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26 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Síntomas y advertencias tras las elecciones europeas

Sabado, 15 de junio de 2024 01:56
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El experimento europeo de síntesis de consensos forzados entre países, luego de siglos de enemistad prendió una alarma el pasado fin de semana durante las elecciones de diputados para el parlamento de la Unión Europea. Como tal, el parlamento es la representatividad efectiva y multinacional de los estados miembros, desde Polonia a Portugal, desde Suecia a Malta.

Como experimento político, la Unión Europea ha logrado armar un sistema post - estatal donde la coordinación política funciona como el motor de 27 países que dependen entre sí del mercado común más grande del mundo. No funciona relativamente bien por casualidad. Hay causalidad. Y son, genéricamente, tres razones.

Primero, tras la Segunda Guerra Mundial, la reconciliación entre Francia y Alemania necesitó un camino certero de encuentros y deconstrucción mutua de un futuro en paz. Segundo, el organigrama económico posterior al Plan Marshall necesitó conducir esas fuerzas de producción a través de un plan, de una forma concisa y común de ver la política económica. Y tercero, al fuego lento de la globalización que siguió a la Guerra Fría, el bloque continuó su ampliación continental.

Estas tres condiciones explican en gran medida el éxito europeo para conseguir, entre otras cosas, vivir en paz, lo que representa una diferencia abismal a lo que registra la historia de ese continente.

De estos puntos, hay que remarcar que la arquitectura institucional de Unión Europea deja muchísimo en manos de burócratas técnicos pero la última decisión queda en manos del Consejo de Europa. Este Consejo, junto con la Comisión Europea, el Euro parlamento y la Corte de Justicia Europea, configuran la institución política del bloque. Como tal, los y las jefes de Estado son miembros con voto y pueden entre otras cosas, adoptar leyes de la Unión Europea basadas en las propuestas de la Comisión Europea, coordinar las políticas de los estados miembros en áreas específicas, como la política económica, definir la política exterior y de seguridad común, aprobar el presupuesto anual y celebrar acuerdos internacionales en nombre del bloque. En síntesis, el Consejo de Europa rige por sobre el sistema de instituciones y es primus inter pares.

Las dudas

Toda esta explicación institucional es necesaria para entender el resultado del impacto de las elecciones al euro parlamento. Cada cuatro años las elecciones se celebran para decidir cuales fuerzas políticas de todo el continente pueden formar una mayoría para proponer leyes al Consejo. Durante los últimos ocho años el conglomerado de partidos europeos de centro y centro-derecha han sabido gobernar en coalición con los partidos del conglomerado social demócrata y verde proambiental. La dinámica de coalición es cosa conocida en Europa y por ende tiene a empujar a esos bloques a consensuar todo. Consensuar todo tiene una lógica necesaria en el balance de fuerzas para solo hacer leyes y acordar políticas con un aval muy sólido y que el Consejo pueda aprobar. Nada al azar ni mucho menos proclive a la ruptura. Esa dinámica es la que hoy queda en duda después del resultado del pasado domingo.

La repercusión

El resultado no fue otra cosa que la victoria de partidos europeos de derecha y extrema derecha, y sobre todo en Francia y Alemania. A tal punto que en Alemania el partido del gobierno de turno salió tercero. El segundo fue AfD, un partido neonazi. En Francia, Le Pen -con cara y nombre renovado- sacó el doble de puntaje que Macron, presidente de la república. En Hungría, el partido ultraconservador de Orban también validó su liderazgo. Pero luego los resultados no alteraron la aritmética del poder en la Euro cámara donde los partidos del centro derecha y centro izquierda conservarán el poder por otros 4 años.

Volviendo al primer párrafo, hay que tener la vista puesta en las elecciones nacionales: si los partidos rupturistas de la tradición europea del consenso ganaron en las europeas en Francia y Alemania por mucho ¿pueden ganar en su propio país? Esto estará por verse muy pronto porque Macron ha decidido llamar a elecciones legislativas en Francia, donde si gana Le Pen, puede poner al primer ministro. Un escenario de partidos rupturistas en gobiernos nacionales altera la composición de poder del Consejo de Europa, y ahí, si están en problemas.

El Consejo de Europa es el corazón de la maquina institucional. Si los números de la euro elección se repiten mañana pero a nivel nacional, veríamos la alteración de fuerzas políticas donde al menos Francia, Italia, Hungría, Holanda, Suecia y Eslovaquia tendrían gobiernos rupturistas, y de extrema derecha.

Aún cuando no son la mayoría, igual habría un impacto mayor en las tradiciones de consensos y de coordinación mutua. Le Pen quiere salir del Euro como moneda ¿y si lo logra? Hungría no quiere apoyar a Ucrania ¿y si lo logra? Meloni quiere expulsar a todos los migrantes ¿y quien será la mano de obra barata que hoy sostiene a los servicios europeos? Y así, varias preguntas estratégicas que hoy parecen haber pasado a segundo plano, pero que el sonido de alarma ya nos hace pensar en realidades alternativas muy diferentes al consenso mayoritario europeo. Como en Europa no hay momentos fijos de elección -como en Argentina- esto podría pasar en cualquier momento. Podría pasar durante una presidencia de Trump, que complicaría el escenario al punto de desarmar la OTAN y, con eso, la arquitectura de seguridad europea que es lo único que hoy detiene a Putin. Entiendo que parece todo tan lejano y altisonante que no parece real. Quizás. La prueba de fuego es en julio, días antes de las Olimpiadas en París, cuando sabremos si el efecto de la ultra derecha es voto bronca o cambio de época.

Impacto para la Argentina

Párrafo aparte al posible impacto para la Argentina de estas elecciones. Como los partidos de la ultraderecha suelen ser proteccionistas y nacionalistas, hay un riesgo mayor de que el tratado de comercio Unión Europea-MERCOSUR sea cancelado. En los meses antes de la elección, un movimiento significativo de trabajadores del campo manifestó su oposición a regulaciones más exigentes en materia de ambiente y desarrollo sustentable. Una de sus exigencias fue pedir a los que exportan al bloque las mismas reglas y estándares ambientales, cosa que hoy Argentina y Brasil están lejos de conseguir.

Por otro lado, no hay evidencia alguna de que Javier Milei y su retórica libertaria haya tenido el efecto que el presidente piensa que tuvo. Los niveles de conocimiento de Milei en Europa son bajos y los de sus políticas – como conocimiento sobre Argentina en general – casi nulos. Los europeos saben más de Messi que de la ley Bases. Pero, no hay que descartar la tesis que el tipo de política neoconservadora, de polarización y confrontación, tiene correlato en muchas corrientes políticas en Europa, como las de Vox, Orban o Meloni, por casos. El viaje del presidente al G7 sería una pérdida de tiempo si la función es auto felicitarse con Meloni. Hoy el argentino con más poder en Europa es el Papa Francisco. Creo, le conviene al presidente viajar menos y ponerse al frente de una gestión malherida de falta de idoneidad.

 

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