene el acuerdo?
Este acuerdo va a ser el primero entre dos bloques enormes, que son dos animales jurídicos diferentes. Uno tiene una estructura jurídica más pesada que el otro. La UE está mucho más articulada jurídicamente que el Mercosur, primero porque tiene muchos más miembros, segundo porque tiene más tiempo y tercero porque tiene más profundidad en la integración, cosa que algún día esperamos que eso pase con el Mercosur y las reglas se cumplan para poder iniciar un camino virtuoso dentro de la región. Ahora son dos animales diferentes que han decidido integrarse. Entre los dos es un conglomerado de aproximadamente 900 millones de consumidores, en los cuales, obviamente, existen intereses defensivos y ofensivos en ambos lados y se ha tratado de equilibrar esa situación. Las exclusiones de productos en el acuerdo son pocas. Prácticamente es el 98% del comercio entre los dos bloques que está incluido dentro del acuerdo, las exclusiones son mínimas.
¿En qué estado está el acuerdo?
Se ha negociado durante muchos años y en el último sprint de la negociación, durante el 2015 y 2019, se consiguió cerrar el acuerdo técnicamente y ahora estamos en la fase de perfeccionamiento del acuerdo para poder implementarlo.
Entonces cuál es el horizonte del acuerdo...
La verdad que el horizonte va a estar dado en la medida de la preparación de cada uno de los bloques y su voluntad de integrarse. No solamente hay intercambios de bienes. El acuerdo incorpora servicios, aunque en Argentina ya incluíamos servicios, Brasil no, con lo cual hay una apertura al sector servicios muy grande. Se ha tratado el tema de las compras gubernamentales. Obviamente tiene reglas de orígenes, solución de controversias. Para el Mercosur particularmente lo que hace es ponernos en el camino del perfeccionamiento de nuestro sistema de política comercial. En definitiva, lo que hace el acuerdo, nos obliga al Mercosur a ordenarnos y nos obliga a tener disciplinas que antes no teníamos, por ejemplo compras gubernamentales. Imagínese, y esto es muy importante. En Brasil pasaron un Mundial de fútbol y unas Olimpíadas donde hubo que hacer aeropuertos, terminales, rutas, estadios y no le pudimos vender un clavo a Brasil. O mejor dicho, le vendimos quizás más de un clavo, pero no en la medida que este evento y esta unión aduanera requiere. Entonces, esa disciplina va a ser común también al Mercosur. Los países miembros entre sí van a poder ofertarse y acceder a los mercados de cada uno de ellos en materia de compras públicas, infraestructura.
"Las exclusiones de productos en el acuerdo son pocas. Casi el 98% del comercio entre los dos bloques está incluido dentro del acuerdo".
¿No tener una moneda común dentro del Mercosur es un inconveniente para el acuerdo?
Yo no estoy en condiciones de opinar de la parte monetaria. Lo que sí puedo decir es que todo fallo estructural en los fundamentos económicos impacta sobre las conductas de las exportaciones. Ahora, para tener una moneda única, cosa que a mí me parecería una muy buena idea, creo que hay cumplir una serie de pasos anteriores que no han sido iniciados. Como por ejemplo: una armonización macroeconómica inicial, por lo pronto, y poner nuestros ciclos en línea. No sé si eso será posible.
¿Cuál es la incidencia en el Norte Grande de este acuerdo?
Ningún acuerdo es virtuoso por sí mismo. Hay que tratar de explotarlo en su integridad para poder tener realmente un diagnóstico de los beneficios. Lo que nosotros vemos es que hay un horizonte de beneficios, habida cuenta de lo que va a requerir el acuerdo es que nosotros nos ordenemos, no solamente en materia macroeconómica sino también en cuestiones sanitarias, de adecuación de productos, de mejorar nuestra oferta, y eso tiene que venir acompañado con una mejora de los fundamentos económicos de Argentina. Tener un tipo de cambio unificado porque uno duplicado afecta la competitividad de las exportaciones. El acuerdo contempla todos los productos regionales. No hay ningún producto regional que no haya sido incluido en los acuerdos.