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Urquiza: el desafío de organizar la república

Sabado, 30 de septiembre de 2023 00:00
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Una aspiración temprana en el espíritu de Justo José de Urquiza fue llevar a cabo la organización constitucional de la república. Nacido en 1801, cerca de Concepción del Uruguay, se educó en el colegio de San Carlos, más tarde regresó a su provincia, se dedicó al comercio y alcanzó pronto una sólida posición económica y social. Muy joven, se pronunció a favor del régimen federal e inició su actuación política primero como miembro de la Legislatura (1826-1827), comandante departamental (1832-1842), gobernador de Entre Ríos (1842-1854). Participó con éxito en campañas contra los unitarios. Vencedor en India Muerta (1845) y en Vences (1847), ganó renombre militar y muy pronto el de gobernante progresista y fiel administrador de la cosa pública.

Un poeta, Esteban Echeverría, autor del "Dogma socialista", propone a Urquiza la empresa de organizar el país. Si la logra, espera saludarlo cual "primer grande hombre de la República Argentina". Otro poeta, José Mármol, lo incita a consumarla en 1850. En ese mismo año, Domingo F. Sarmiento le esboza un programa en "Argirópolis".

La oposición a Rosas pergeñó que Urquiza se erigiría como el gestor del relevamiento del dictador. En 1851 manifiesta: "Ha llegado el momento de poner coto a las temerarias aspiraciones del gobernador de Buenos Aires, quien no satisfecho con las inmensas dificultades que ha creado a la república, por su caprichosa política, pretende ahora prolongar indefinidamente su dictadura odiosa".

La revolución

El 1° de mayo de 1851 inició Justo J. de Urquiza su revolución constitucionalista. Lo embarga el anhelo de completar la inaugurada en 1810, dotando al país de un instrumento jurídico que registre deberes y derechos de gobernantes y gobernados. Su plan se ha de cumplir y a su modo llevará a cabo su "revolución de Mayo".

Bajo su jefatura se organiza el "Grande Ejército Aliado Libertador", con 28.189 hombres, al que se incorporan la casi totalidad de los antirrosistas. Entre ellos se encuentra Domingo F. Sarmiento, encargado de la imprenta volante, donde se imprimen los boletines informativos de los móviles de la campaña. El 23 y el 25 de diciembre se pronuncian a favor las ciudades de Santa Fe y Rosario, con las cuales tenemos ya a tres provincias argentinas en lucha abierta contra la dictadura.

El 3 de febrero de 1852, Justo J. de Urquiza triunfa sobre Juan M. de Rosas en el campo de batalla de Caseros. El dictador se refugia en Inglaterra, concluyendo así su discutida carrera pública. Al otro día el jefe victorioso comienza a poner en práctica su plan político. En primer término, la fusión de los partidos: "unitarios" y "federales". La proclama del 4 de febrero anuncia tiempos nuevos: "Olvido general de todos los agravios. Confraternidad y fusión de todos los partidos políticos. Todos somos amigos e hijos de la gran familia argentina… ".

En prueba de ello ahí está el rechazo de la capitulación ofrecida por los defensores de Buenos Aires y el nombramiento de gobernador interino en la persona del doctor Vicente López, figura respetable, autor del Himno Nacional. Solo se exceptúa de la amnistía a ciertos desertores, a dos obsecuentes servidores del régimen caído, Martiniano Chilavert y Martín Santa Coloma, y a los saqueadores de la ciudad después del encuentro campal.

Hay ahora extraordinaria libertad de prensa. Treinta órganos de pensamiento ven la luz en Buenos Aires. Los emigrados antirrosistas, hombres de letras en su mayoría, expresan sus opiniones sin cortapisa alguna. Bartolomé Mitre funda "Los Debates", Carlos Tejedor "La Crónica", Eusebio Ocampo "El Padre Castañeta", José Mármol "El Paraná". En "El Nacional" escriben Dalmacio Vélez Sasrfield y Domingo Faustino Sarmiento. En "El Correo Argentino" Tomás Guido. "El Progreso" y "El Federal Argentino" responden a la tendencia oficialista.

Empero, pasado el júbilo estallan las rivalidades de grupo y de partido, hasta amenazar seriamente los frutos de la victoria. Luego de una entrevista de notables, Urquiza convoca a los gobernadores en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos. Manifiesta: "Yo he elegido el 25 de Mayo porque este es el día más memorable de la América meridional, pues en él se inauguró la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata y en él debe colocarse la primera piedra fundamental de la Constitución Argentina".

