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29 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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¿Es la hora de revolucionar la secundaria?

CABA impulsa un sistema más dinámico, flexible y centrado en el aprendizaje profundo. Las provincias también deberían adecuar el sistema educativo.
Miércoles, 02 de octubre de 2024 01:05
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¿Qué pasaría si nuestros estudiantes pudieran aprender a su propio ritmo? ¿Cómo cambiaría la escuela secundaria si las materias no se aprobaran por memorizar, sino por dominar el conocimiento en profundidad? ¿Podríamos revertir más de 20 años de caída en los resultados de aprendizaje? Estas preguntas están en el centro de la nueva reforma educativa que el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) está preparando para transformar la secundaria a partir del ciclo lectivo 2025.

El plan, llamado "Secundaria Aprende", busca cambiar de raíz la manera en que se enseñan y aprenden los contenidos en las aulas, respondiendo a la crisis de motivación y resultados que atraviesa la educación secundaria en Argentina, reflejada en los pobres desempeños en las Pruebas Aprender y los exámenes internacionales como PISA. La pregunta clave es: ¿lograrán estas reformas cambiar el rumbo del aprendizaje de nuestros jóvenes? Y más aún, ¿qué pasa con provincias como Salta, donde los resultados educativos son aún más preocupantes y no se han tomado medidas concretas para revertir esta tendencia?

Un nuevo modelo de secundaria

El proyecto "Secundaria Aprende" propone, entre otros, un enfoque novedoso que incluye cambios fundamentales en el diseño de la enseñanza. Uno de los pilares de esta reforma es la eliminación de las materias previas y la adopción de un sistema de aprendizaje por niveles, donde los estudiantes avanzan solo cuando han demostrado un dominio profundo de los contenidos. Además, los jóvenes tendrán la posibilidad de elegir talleres optativos para profundizar en las áreas que les interesen, fomentando una mayor personalización y autonomía en el proceso de aprendizaje.

Otro aspecto importante es la transformación del entorno escolar. Las escuelas que adopten este modelo deberán modificar su infraestructura para facilitar un aprendizaje más colaborativo, eliminando los tradicionales pupitres individuales y optando por mesas grandes y espacios más abiertos. Este rediseño busca acabar con el formato industrial de la enseñanza, en el que los estudiantes permanecen sentados escuchando pasivamente al docente. En su lugar, se espera que los alumnos trabajen en proyectos interdisciplinarios, integrando distintas áreas del saber y aplicando lo aprendido a la vida real.

Cambiar la cultura educativa

Aunque las propuestas son ambiciosas, el mayor desafío será romper con la inercia del sistema educativo actual. Por décadas, la educación secundaria en Argentina ha seguido un modelo tradicional, donde la memorización y los exámenes estandarizados han sido la norma. Cambiar esta lógica no será fácil, especialmente si no se cuenta con el apoyo activo de los docentes, quienes deberán replantearse su rol en el aula.

Aquí es donde el fortalecimiento del rol docente se convierte en un factor clave para el éxito de esta propuesta. Los maestros ya no serán simples transmisores de conocimiento, sino guías que acompañen a los estudiantes en su proceso de aprendizaje. Para esto, se requiere una formación docente específica y un cambio en la estructura laboral. La eliminación de la figura del "docente taxi", que trabaja en múltiples escuelas, permitirá que los profesores concentren más tiempo en una sola institución y se involucren más profundamente con sus alumnos. La motivación intrínseca de los docentes será crucial, ya que este cambio les exige ser creativos, flexibles y estar dispuestos a colaborar en proyectos interdisciplinares.

Uno de los principales desafíos para implementar la reforma en la secundaria de CABA radica en lo enraizada que está la metodología tradicional entre los docentes, una herencia de planes de estudios anticuados en la formación docente, que no contemplan las habilidades y competencias necesarias para el contexto actual. Durante décadas, los maestros han sido formados bajo un modelo educativo que prioriza la enseñanza expositiva, la memorización y los exámenes estandarizados, lo que dificulta la transición hacia un enfoque más flexible, autónomo y centrado en el desarrollo del pensamiento crítico y las competencias digitales. Además, este cambio requiere una dotación de nueva infraestructura y recursos tanto materiales como de gestión, para asegurar que el seguimiento y la evaluación de los estudiantes se realicen de manera efectiva y bajo los nuevos parámetros propuestos. Sin una inversión en estos aspectos clave, tanto en formación como en recursos, la reforma corre el riesgo de quedar en un intento por modernizar, sin lograr los resultados esperados.

Otro reto significativo, en mi opinión, es que los docentes no están formados en investigación, lo cual es crucial para asumir el rol de observadores del aprendizaje en el nuevo modelo. Para evaluar el progreso de los estudiantes de manera efectiva, y ajustar el proceso de enseñanza-aprendizaje de acuerdo con las necesidades individuales, los maestros deben dominar herramientas de la metodología de la investigación. Esto implica no solo observar de manera sistemática, sino también recolectar, analizar e interpretar datos que reflejen el desarrollo de competencias y habilidades. Sin esta formación, los docentes carecerán de las herramientas necesarias para hacer un seguimiento riguroso y objetivo de los resultados, lo que es vital en un sistema que prioriza la personalización y el dominio profundo de los contenidos. Incorporar formación en investigación educativa será clave para que los maestros puedan adaptarse a las exigencias del nuevo modelo y garantizar su éxito.

Revertir 20 años de caída

La necesidad de una reforma profunda no es exclusiva de CABA. Argentina lleva más de dos décadas experimentando un deterioro en los resultados de aprendizaje, y las cifras hablan por sí solas.

Tanto en las pruebas nacionales como internacionales, nuestros estudiantes siguen rezagados en áreas clave como Matemáticas, Lengua y Ciencias. Esto no es solo un problema de rendimiento académico, sino una cuestión estructural que afecta las oportunidades futuras de los jóvenes.

Salta, en particular, presenta un panorama crítico. Con resultados de aprendizaje consistentemente bajos y altos niveles de abandono escolar, la provincia no ha implementado reformas significativas para enfrentar esta crisis educativa. Si no se toman medidas pronto, los estudiantes salteños seguirán rezagados en comparación con sus pares de otras regiones, profundizando las desigualdades sociales y limitando las oportunidades de desarrollo económico.

¿Preparados para un mundo con IA?

Uno de los aspectos más importantes de esta reforma es su potencial para preparar a los jóvenes para los desafíos del mundo laboral del siglo XXI, marcado por el avance de la Inteligencia Artificial (IA) y la creación de nuevos puestos de trabajo que requieren habilidades tecnológicas, pensamiento crítico y capacidad de adaptación entre otras habilidades necesarias. En este sentido, la secundaria no puede seguir formando estudiantes para un mundo que ya no existe. Las empresas buscan empleados capaces de resolver problemas, trabajar en equipo y adaptarse a cambios tecnológicos constantes. Si no se transforma la manera de enseñar, Argentina corre el riesgo de encontrarse con una generación de jóvenes que no están preparados para enfrentar estos retos.

CABA ha dado un paso importante al proponer un sistema más dinámico, flexible y centrado en el aprendizaje profundo. Provincias como Salta deberían observar con atención este modelo y, más allá de sus posibles dificultades, tomar medidas urgentes para adaptar su sistema educativo a las demandas del futuro.

Mientras CABA da el primer paso hacia una secundaria más flexible y adaptada a los tiempos modernos, el resto del país, y particularmente Salta, debe reflexionar sobre cómo revertir la caída en el aprendizaje y preparar a los jóvenes para un futuro laboral que ya está aquí. El tiempo apremia, y no hacer nada ya no es una opción.

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