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Jacques-Alain Miller nos decía, en el momento de la crisis financiera de 2008, que cuando uno se dedica al dinero, la verdad pierde todo sentido, no se ve allí más que un engañabobos[1].
16 años después ¿qué nos enseña esta frase hoy, en el momento en que la palabra de un presidente queda tomada en esta trampa engañabobos? El mismo mandatario lo dijo: es como jugar a la ruleta rusa, puede salir el tiro.
Lo que nos permite dar un paso más siguiendo el artículo de Miller: "Muerte, goce y repetición, son las tres caras de una pirámide cuya base está dada por la naturaleza inconsciente del dinero: este es del orden del objeto anal".
Muerte, goce y repetición, muerte, goce y repetición. La metáfora presidencial de la ruleta rusa es cristalina, la muerte está en juego en esta toxicidad de los activos.
Pregunta: ¿Para qué sirve la verdad? Respuesta: Para vivir.
Para Freud era condición para un análisis, pero una verdad que nada tiene que ver con la exactitud sino con la relación con la propia palabra, hablar implica consecuencias, cualquier analizante lo sabe. Hablar es lo más difícil que hay, hablar con verdad, con esas palabras que se traban en la garganta porque decirlas cambiaría todo, y la repetición no quiere cesar.
Hablar verdad implica al cuerpo, implica saber que hay un cuerpo. Lo social también tiene un cuerpo, por eso se habla de cuerpo social. Un cuerpo que las redes hacen olvidar a fuerza de parlotear sin tener en cuenta las consecuencias.
Me decía un paciente que hoy no hace falta la tortura, ni la represión militar, que hoy están las redes para eliminar cualquier rebeldía.
Aprendo del decir verdad de los pacientes, mucho.
El psicoanálisis trata al dinero como un objeto insensato, por eso se le hace pagar al paciente para que, luego de lidiar con su palabra, deje algo allí que vuelva un poco más verdadero aquello que no vale nada.
(1) La crisis financiera vista por Jacques-Alain Miller (publicada en francés por el semanario Marianne en octubre de 2008)