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Alemania comienza a girar hacia la derecha

El retroceso de la socialdemocracia anticipa un triunfo democristiano en febrero, pero, también el posicionamiento de la ultraderecha.
Miércoles, 29 de enero de 2025 02:21

Las elecciones alemanas del 23 de febrero sellarán el final de la coalición comandada por el primer ministro socialdemócrata Olaf Scholz e integrada por sus socios del Partido Democrático Liberal y el Partido Verde, y marcarán el ascenso de la democracia cristiana, liderada por Friedrich Merz, y un fuerte avance de la ultraderecha encarnada por Alternativa para Alemania, encabezada por Alice Weidel.

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Las elecciones alemanas del 23 de febrero sellarán el final de la coalición comandada por el primer ministro socialdemócrata Olaf Scholz e integrada por sus socios del Partido Democrático Liberal y el Partido Verde, y marcarán el ascenso de la democracia cristiana, liderada por Friedrich Merz, y un fuerte avance de la ultraderecha encarnada por Alternativa para Alemania, encabezada por Alice Weidel.

La economía germana atraviesa una fase declinante. El producto bruto interno descendió un 0,2% en 2024, lo que unido a la caída del 0,3% de 2023 grafican una tendencia descendente iniciada hace ya varios años, en la segunda mitad del período de catorce años de gobierno de Angela Merkel, quien ejerció el poder entre 2007 y 2021, cuando lo cedió a manos de la endeble coalición encabezada por Scholz.

La otrora pujante "locomotora de Europa" experimenta ahora las consecuencias del retraso estructural del viejo continente, que perdió la carrera de la Cuarta Revolución Industrial. Entre las diez empresas tecnológicas más importantes del mundo no hay ninguna europea: siete son estadounidenses y las restantes son chinas.

La percepción de la opinión pública europea de que su continente ha abandonado el rol de "centro del mundo" que tuvo durante siglos promueve una crisis de sentido que repercute en el descenso de la tasa de natalidad. El número de nacimientos es inferior al de defunciones. Esa anomalía demográfica es compensada por la inmigración, mayoritariamente proveniente de los países islámicos, lo que genera un choque de culturas que incentiva una reacción nacionalista capitalizada por los partidos de extrema derecha.

Alemania no escapa a este fenómeno estructural. El propio Scholz admite que "la cultura dominante en la Alemania productiva es hoy profundamente burocrática y se funda en una actitud generalizada de aversión al riesgo, pasividad y pérdida de iniciativa y esto se ha tornado cada vez más paralizante en los último años y décadas".

Todo indica que el próximo primer ministro será el demócrata cristiano Merz, un crítico de los catorce años de gobierno de su correligionaria Angela Merkel. Merz es partidario de aceptar el desafío planteado por el regreso a la Casa Blanca de Donald Trump, quien en su campaña proselitista advirtió que el actual superávit del 20% que tiene Alemania en su comercio bilateral con Estados Unidos tendrá que ser compensado en los próximos dos años con una compra gigantesca de gas y petróleo norteamericanos porque en caso contrario deberá enfrentar aranceles especiales de hasta el 30% en bienes como automóviles y maquinarias, lo que convertiría a la presente recesión en una depresión de largo plazo.

Merz sostiene que "Europa tiene que recuperar la competitividad perdida y la presencia de Trump en el gobierno de Estados Unidos no le deja alternativa". Su propuesta es avanzar hacia un tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos, basado en un arancel cero a fijar en un plazo de aproximadamente diez años.

En esa dirección el programa de Merz incluye un recorte de los impuestos entre un 25% y un 30%, la disminución en un 50% de las contribuciones a la seguridad social, eliminar los gravámenes a la energía y una drástica reducción de la burocracia estatal.

El problema para Merz es que la democracia cristiana distará de tener mayoría parlamentaria y su eventual futuro gobierno estará obligado a una coalición con los liberales y los verdes, que resisten un ajuste estructural de semejantes características, o a un acuerdo con Alternativa para la Alemania, lo que implicaría la ruptura del férreo "cordón sanitario" que los partidos políticos tradicionales establecieron para frenar el avance de una fuerza de ultraderecha acusada de "antidemocrática".

