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29 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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La dictadura chavista frente a una crisis de final impredecible

Viernes, 10 de enero de 2025 23:11
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El gobierno único bolivariano iniciado en 1998 es una dictadura cívico militar, como quedó evidenciado el jueves con el despliegue de fuerza de seguridad y un amplio número de parapoliciales, que trataron de desalentar, sin demasiada suerte, a una multitud de seguidores de María Corina Machado. Una dictadura cívico militar con su propia Esma, el tortuoso "Helicoide", un edificio convertido en central de inteligencia. "Un centro de torturas y violaciones de derechos humanos", tal como documentó la organización de Naciones Unidas.

Particularmente, tras la muerte de Hugo Chávez, ocurrida mucho antes en Cuba y anunciada oficialmente en Caracas el 5 de marzo del año siguiente, Nicolás Maduro fue ungido candidato oficialista para sucederlo. Para la mitología, la decisión la tomó el mismo Chávez y se la transmitió a Maduro, reencarnado en un "pajarico".

El domingo 14 de abril se produjo un ajustado (y discutido) triunfo de Maduro ante Henrique Capriles con el 50,66% de los votos contra un 49,07% y con una participación del 78,71%. Una oposición desarticulada, sin una fuerza fiscalizadora suficiente fueron decisivas.

Pero doce años más tarde, todo es peor en Venezuela. Leopoldo López, apenas apuntó como líder opositor, fue condenado a prisión por cargos estrictamente políticos. Ser opositor se convirtió en delito.

Maduro, el militar Diosdado Cabello y toda la cúpula bolivariana lograron, por acciones de facto, neutralizar al parlamento opositor, alinear torpemente a la Justicia, violentar la Constitución, ignorar un plebiscito en contra y tirar de la cuerda hasta un límite que parece poner en crisis la unidad de las Fuerzas Armadas. En julio pasado, con la carismática María Corina Machado proscripta, su reemplazante Edmundo González Urrutia logró una victoria tan contundente que Maduro y sus adláteres no pudieron mostrar las actas electorales. Y según se pudo establecer, más del 50% de los militares votaron contra el régimen.

¿Cuál es la diferencia con respeto a 2013? En primer lugar, que el liderazgo de María Corina y la firmeza del presidente electo tienen un arraigo popular y una unidad opositora inéditos en casi tres décadas de chavismo.

"Cuando los pueblos agotan su paciencia suelen hacer tronar el escarmiento", decía Juan Domingo Perón. Un pueblo sumido en la pobreza, una economía destruida y el poder otorgado por el régimen al crimen organizado han logrado la migración de ocho millones de personas; casi un tercio de los venezolanos se tuvo que exiliar por persecuciones y por la crisis económica.

La detención de María Corina tras el acto masivo del jueves en Caracas y su posterior liberación son un síntoma de debilidad también inédito en esta dictadura.

Una orden extrema, atribuida a Cabello, fue neutralizada por una contra orden de Maduro. Ninguno de ellos lo reconoció. Con torpeza, intentaron negarlo con un argumento que se vuelve cantinela: un complot internacional. Un absurdo.

Los principios de soberanía y los acuerdos internacionales de no intervención en asuntos internos tornarían una acción directa de los estados en una acción de guerra. Una invasión, como la de Rusia en Ucrania.

Maduro sabe que su derrota va a llegar por fisuras internas, sumadas al hartazgo ciudadano, expresado en las urnas y en las calles, y la enorme presión internacional.

Y todos saben perfectamente que, fuera del poder solo los espera el exilio, si es que algún socio quiere recibirlos, o la cárcel.

Probablemente, influidos por los servicios de inteligencia cubanos, crean que armando a los civiles pueden eternizarse como los hermanos Castro. Pero Venezuela no es Cuba ni Maduro tiene la inteligencia política de Fidel.

Lo cierto, si el derrumbe del régimen se produce por una guerra civil, para el pueblo venezolano sería la prolongación del infierno.

El régimen chavista atraviesa una crisis similar a la que desgastó a la dictadura militar argentina a partir de 1980; el 30 de marzo de 1982, Saúl Ubaldini encabezó la primera gran movilización sindical contra el gobierno que presidía Leopoldo Fortunato Galtieri; tres días después, el desembarco en las islas Malvinas marcaba el comienzo del fin.

La historia no se repite, pero la detención violenta de María Corina Machado mostró a una dictadura exhausta, pero sin margen para una retirada pacífica.

El presente y el futuro inmediato de ese país, que fuera fragua de la democracia en el siglo XX, se ven muy sombríos. Aunque, también es cierto, Vente Venezuela es un movimiento diferente y más sólido que toda la oposición de los últimos 26 años.

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