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Rusia, en África, desafiando a Europa

Viernes, 25 de agosto de 2023 02:16

Un golpe militar en Níger, un país de 25 millones de habitantes situado en el corazón de África negra que padece desde hace años las consecuencias de la actividad de una guerrilla islámica que controla buena parte de su territorio, disparó una crisis internacional ocasionada por la preocupación de las potencias occidentales ante la comprobación de los peligros de la penetración política de Rusia en una región signada por la creciente presencia económica de China.

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Un golpe militar en Níger, un país de 25 millones de habitantes situado en el corazón de África negra que padece desde hace años las consecuencias de la actividad de una guerrilla islámica que controla buena parte de su territorio, disparó una crisis internacional ocasionada por la preocupación de las potencias occidentales ante la comprobación de los peligros de la penetración política de Rusia en una región signada por la creciente presencia económica de China.

La cúpula del Ejército, encabezada por el general Abdourahamane Tchiani, destituyó y detuvo al presidente Mohamed Bazoum e instauró un régimen militar. Pero lo que en un principio parecía un episodio propio de la política doméstica, producto de la intención del primer mandatario de reemplazar a Tchiani, alcanzó otra dimensión cuando el nuevo gobierno clausuró la cooperación militar con Francia, la antigua metrópoli colonial que tiene estacionadas tropas para colaborar con las autoridades en la lucha contras los grupos insurgentes.

El derrocamiento de Bazoum es el tercer golpe de Estado ocurrido en el continente africano en los últimos tres años, lo que marca un retroceso en el incipiente proceso de democratización de la región. Los anteriores fueron en Malí y Burkina Faso, otros dos países aliados de Occidente en la llamada región Sahel, donde los militares tomaron el poder también en un contexto de violencia descontrolada protagonizada por grupos armados vinculados con el terrorismo de ISIS y de Al Qaeda.

La instalación del nuevo gobierno fue festejada en las calles de Niamey, la ciudad capital, por columnas de manifestantes que expresaban su repudio al colonialismo francés y su respaldo al presidente ruso Vladimir Putin. Esto sucedió en un país que aloja en su territorio a 1.500 soldados franceses y 1.100 estadounidenses, y alberga una base para drones y donde el 40% del presupuesto nacional está compuesto por ayuda proveniente del extranjero, que asciende a 2.200 millones de dólares anuales.

Mientas el presidente galo Emmanuel Macron procedía a retirar a los 500 civiles franceses residentes en Níger, para proteger la seguridad de sus compatriotas, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), el bloque más poderoso de la región, integrado por quince países, con una población conjunta de alrededor de 400 millones de personas, fundado para impulsar el desarrollo de las economías locales pero a menudo involucrado en los conflictos políticos que afectan al continente negro, exigió el inmediato restablecimiento del mandatario depuesto y hasta amenazó con una intervención militar conjunta para restaurar la legalidad constitucional.

La Junta Militar rechazó categóricamente la intimación y decretó el estado de emergencia. En Niamey grupos civiles partidarios de Tchiani crearon una legión de "Voluntarios para la Defensa de Níger" a fin de colaborar con el Ejército ante una eventual invasión. Al mismo tiempo, los gobiernos de Malí y Burkina Faso se solidarizaron con el nuevo régimen y rechazaron cualquier intervención internacional.

Estas desavenencias generaron un debate en la Cedeao, cuyas fuerzas de paz han intervenido en el pasado para sofocar rebeliones y garantizar el cese de fuego en guerras civiles en sus países miembros. Su misión más reciente fue en 2017 en Gambia, donde sus efectivos impidieron que el expresidente Yahya Jammeh anulara unas elecciones que había perdido. El presidente de Nigeria, Bola Tinubu, titular del bloque regional, sostiene que África Occidental no puede soportar más golpes de Estado y que la Cedeao tiene que dejar de ser un "bull dog desdentado".