La apuesta de Musk

Lo cierto es que Alternativa para Alemania es la nueva estrella en ascenso en el firmamento político. En las recientes elecciones para el Parlamento Europeo desplazó a la socialdemocracia como segunda fuerza nacional. En las últimas elecciones regionales triunfó en Turingia y salió segunda en Sajonia, dos estados de la antigua Alemania Oriental. Esos resultados convierten al partido en una pieza necesaria del sistema político en esas dos regiones.

Un detalle sugestivo es que en ambos estados se registró también el ascenso de una flamante formación izquierdista encabezada por Sahra Wagenknetch, una ex dirigente del Partido Comunista erigida en líder de una fuerza "nacionalista de izquierda". En 2021 publicó un libro titulado "Los Santurrones", que alcanzó el primer puesto en el ranking de ventas de las obras de "no ficción", donde critica la política permisiva de la inmigración implementada por Merkel porque afectaba los intereses de la clase trabajadora. Wagenknetch propone también la salida de Alemania de la Unión Europea, la disolución de la OTAN y un acercamiento entre Berlín y Moscú.

Alternativa para Alemania surgió en 2013 de una escisión de derecha de la democracia cristiana de Baviera, como una corriente económicamente liberal, políticamente euroescéptica y culturalmente conservadora que tras sucesivos liderazgos viró gradualmente hacia posturas de oposición a la Unión Europea y a la inmigración islámica, cuyo incremento y su inevitable asociación con el aumento de los índices de criminalidad le generaron una oleada de simpatía en una creciente franja de la opinión. pública.

Weigel tiene un perfil atípico para una dirigente de ultraderecha. Lesbiana, está en pareja con una productora de cine, Sarah Bossard, una inmigrante nacida en Sri Lanka con quien comparte dos hijos adoptivos. Economista, trabajó en Goldman Sachs, vivió seis años en China, habla mandarín y se proclama admiradora de Margaret Thatcher. Pero esa imagen poco convencional sirve como una señal de moderación para un partido acusado de neonazi.

En sus discursos Weigel suele obviar los puntos más controvertidos de la plataforma de su partido para concentrarse en una agenda nacionalista. Pone especialmente el acento en los peligros de la inmigración islámica y plantea la "reinmigración", que supone la deportación de los refugiados de los países musulmanes. Preconiza el "Dexit" (apócope por "Deustsche" y "Exit"), una versión alemana del "Brexit".

Pero el salto cualitativo de la figura de Weigel fue impulsado por Elon Musk, quien salió abiertamente en su respaldo: "Alemania enfrenta una coyuntura crítica. Su futuro está en juego cuando se encuentra al borde del colapso económico y cultural, y en la medida de que soy uno de los mayores inversores industriales y tecnológicos del país - la planta de Tesla en Berlín es una de las tres principales el mundo, junto con las de Shangai y Austin - creo tener el derecho de hablar con claridad sobre su rumbo político. Por eso afirmo que Alternativa para Alemania representa el último vestigio de esperanza para esta nación, ante todo en lo que hace a su aspecto económico".

Según Musk, la economía alemana, antes la más creativa de Europa, está ahora sumergida por la burocracia y aplastada por las regulaciones: frente a esto, AFD sostiene la necesidad de reducir el Estado, disminuir impuestos y desregular mercados, que son los mismos principios que han hecho a Tesla y SPACE X tan exitosos".

Para rematar Musk subrayó que "las compañías que he construido se basan en el principio de que la innovación surge de la libertad y AFD comparte ese "ethos" que promueve el pensamiento crítico y apoya a las industrias "high tech" que son el futuro y de las que surge el liderazgo económico global. Alemania ha vivido demasiado tiempo en la mediocridad: es hora de cambios audaces y AFD es el único partido que ofrece este camino en el momento actual".

La incursión de Musk en el proceso electoral escandalizó al "establishment" europeo. En obvia referencia a X (ex Twitter), donde Musk realizó una extensa entrevista a Weigel, la Comisión Europea advirtió que las plataformas digitales deben abstenerse de intervenir en las elecciones alemanas. Pero el saldo de esta inédita controversia es que, más allá de la previsible victoria de la democracia cristiana de Merz, Alemania se prepara para un "giro a la derecha" que supone un acercamiento con Trump y que en ese viraje Weigel y Alternativa para Alemania encontrarán un mayor espacio político para participar.

 

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