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Obstáculos para el acuerdo de Europa y el Mercosur

La imposibilidad de armonizar intereses empantana las negociaciones dentro de los países de la UE, donde los agricultores no pueden competir con los de nuestra región, y los industriales, en cambio, ven un mercado próspero para sus exportaciones.
Viernes, 17 de octubre de 2025 01:20
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En la historia de los acuerdos comerciales ninguno fue el objeto de tan largas y tumultuosas discusiones. El acuerdo, una vez más, está en todas las mesas de negociaciones desde que la comisión europea sometió a los países miembros el último texto del acuerdo comercial entre el Mercosur, formado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay por un lado y los países de la unión europea por el otro. Detrás del tratado hay una maratón comercial, política y jurídica que dura hace más de 20 años y que está lejos de finalizar.

Los debates continuarán hasta fin de año, fecha en la cual Bruselas pretende lograr el proceso de ratificación. Teniendo en cuenta el calendario, en el seno de la comisión continúan arduas negociaciones para tratar apaciguar las virulentas críticas de algunos de los estados miembros de la unión.

En la Comisión califican de "acuerdos globales" a este tipo de acuerdos de "nueva generación". Esto ocurre en un momento en que Europa necesita de aliados en todos los sentidos y de socios de confianza; por eso se trabaja intensamente para lograr su aprobación, ya que el tratado crearía la zona más grande a nivel mundial de libre comercio, este acuerdo representa un mercado potencial de 700 millones consumidores. Según las estimaciones en Bruselas las exportaciones anuales de la Unión Europea podrían aumentar hasta un 39%.

El nuevo texto integra garantías sobre ciertas cuotas y la posibilidad de poner en práctica medidas de respaldo o seguridad en respuesta a las demandas de varios países de la Unión Europea, en particular Francia.

En los sectores más sensibles, la comisión propone instaurar algunas cuotas que paguen derechos de aduana. Es el caso de la carne vacuna equivaldría al 1,5 % del consumo total europeo, lo que equivale a 99.000 toneladas por año; superando ese monto, se pagarán tasas muy elevadas. La UE prevé igualmente cuotas para el arroz, miel, maíz, etanol, azúcar, aves y cerdos, por el contrario. Por otro lado, se garantiza la ausencia de tasas de importación al mercado europeo para los minerales considerados críticos, como es el caso del litio.

El sector agrícola

La nueva propuesta aprobada por la Comisión encuentra detractores y se enfrenta a posiciones irreconciliables, en particular entre los países agricultores más importantes de Europa, ellos son los primeros en oponerse al tratado y perciben una incertidumbre geopolítica, comercial que conduce a una especie de proteccionismo nacional.

El mundo agrícola exige reciprocidad en sectores muy sensibles tales como la carne bovina, la cría avícola y porcina, consideran al tratado una competencia desleal, el ejemplo más recurrente es la utilización de los productos fitosanitarios, pesticidas, antibióticos…Sobre este aspecto las reglas son menos estrictas en los países latinoamericanos, comparadas con las altas exigencias en la UE. El tratado no contempla normas de reciprocidad y los agricultores afirman que no habrá medios suficientes para llevar a cabo los controles de calidad imprescindibles (algunos productos utilizados en la producción no son detectables en el producto que llega al consumidor). Frente a la imposibilidad de eficaces controles la comisión trata de buscar soluciones a las inquietudes legítimas de los sectores agrícolas.

Dentro de este contexto persisten los llamados a la movilización y protestas en Francia, Bélgica Polonia, Alemania, Holanda exigen lo que se denomina las "clausulas espejo" en otras palabras que los productos que ingresan a la Unión Europa respeten las mismas reglas fitosanitarias que les imponen en Europa y solicitan que las garantías sean aplicables de manera eficaz en el terreno y no en los papeles.

En medio de controversias endógenas y exógenas, la Comisión incorporó al texto un mecanismo legislativo especial para ofrecer garantías suplementarias a los países europeos más reticentes a adoptar el acuerdo, dicho mecanismo de seguridad podría activarse si la Unión Europea constata un aumento o baja brutal de las importaciones de los productos más sensibles y que podrían poner en peligro los mercados europeos. Esta proposición debe aprobarse por los estados miembros y el proceso podría llevar meses.

