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Un país saturado de paros, piquetes y oportunismo

El gasoducto de Vaca Muerta trae un alivio para el abastecimiento interno. Pero la sociedad está hastiada por la inflación, los piquetes y los paros.
Domingo, 09 de julio de 2023 02:01

Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa participarán hoy de la inauguración del primer tramo del Gasoducto Néstor Kirchner, en la localidad bonaerense de Saliqueló. Una obra importante, inusitadamente demorada, que genera expectativas. El aumento de la circulación de gas natural en el país aliviará la importación de gas licuado y permitirá volver al autoabastecimiento, que se interrumpió a partir de 2006, justamente durante la presidencia de Néstor Kirchner. Fue entonces cuando los gasoductos Norandino y Atacama, construidos para exportar el fluido hacia Chile, se empezaron a utilizar para importar combustible líquido regasificado de Medio Oriente.

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Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa participarán hoy de la inauguración del primer tramo del Gasoducto Néstor Kirchner, en la localidad bonaerense de Saliqueló. Una obra importante, inusitadamente demorada, que genera expectativas. El aumento de la circulación de gas natural en el país aliviará la importación de gas licuado y permitirá volver al autoabastecimiento, que se interrumpió a partir de 2006, justamente durante la presidencia de Néstor Kirchner. Fue entonces cuando los gasoductos Norandino y Atacama, construidos para exportar el fluido hacia Chile, se empezaron a utilizar para importar combustible líquido regasificado de Medio Oriente.

Otra expectativa está puesta en que se alivie el déficit que generan las tarifas y se mejore el abastecimiento en las épocas de mayor demanda.

Para el espectáculo de la política, lo más llamativo será la foto de los tres personajes que ocupan, cada uno, una porción de la presidencia. A esta altura podría decirse que el ministro de Economía Sergio Massa estará flanqueado por el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina de Kirchner, protagonista en el armado de la fórmula presidencial de 2019 y coprotagonista de la que lidera Massa en 2023.

Días turbulentos

Massa llegará a Saliqueló luego de las tensiones por el paro de colectivos dispuesto por la UTA (con el refuerzo tácito de un lock out empresario) que dejó en la calle a millones de pasajeros. La tensión surgió en junio. La UTA había acordado en enero, con Massa, un aumento del 60% en todo el año, que se aplicaría por mitades. Pero la inflación se acercó al 50% en seis meses y no había noticias de la suba.

El ministro de Transporte, el massista Diego Giuliano, y su par de Trabajo, Kelly Olmos, dispusieron una suba salarial, sin consultar a las empresas y sin definir quién iba a aportar el dinero. En el AMBA (Ciudad Autónoma y conurbano), de cada 12 pesos que paga el usuario por un boleto, el Estado lo completa con otros 88 pesos.

Al cabo del día, en tono de campaña, Massa trató de dirigir el fastidio hacia las empresas y, de paso, al Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Como la crisis energética, el régimen de subsidios al transporte crea un agujero negro de dinero que enrarece el servicio y facilita negocios entre funcionarios y empresarios.

En su discurso del viernes el ministro y candidato intentó desligarse de la responsabilidad del problema, aunque resulta muy difícil para quien esté en esa doble condición no pagar el costo de una indignación masiva en el corazón del conurbano y en varias provincias.

Para cualquier gobierno que inicie su gestión en diciembre, las tarifas representan un problema a resolver. Tarifas subsidiadas al combustible, a la energía y al transporte que, además de ser insostenibles, siempre postergan a las provincias más alejadas, especialmente al Norte Grande. Además, ofrecen un nicho propicio para la corrupción y ponen en evidencia que el usuario no puede pagar lo que cuesta realmente el servicio.

Escenario de un país en el que el PBI per capita ha descendido drásticamente en dos décadas. Y de una sociedad agobiada por la inflación, los paros y el deterioro en la educación y en la salud pública.

Conflictividad social

Además de los paros, lo que enrarece el humor social son los piquetes. Paros y piquetes desnudan la pobreza y también el aprovechamiento político de la necesidad.

Lo que está ocurriendo hoy en Jujuy, como lo que sucedió durante mucho tiempo en Chaco, pone en crudo el costo de la tercerización de la protesta social en personajes como Milagro Sala y Emerenciano Sena, por citar los ejemplos más impactantes. Estos, como otros activistas famosos, van conformando un subsistema de la precariedad dentro del sistema político.

Los precandidatos de Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, coinciden en un programa de reforma laboral y de solución a los piquetes. Ambos coinciden en buscar una solución.

El proyecto de reforma laboral, consistente en modificación de horarios y reglamentación de las huelgas, en especial en los servicios esenciales, necesariamente deberá ser acordado con la CGT. Además, deberá convocar a los gremios de las otras organizaciones. De lo contrario, algo que ya es difícil se volverá impracticable y violento.

En cuanto a las organizaciones de desocupados, la solución prevista es establecer un régimen personalizado de subsidios a la pobreza, a cargo del Estado, con un control profesional para que el beneficio vaya a quien corresponda y como corresponde. Un cambio drástico de sistema, que tampoco será viable sin acuerdos.

Hace algo más de veinte años no había subsidios a las tarifas ni al desempleo. O eran módicos. Aunque no se conoce aún el rumbo futuro, es inminente un fin de ciclo. Impredecible, porque nadie puede asegurar que se consolide la democracia representativa, o si, en cambio, se terminará imponiendo a la larga alguno de los dos extremos de la deconstrucción: el anarco liberalismo de Javier Milei o el milenarismo anticapitalista de Juan Grabois.

Una foto poco creíble

En Saliqueló la foto de Alberto Fernández y Cristina Kirchner junto a Sergio Massa está imaginada como una muestra de unidad. Sin embargo, luego de cuatro años de choques grotescos, la enemistad es indisimulable. Como también lo es la fantasía de una "Unión por la Patria" en torno a un candidato "de consenso" que deberá competir en las primarias con un emergente sin peso propio, como Juan Grabois, quien se quedará con un puñado de votos (vaya a saber cuántos) que no están garantizados para Massa en las generales.

 

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