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Agencia Tartagal
Miguel Tolaba está desesperado como lo estaría cualquier papá en su situación y en la de sus dos nenas de 3 y 8 años; ya hizo de todo ante la Justicia porque para este hombre de 42 años, un pequeño contratista de Tartagal, el calvario comenzó en 2018. A pesar del paso del tiempo no puede lograr que la Justicia le otorgue la tenencia de sus dos hijitas que viven con su madre y la pareja de la mujer, a quien Miguel identifica como dealer y consumidor de drogas con nombre y apellido. "Que él y mi expareja hagan lo que quieran, no pretendo que me devuelvan nada de lo que me robaron porque una mañana aprovechando que yo no estaba se llevaron absolutamente todo de mi casa. No quiero nada, solo que a mis hijas no les pase nada, que estén a salvo, que puedan ver a su madre cuando ellas quieran, pero necesito tenerlas yo".
Miguel Tolaba se estremece de solo pensar "que un día me llamen del juzgado para decirme que les pasó algo, que les hicieron algo cuando desde el 2018 le estoy advirtiendo a la Justicia que están poniendo en riesgo a dos criaturas inocentes. Mi expareja vive con un dealer y consumidor de drogas y todos sabemos que las personas cuando están en ese estado pueden cometer cualquier atrocidad. Yo fui un día a buscarlas a mis hijas y había varios chicos adictos comprando droga. Me fui al juzgado a decirles por favor que hagan algo. La jueza de violencia de género Susana Menéndez me respondió: "Vos tenés alguna prueba, traeme fotos, video alguna evidencia de lo que me estás diciendo". Yo no soy policía, soy un papá desesperado que cada mañana despierto temiendo lo peor", expresó.
Separación y denuncia
Miguel Tolaba recuerda que "con mi expareja nos separamos en 2018 cuando mi nena mayor tenía 3 años porque ella me quiso dejar. Ella sentía que yo la ahogaba, la controlaba porque quería salir con las amigas, ir a bailar, conocer gente; y acepté su decisión. Fuimos al juzgado y por supuesto que sin saber nada de cómo era nuestra pareja y cuáles habían sido los motivos de la separación, le dieron la tenencia de mi nena a la madre. Yo acepté a pesar de que sabía que a ella le gustaban mucho las salidas con amigas, pero no me quedaba otra opción. Yo la iba a ver a mi nena, la tenía conmigo más que nada para protegerla a la chiquita porque su madre no cambiaba su forma de ser y de actuar. Un día, con ese fin de estar lo más cerca que pudiera de mi hija le dije que volviéramos a estar juntos. Eso sucedió y se quedó embarazada de mi segunda nena que ahora tiene 3 añitos. Pero una mañana de hace 5 meses atrás cuando llegué a mi casa no encontré absolutamente nada", relató totalmente resignado.
El joven contratista recuerda que "habíamos alquilado una casa en barrio SUPE, la equipé totalmente con juegos de dormitorios, televisor, heladeras y todo lo que tiene que tener cualquier vivienda digna. Llegué a la casa y los vecinos se acercaron y me contaron que la mamá de mis nenas había traído un camión apenas salí en la mañana y que habían cargado todo. Como los vecinos sospecharon que algo raro sucedía le preguntaron el por qué se llevaba todo y ella les respondió que nos estábamos trasladando".
"La realidad es que quien se estaba trasladando era ella, llevándose a mis nenas y todo lo que había dentro de la vivienda para convivir con esa otra persona con la que ahora está. Él es hermano de un conocido dirigente político de Tartagal y tiene antecedentes por robo, los adictos hacen cola para comprar droga en la casa donde están mis dos hijas y él también es consumidor. Fui al juzgado para denunciar y cuando me citaron estaba una psicóloga que me trató remal, no me permitió ni hablar. En síntesis, yo vivo desde hace cinco meses temiendo la peor noticia", agregó.
Plata o "no las ves más"
Miguel relata que "la primera vez que nos separamos en el año 2018 mi expareja fue clara: o me das plata o no la ves más a tu hija. Ella cobraba el salario, le pasaba la cuota alimentaria pero cuando venía a dejármela lo primero que me pedía era plata y no eran dos pesos. Esta última separación, a pesar de que con su nueva pareja me robaron hasta una moto, para lo mismo. La extorsión es permanente pero en el juzgado no me creen, deben pensar que soy un violento, un golpeador, un castrador y que ella es una pobre víctima sometida. La jueza Menéndez cuando le pedí que haga algo para resguardar la seguridad de mis hijas me pidió "pruebas", yo siento que ya no tengo a quién más recurrir. Hoy (por ayer) quería encadenarme en las puertas de la Ciudad Judicial para ver si así alguien se interesa por cuidar a mis hijas y no privarlas del derecho a una vida digna que yo les puedo dar, porque tengo los medios para criarlas como corresponde. Gracias a Dios trabajo y mi abuela que me crió desde muy chiquito me dejó algunos bienes materiales que el único destino que tienen son mis hijas".
Miguel está hace algunos meses en pareja con otra joven que cada vez que la mamá biológica se las deja "las cuida y las ama como si fueran sus propias hijas. Yo soy un laburante, me conoce mucha gente de Tartagal porque hasta participé en alguna protesta social apoyando a los que más necesitan. Hoy lo único que pretendo es que alguna autoridad judicial me escuche porque si con el grado de vulnerabilidad que viven algún día a mis nenas les pasa algo, ¿qué me van a decir? ¿Que lo lamentan?", se preguntó el papá.