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Trump y el desprecio a la prensa

Sabado, 22 de noviembre de 2025 01:26
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El desprecio hacia la libertad de prensa desde el poder y las maneras autoritarias en contra de quienes ejercen esta profesión y oficio no son nuevas. Pero que sea el presidente de Estados Unidos quien exhibe desdén y formas que humillan y denigran a los periodistas y reporteros es altamente preocupante.

Esta semana, tres escenas protagonizadas por el presidente estadounidense evidenciaron qué tipo de prensa preferiría, así como el placer y la admiración que le producen las presencias autoritarias. La primera escena tuvo lugar cuando, en cuestión de segundos, el presidente Trump despachó a una reportera que le preguntaba sobre la aparición de su nombre en los correos electrónicos y archivos del delincuente sexual Jeffrey Epstein. El mandatario la mandó a callar y la llamó "cerdita".

Lo siguiente fue la banalización del brutal asesinato perpetrado contra Khashoggi. Jamal Khashoggi fue un periodista y ciudadano saudí, columnista de The Washington Post, asesinado y desmembrado en la embajada de su país, en Turquía, en 2018. Su apellido ha quedado consignado en una calle a unos cuantos metros de la embajada saudí en Washington y es un recordatorio eficiente de los terribles eventos que rodearon la muerte de este hombre.

Donald Trump ha dicho, entre otras cosas, que Khashoggi era un periodista "extremadamente polémico" y "controvertido". Lo hizo mientras estaba en compañía del príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman. La aseveración es brutal viniendo del jefe de Estado de un país libre. Nunca ser "extremadamente polémico" justifica ser asesinado y desmembrado por agentes y funcionarios saudíes en la sede de una representación diplomática saudí en el extranjero.

La investigación de la CIA en 2021 reveló que el príncipe saudí dio la orden de cometer el crimen. "Basamos esta evaluación en el control del príncipe heredero sobre la toma de decisiones en el Reino, la participación directa de un asesor clave y miembros del equipo de protección de Muhammad bin Salman en la operación, y el apoyo del príncipe heredero al uso de medidas violentas para silenciar a los disidentes en el extranjero, incluido Khashoggi", señala el informe de la CIA.

Pese a la evidencia, Trump estima que el príncipe heredero no está involucrado. "Él no sabía nada al respecto, y podemos dejarlo así". "No tiene por qué avergonzar a nuestro invitado con una pregunta como esa", expresó el presidente americano a la reportera Mary Bruce. Capítulo aparte merece el príncipe saudí y su entrada en acción, mostrando admirable impasibilidad, imperturbabilidad, cinismo y total control de las emociones durante sus intervenciones. Dijo, por ejemplo, que el asesinato de Khashoggi ha sido "doloroso para nosotros" y defendió la investigación saudí sobre el crimen.

Por demás está decir que el aislamiento diplomático que experimentó el príncipe bin Salman, tras el crimen de Khashoggi, ha terminado gracias a Trump. La falsificación de los hechos por parte del presidente no sólo es inaceptable, sino que le resta dignidad a su cargo.

Por último, la irritación de Trump hacia la prensa incómoda devela qué tipo de periodismo le sería funcional al mandatario. El trabajo de la prensa en los países libres es cuestionar al poder y hacer preguntas incómodas. ¿Acaso es responsabilidad de la prensa que existan dictaduras y países con regímenes que violan sistemáticamente los derechos humanos y las libertades fundamentales?

Pretender silenciar a la prensa desde el poder para que los dictadores-socios-amigos no sean incomodados con preguntas indeseables solo devela el perfil autoritario del liderazgo actual en Estados Unidos. El hecho de que el presidente Trump mostrase molestia reiterada, oposición a las preguntas 'embarazosas' de la reportera Mary Bruce de ABC, así como su uso de expresiones soeces y escatológicas para referirse al medio, durante la sesión fotográfica con el príncipe heredero saudí, en la Oficina Oval, constata la inclinación del jefe de Estado estadounidense, quien desearía atemorizar, inducir a la autocensura y tomar represalias contra los periodistas que no le sirven.

"¿Es apropiado, señor presidente, que su familia haga negocios en Arabia Saudí mientras usted es presidente? ¿No constituye eso un conflicto de intereses? Y, alteza real, la inteligencia estadounidense concluyó que usted orquestó el brutal asesinato de un periodista. Las familias de las víctimas del 11-S están furiosas de que usted esté aquí en la Oficina Oval. ¿Por qué deberían los estadounidenses confiar en usted? Lo mismo va para usted, señor presidente", ha planteado y reiterado la reportera Mary Bruce y lo ha hecho excelente, su oficio no es agradar al poder.

* Clara Riveros es politóloga y analista. Es autora de Sexo, pudor y poder. Debates del siglo XXI en el norte de África (Alhulia, 2021) y Autocracia, democracia y constantes vitales en el reino magrebí (Alhulia, 2023)

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