Bruselas, además, anunció que formará una especie de "fondo de seguridad" de un monto de 6,3 mil millones de euros, a los fines de proteger a los agricultores en el caso que sea necesario indemnizarlos.

La reacción de algunos miembros ante las nuevas propuestas es de prudencia. Italia, que hasta ahora se encontraba entre los países más reticentes y con grandes reservas manifestó que va a evaluar la eficacia de las garantías suplementarias para decidir si aprueba o no el tratado. Por su parte, Francia replica que esta cláusula sea aplicada de forma temporaria, antes de una decisión definitiva, la idea es asegurarse que el dispositivo funciona en la práctica.

Otra novedad propuesta por la Comisión es dividir al acuerdo en dos partes, una es la comercial, calificada de "provisoria"; será la primera en ser sometida para su aprobación por el conjunto de los países miembros en el transcurso del próximo consejo de la Unión Europea.

Hay que tener en cuenta que, según los procedimientos propios de la UE, para este tipo de acuerdos, se requiere el voto de 15 estados miembros en el seno del Consejo de la U.E. En el caso que el acuerdo comercial sea aprobado el mismo podría entrar en vigor, pero siempre de manera provisoria

Más resistencia

Sin embargo, hay varios países de la unión que son categóricos y rechazan el tratado. Es el caso de Polonia, que ya declaró que desaprueba el acuerdo. Otros países piden tiempo para examinar la eficacia de las nuevas disposiciones propuestas por la Comisión.

El lobby contra el acuerdo sigue avanzando. Los eurodiputados de la extrema derecha preparan una presentación formal denunciando el texto y sus consecuencias ante la Corte de Justicia europea.

Según declaraciones de un miembro del parlamento, el acuerdo tal como está redactado propone un mecanismo injusto y desequilibrado y podría crear un peligroso precedente para la soberanía europea, ya que hace posible

y previsible que también los países del Mercosur puedan reclamar una compensación, cuando una disposición europea impacte negativamente en sus flujos o balanza comercial.

Si entran en vigor las modificaciones propuestas ellas permiten argumentar que, frente a dificultad para exportar productos del Mercosur a Europa, el país de origen puede reclamar una medida compensatoria, ya sea aumentando las cuotas de importación al mercado europeo o bajando las tarifas aduaneras.

El temor de algunos estados miembros es que estas medidas a su vez podrían inspirar a otros países socios de la Unión a reclamar un tratamiento similar como es el caso de Indonesia, India o Canadá.

La otra cara de la moneda del tratado son las empresas, a la hora que la administración de Trump acaba de imponer un 15% de barreras aduaneras, penalizando de esta manera sectores, mercados y sobre todo a los consumidores (quienes pagarán la factura). Los industriales, en este escenario geopolítico, apoyan el acuerdo UE con el Mercosur ya que para muchos sectores abre las puertas a un mercado colosal, que se convertiría en el más grande del mundo con infinitas posibilidades.

Según un informe de la Comisión, la baja de derechos de aduana podría permitir aumentar las exportaciones europeas de productos farmacéuticos en 47%, las de maquinas industriales un 78%, vehículos y repuestos en 95%, bajarían progresivamente las barreras aduaneras de los vinos, bebidas espirituosas, coñac…Los vinos de mediana y gran calidad franceses (muy castigados por las nuevas barreras aduaneras en EE. UU.) ven con esperanza el acuerdo. También el sector aeronáutico se beneficiaría, del mismo modo permitiría mejor acceso a materias primas cruciales para la industria, de allí que los industriales de diferentes sectores aprueban el acuerdo, se favorecen en el marco del libre comercio.

Por otro lado, las reglamentaciones tarifarias en vigor en los países sudamericanos son similares, en gran medida, a las normativas europeas.

Sin embargo, el combate y las negociaciones continúan, la batalla para encontrar un justo equilibrio será siempre compleja y la aprobación del acuerdo todavía tiene un largo camino a recorrer, en terrenos divididos y pantanosos.

 

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