Sin embargo, esa postura combativa, compartida por los gobiernos de Senegal y Costa de Marfil, dista de ser unánime. Otros socios de la Cedeao advierten que Gambia es un país pequeño con un ejército débil, mientras que Níger tiene una superficie dos veces más grande que Francia y su Ejército ha sido entrenado por fuerzas especiales estadounidenses y europeas. Alertan que, por lo tanto, una intervención en Níger podría desencadenar una guerra civil a escala regional.

Putin presente

Quiso el azar, aunque algunos sospechen que tal vez no tanto, que al día siguiente del golpe de Estado en Níger, y con Putin aclamado en las calles de Nyamar, el primer mandatario ruso fuese el anfitrión de la cumbre Rusia - África en San Petersburgo, la antigua capital del imperio de los zares, donde anunció que iba a estudiar un plan de paz propuesto por las naciones africanas para terminar con la guerra de Ucrania.

En esa oportunidad Putin destacó el crecimiento del comercio entre Rusia y África, anunció la cancelación de deudas por 90 millones de dólares con cuarenta naciones africanas, la provisión de armas a varios países de la región y confirmó que Burkina Faso, Zimbawe, Somalia, Eritrea y República Centroafricana recibirían cada uno entre 25.000 y 50.000 toneladas de granos para paliar las dificultades alimenticias de sus pueblos.

Durante la reunión cumbre el presidente de República Centroafricana, Faustin Archange Touadéra, recalcó que Rusia había salvado a su democracia y evitado una guerra civil en su país. Omitió decir que esa ayuda había sido proporcionada por los mercenarios del Grupo Wagner.

Ese mismo día, el jefe de Wagner, Yevgeny Prigozhin -muerto el miércoles en un muy sospechoso accidente aéreo ocurrido en territorio ruso- fue fotografiado en el hotel de San Petersburgo donde celebraba el cónclave precisamente junto a Dmitri Sytri, embajador ruso en República Centroafricana, donde se reunió con representantes de varios estados de la región, incluido Níger.

La República Centroafricana y Malí son los principales clientes africanos de Wagner, que ejerce el control de minas de oro y otros minerales en ambas naciones. Según estimaciones del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales, el Grupo Wagner tendría ingresos de unos 1.000 millones de dólares anuales por el negocio del oro en República Centroafricana. Para justificar ese acuerdo, Touadéra recalcó que antes de acudir a los onerosos servicios de Wagner había pedido ayuda a "todos sus amigos", en elíptica referencia a Francia, Estados Unidos y las Naciones Unidas, sin recibir ninguna respuesta positiva.

En Mali, un firme aliado de los militares golpistas de Níger, el avance de las milicias islámicas provocó tiempo atrás el incremento de la presencia de los mercenarios de Wagner para auxiliar al Ejército en una escalada bélica que llevó a los "cascos azules" de la ONU a abandonar el país ante el "deterioro de la seguridad".

En un mensaje difundido por las redes sociales apenas conocido el golpe militar, Prigozhin había señalado que "lo ocurrido en Níger no es otra cosa que la lucha del pueblo de Níger contra sus colonizadores. Los miles de combatientes de Wagner son capaces de poner orden, destruir a los terroristas y no permitir que dañen a las poblaciones locales de estos estados".

No resulta entonces aventurado suponer que los militares de Níger se preparan para protegerse de la amenaza de los rebeldes islámicos y la posible intervención militar extranjera. Por eso, contratarían a los efectivos del Grupo Wagner, desempleados tras retirarse del escenario bélico en Ucrania y ahora seguramente desconcertados por la trágica desaparición de su líder .

Tal vez para descomprimir las dificultades que experimenta en la guerra de Ucrania, todo indicaría que Putin intenta abrir un nuevo frente de conflicto en una región que tiene carácter estratégico para Europa Occidental.

* Vicepresidente del Instituto de Planeamiento Estratégico

 

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