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Una niña alegre a la que le fascinaba cantar en cada reunión familiar vivió una situación increíble en el Hospital Materno Infantil. Ella era la estrella en su casa. Agarraba el micrófono, ponía el karaoke y deleitaba a todos con su voz afinada y dulce. Esta niña desenvuelta, de sonrisa fácil, de humor agradable, se transformó de la noche a la mañana en un ser irascible, de malhumor, de insulto fácil y agresivo. Era otra persona. Algo había pasado y los padres no le encontraban una explicación a eso. Después comenzó con fiebre y vómitos. Fue al hospital local y de ahí la derivaron al Materno Infantil porque no le encontraban nada.
Una historia inexplicable y profundamente humana se desarrolló en Salta, involucrando fe, ciencia y desesperación. Una niña encendió alarmas en el Hospital Materno Infantil después de una serie de eventos que desafiaron tanto a la medicina como al entendimiento común.
Un misterio médico sin respuestas
En el nosocomio, los especialistas sometieron a la menor a una batería de estudios exhaustivos. Los resultados fueron sistemáticamente negativos: ni infecciones, ni anomalías orgánicas, ni signos de enfermedad diagnosticable. Sin embargo, la salud de la niña se deterioraba rápidamente. Seguía con fiebre alta, episodios de agresividad y manifestaciones desconcertantes: su voz cambiaba, emitía insultos y mostraba comportamientos que dejaban perplejos a los familiares, enfermeras y facultativos. La niña entraba en trance entre dos a tres veces por día. Insultaba. Maltrataba a la madre. Cuando "volvía" en sí, le pedía a la mamá que le pasaba, que le cuente qué tenía y se ponían a llorar juntas. Una médica que vivió cada episodio, dijo: "Esta niña está poseída", llegó a advertirle uno de los familiares.
Con cuatro días de internación y sin avances, esa misma médica que atendía el caso de la pequeña le sugirió a los padres buscar ayuda espiritual. Los veía desesperados, sin saber qué más hacer, por eso se animó a sugerirles. La familia, que había comenzado una cadena de oración, decidió seguir el consejo y se contactó con el Arzobispado de la Catedral, y ellos con Loyola Pinto, reconocido exorcista y uno de los dos que hay en tierra salteña.
Un exorcismo en pleno hospital
El padre Loyola Pinto, junto a un asistente, llegó al hospital el cuarto día de internación. Con la autorización de los familiares realizó un ritual apotropaico en la habitación de la menor. Durante el exorcismo, que incluyó oraciones, fórmulas y encantamientos propios del rito católico, los presentes aseguran haber presenciado un cambio notorio: la niña dejó de convulsionar, recuperó el conocimiento y su fiebre desapareció.
Al día siguiente, la niña retomó su alimentación normal y mostró una actitud tranquila y alegre, como si nada hubiera ocurrido. Los últimos estudios médicos confirmaron su plena recuperación, sin hallar anormalidades. La familia decidió compartir su experiencia e historia con El Tribuno, aunque aún con incredulidad.
“Nunca creímos que algo así pudiera pasarnos. Lo veíamos en películas, no en la vida real”, comentó una de las tías de la menor, La familia atribuye el episodio a una presencia espiritual que habría ingresado en la niña durante el velorio de un tío al cual asistió junto a su familia. “Algo o alguien no quería irse de este mundo y encontró un lugar en ella”, reflexionó la madre.
Una Navidad de gratitud
La historia de la niña quedó grabada en la memoria de quienes la vivieron. Para su familia, el episodio fue un recordatorio de cómo los lazos de fe y amor pueden superar incluso los momentos más oscuros. "Nos quedamos con la lección de que no todo tiene explicación. A veces, la vida nos enfrenta a pruebas que sólo pueden resolverse desde el corazón", reflexionó su madre.
En su pueblo, la pequeña volvió a ser la misma niña alegre que deleita a sus familiares con canciones, inclusive el domingo se subió al escenario y fue otra vez aquella estrella que ella sueña ser. Pero ahora su historia es un testimonio que inspira a quienes la escuchan y leen. Ya no se trata solo de un caso inexplicable, sino de una historia de esperanza, en la que lo médico y lo espiritual se unieron para devolver la sonrisa a una niña. La fe mueve montañas.