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La gente votó a Milei, pero ya no alcanza con la motosierra

Martes, 28 de octubre de 2025 01:08
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El presidente Javier Milei obtuvo una victoria sustancial en las elecciones del domingo. En primer lugar, ahora cuenta con 80 bancas propias de LLA, al sumar 51 diputados a los 29 que continúan su mandato hasta 2027. Es decir, queda a un paso de alcanzar el tercio de las bancas en Diputados y, con una estrategia inteligente (y sin exabruptos) podrá desarrollar alianzas para alcanzar el quórum propio. Y, en el Senado, el oficialismo tendrá ahora 20 bancas, lo que lo deja a 4 del tercio y a 17 del quórum. Es decir, después del domingo, Milei sabe que mantener la gobernabilidad, en adelante, solo depende de él.

Además, logró ganar en la mayoría de las provincias a pesar de las denuncias contra José Luis Espert, Karina Milei y el mismo presidente, por supuestos ilícitos que empañaron su imagen de transparencia. Es decir, había perdido el aura que representaba un diferencial contra la figura de "la casta". Y ese fantasma se agigantaba desde el 7 de setiembre, cuando las elecciones bonaerenses fueron un golpe que pareció letal para el propio presidente. Milei, ingenuamente, se había puesto al frente de esa elección distrital y pareció derrotado por Axel Kicillof, el aspirante a conducir una nueva etapa del peronismo. El sueño se esfumó en 8 semanas.

Flaquezas del peronismo

Desde el domingo a la noche, comenzó la cacería de traidores en el seno del desmembrado peronismo. ¿Para cuándo una autocrítica? Los titanes de las elecciones provinciales, los intendentes del conurbano, son ahora los traidores.

Es cierto que la diferencia fue exigua, menos de un punto, pero la pérdida de bancas, contundente. El mapa de esa provincia muestra que los partidos rurales volvieron a apostar al proyecto libertario.

Las empresas, en general. apoyan la política financiera, pero piden reformas en la microeconomía. Y reformas críticas, dada la caída de la producción, el retroceso del comercio exterior, la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores y también, de puestos de trabajo registrado.

Quedó claro para todos: con la foto de Jorge Taiana, un peronista exhumado de la historia, y Juan Grabois como virtual protagonista de la campaña, la propuesta perceptible era la vuelta al pasado. La consigna de "frenar a Milei" mostraba la principal debilidad del peronismo en la actualidad: la pérdida de identidad y de proyecto.

La hora de la reflexión

Ahora hay que indagar sobre las razones de cada voto, y del no voto. Y esa es tarea de sociólogos y no de psicoanalistas. Tampoco es aconsejable deducir la respuesta desde un escritorio: para hacer y analizar política hay que salir al territorio y conocer cómo piensa, cómo siente y cómo vive la gente.

Y lo mismo tiene que hacer Javier Milei. Su fe en el mercado no parece ser el sentimiento dominante entre los argentinos.

Sus votantes apoyan el superávit fiscal, la tendencia descendente de la inflación y, hasta cierto punto, el ajuste. No lo apoyan porque analizan la teoría económica sino porque piensan que la fiesta inflacionaria de Cristina Kirchner y Alberto Fernández no resolvió los problemas, sino que los tiró para adelante y después, ellos se tuvieron que ir.

Pero, como lo advierten expertos que no son kirchneristas ni estatistas, la economía no resuelve todo y las finanzas son solo una parte de la economía. Además, hay que tener visión política y sensibilidad social. La persona no es solo "capital humano". El derecho a la calidad de vida es el mismo para todos. Y la pobreza no es una variable que sube y baja como la cotización del dólar.

Puntualmente, más allá que el poder adquisitivo de un hogar caiga por la inflación, lo cierto es que hay necesidades básicas insatisfechas que conforman una pobreza estructural creciente desde 1975. Con la Encuesta Permanente de Hogares no alcanza. Hay un universo de carencias para empezar a resolver.

Milei ganó en estas elecciones en medio de un desconcierto político. Fue el único que dijo "voy a hacer esto". Lo que ofreció es poco y muy duro. En principio, sonaría a "piantavotos". Sus adversarios no tienen nada para decir, o no saben comunicarlo.

Después del susto, lo peor que podría hacer Milei ahora es creérsela. Los reclamos de la Universidad, los investigadores, los jubilados y los médicos, y de todas las personas que sufren la crisis social del país, no son maniobras destituyentes: son demandas que mucho de sus votantes también comparten. Y satisfacerlas, o no, será la clave para que la segunda mitad de este gobierno pueda, realmente, iniciar la senda del desarrollo del país. Y para que las instituciones no vuelvan a tambalear.

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