En el Centro de Convenciones de Limache, la politóloga y directora de la consultora Management & Fit, Lara Goyburu, expuso un completo panorama de opinión pública a partir de relevamientos nacionales realizados en la primera semana de agosto. Con veinte años de experiencia académica y profesional en el estudio del desarrollo y la distribución de bienes públicos, Goyburu planteó que la clave para comprender lo que ocurre en la Argentina es "mirar la película y no la foto". Es decir, evitar lecturas apresuradas de coyunturas aisladas y enfocarse en tendencias de mediano plazo. Para la industria, remarcó, lo más relevante no es quién gana en la provincia de Buenos Aires sino el peso legislativo que logren las provincias en el Congreso, porque allí se definirán las reformas impositivas y laborales que reclama el sector productivo.
El Congreso y los gobernadores
Goyburu inició su presentación recordando que, tras la reforma constitucional de 1994, el presidente se elige en el centro del país pero el Congreso se completa con votos de las provincias. "Para lograr un desarrollo equilibrado del territorio se necesita del Congreso Nacional y de los gobernadores. Esto no es nuevo: desde 1853 Buenos Aires y las provincias tuvieron que ponerse de acuerdo para que exista la República Argentina", subrayó.
En ese marco, sostuvo que cualquier agenda de crecimiento y distribución de bienes públicos -que incluyen no solo salud y educación, sino también infraestructura y condiciones productivas- requiere de mayorías legislativas y de la articulación con las provincias. Con esa perspectiva buscó orientar los datos hacia un público industrial del interior, en especial del norte argentino.
Fotografía de agosto
Los relevamientos presentados corresponden a la primera semana de agosto. Según explicó, la percepción sobre la situación actual se mantenía en torno al 47% de evaluaciones negativas, un descenso respecto de los picos del 70% registrados en febrero de 2024, pero aún elevada. En paralelo, las opiniones positivas nunca superaron el 30%.
La expectativa a un año mostraba un matiz diferente: cerca del 45% de los encuestados consideraba que la Argentina estaría mejor dentro de doce meses. Esa proporción, aunque había descendido algunos puntos desde enero, todavía representaba un margen de confianza hacia el futuro. "Esa confianza da tiempo", señaló Goyburu, al remarcar que, incluso luego de 18 meses de ajustes económicos, un sector considerable de la ciudadanía mantenía la expectativa de una mejora.
El impacto de los audios en la opinión pública
Durante más de veinte meses, la inflación fue el principal problema mencionado por los argentinos. Sin embargo, a partir de la desaceleración observada desde comienzos de 2025, su centralidad comenzó a reducirse. En marzo, un hecho policial resonante hizo subir momentáneamente la inseguridad en la agenda pública, pero desde julio la preocupación por la corrupción ganó espacio.
En la primera semana de agosto, la corrupción se ubicaba en el primer lugar de menciones, apenas cinco puntos por encima de la inflación. Ese desplazamiento, explicó Goyburu, ayuda a comprender lo que ocurrió en las semanas siguientes, cuando los audios que involucraron a funcionarios nacionales impactaron directamente en la percepción ciudadana. De hecho, un 56% de los consultados reconoció que el episodio modificó su mirada sobre la gestión.
El cruce de datos reveló además que quienes aprueban la gestión nacional identifican la corrupción como el principal problema, mientras que quienes la desaprueban señalan a la inflación. En paralelo, la aprobación de la gestión rondaba el 47% en el período mayo-agosto, con una leve tendencia descendente.
El estudio mostró que solo el 14% de los hogares llegaba bien a fin de mes y podía ahorrar, mientras que la mayoría lo hacía con lo justo o con dificultades. Ocho de cada diez argentinos habían modificado sus hábitos de consumo: recortes en indumentaria, salidas a comer y cambio de primeras por segundas marcas fueron las principales estrategias.
Electorado joven y dirigentes con alta negatividad
La presentación también analizó el perfil del electorado y la valoración de las figuras políticas. El núcleo de apoyo más firme al oficialismo se concentra en varones menores de 40 años, una característica que no es exclusiva de la Argentina sino que se repite en otros países con orientaciones ideológicas similares.
Al mismo tiempo, todas las figuras políticas de relevancia nacional en los últimos veinte años arrastran altos niveles de imagen negativa. Quienes aparecen con menores índices de rechazo lo deben a un bajo nivel de conocimiento. Según Goyburu, allí existe una oportunidad para que surjan nuevas caras, posiblemente desde el interior del país. Este dato cobra más importancia al observar que el 50% de los votantes de octubre tiene menos de 39 años y que, para 2027, ese segmento alcanzará el 53% del padrón.
Un aspecto novedoso del relevamiento fue la medición de emociones. En agosto, un 53,5% de los consultados expresó sentimientos negativos como enojo, angustia, tristeza, inseguridad, preocupación o desconfianza frente a la situación actual. En contraste, solo un 25,4% mencionó la esperanza como sentimiento positivo, y lo hizo proyectada al futuro, no al presente.
Apatía electoral
Para Goyburu, este clima emocional es relevante en un país donde el voto es obligatorio en la letra pero optativo en la práctica, ya que las sanciones por no votar son mínimas. En ese contexto, la predisposición a participar puede verse afectada: a principios de agosto, cinco de cada diez personas aseguraban que irían a votar, mientras que entre dos y tres de cada diez admitían tener pocas ganas. Esa apatía, dijo, se traduce en abstención cuando las condiciones son adversas.
Otro de los ejes expuestos fue el nivel de rechazo a determinadas medidas. Más del 65% de los encuestados manifestó oposición a los vetos presidenciales relacionados con poblaciones vulnerables, como jubilados, salud o discapacidad. Incluso dentro del núcleo duro oficialista, hasta un 48% expresó rechazo al veto vinculado a la discapacidad.
En paralelo, un 54% rechazó los recortes de transferencias a provincias, principalmente por la falta de inversión en obra pública. Según Goyburu, este dato es central para comprender las demandas del interior y para la agenda de la industria.
La politóloga repasó también los resultados de la elección en la provincia de Buenos Aires, donde la participación fue del 61% y cuatro de cada diez electores se quedaron en su casa. Señaló que Fuerza Patria ganó perdiendo votos respecto de 2023, mientras que La Libertad Avanza sumó más de 400 mil sufragios pero no logró retener a todo el electorado del PRO, parte del cual migró a terceras fuerzas o se abstuvo. El fenómeno, analizó, se explica por la combinación de la aceleración de los tiempos políticos en agosto, el impacto del caso de los audios y las dificultades económicas que atraviesan los hogares.