El Congreso

El acuerdo preanuncia la convocatoria del Congreso Constituyente de Santa Fe. A él acuden todas las provincias menos Buenos Aires. De sus 24 miembros, 10 son juristas graduados en las universidades de Córdoba y Buenos Aires, 4 son sacerdotes. El resto lo forman hombres de hondo saber y de probada experiencia en las luchas civiles y en el destierro. Preside las sesiones el salteño Facundo Zuviría, autor de la primera Constitución de su provincia natal, periodista y educador en Bolivia, goza de un sólido prestigio. En la inauguración del Congreso se lee un discurso de Urquiza, ausente por concurrir a defender la provincia del ataque de los generales Hornos y Madariaga. Entre otros párrafos, la misiva expresa: "Aprovechad augustos representantes de las lecciones de nuestra historia, y dictad una 

 Constitución que haga imposible para en adelante la anarquía y el despotismo", un deseo actualmente no considerado por la dirigencia contemporánea.

De las deliberaciones surge una Carta Magna y abre el paso a la convocatoria a elecciones para instaurar al primer presidente constitucional, honor que recae en Urquiza, acompañado por Salvador María del Carril en la vicepresidencia.

El novel presidente habría de encarar la ardua empresa de instaurar un régimen de derecho en un país carente de mayor experiencia al respecto. Sin el concurso de la provincia económica y políticamente más poderosa, ha de luchar contra la indigencia material y la penuria financiera en un territorio semidesierto, desconocido, de inmensa superficie inexplotada, sin caminos ni medios de transporte. Las trece provincias que acatan su autoridad poseen escasos habitantes y pobres recursos económicos.

Urquiza habrá de hacer un país de nuevo, partir desde las bases, establecer tres poderes, la sede de las autoridades nacionales se fija en la ciudad de Paraná. Las cámaras legislativas se desenvuelven con entera autonomía, predominando a menudo los sectores opuestos a la tendencia oficialista. Numerosas leyes emanan de eruditos debates, en un total de 224 durante ese primer período presidencial.

La preocupación científica

Urquiza acomete una densa obra gubernamental, en su gestión la cultura ocupará un lugar de privilegio, comprendiendo que es la piedra angular en la construcción de una sociedad igualitaria, así funda el Museo Nacional y la Biblioteca del Congreso. Se nacionaliza la Universidad de Córdoba y se modernizan sus planes de estudio. Se crean colegios nacionales. Era menester conocer la realidad del país. A tal efecto, el presidente Urquiza vincula a tres notables científicos en su gestión: Pierre Joseph Auguste Bravard, Martín de Moussy y Herman Burmeister.

Bravard, naturalista, geógrafo y geólogo francés dirigió el Museo Nacional y fue designado inspector general de Minas. De sus investigaciones en las tierras del Plata, Bravard publicó: "Catalogue des especes d¨animaux fossiles recuiles dans l´Amerique du Sud", "Observaciones geológicas sobre diferentes terrenos de transporte de la hoya del Plata", "Estado físico del territorio. Geología de las Pampas", "Carta geológica de la provincia de Entre Ríos" y "Monografía de los terrenos marinos terciarios de las cercanías del Paraná". Un decreto del 1° de febrero de 1855 encomienda al médico francés Martín de Moussy la redacción de una geografía. Con ese objeto viajó por las provincias del Litoral y del interior y así, en 1860 aparece en Paris el primer tomo de la "Description géographique et statistique de la Conféderation Argentine", obra fundamental en la historia del conocimiento científico de nuestro medio.

Al naturalista alemán Hermann Burmeister se le solicitó un informe sobre los distritos mineros, acordándosele facilidades en sus giras a través de la pampa y de la cordillera de los Andes durante el año de 1857. Reside luego en Paraná por cinco meses, desde mediados de 1858, y el año siguiente incursiona por las provincias del interior, regresando a Europa en 1860. Sus estudios los da a luz en Halle en 1861, los que se traducen al español en 1943 con el título: "Viajes por los Estados del Plata con especial referencia a la constitución física y al estado de cultura de la República Argentina".

"La Confédéderation Argentine" es el título de un libro impreso en Paris en 1858 por Alfredo M. du Graty. Su autor pertenece a la nobleza belga, participó en la batalla de Caseros, optando enseguida por la ciudadanía argentina. Ocupó relevantes puestos públicos. La obra dedica un extenso capítulo a la topografía, el comercio y la industria, con miras de atraer a la inmigración europea.

La etapa iniciada en 1854 corresponde a los constructores de la Nación, a una generación de gobernantes que gestaron una república que medio siglo más tarde se constituía en un país de sólida economía, figurando entre las diez naciones más ricas.

Es triste comprobar que, luego de un inicio tan preclaro, en los últimos setenta años la falta de visión de los políticos argentinos nos hayan sepultado entre las naciones más pobres del planeta.

 

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