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Argentina es hermosa. Surrealista. Como en una novela del más puro realismo mágico, de un día para el otro, las ideas más absurdas adquieren forma, consistencia y luego toman vuelo. Nada es demasiado extraño ni imposible. Así, hoy, surge la idea del "botón muteador".
Manuel Adorni – ingenuo aspirante a émulo de Carlos Vladimiro Corach, capaz de sortear sus propias contradicciones sin que se le moviera ni medio músculo de la cara, y sin que se le ocurriera jamás un infantil botoncito censurador-; dijo que planea implementar un mecanismo para que "la gente" pueda elegir qué periodistas irán a participar de sus conferencias de prensa. Esa idea del vocero de implementar un "botón muteador" para silenciar a los periodistas que se excedan en sus intervenciones es tan poco seria que el mismo lo reconoce. "Me parece divertido", dijo. "Divertido". Quizás crea que su rol es ser parte del jurado de "America's Got Talent"; el popular -y mediocre- show de talentos donde los jueces pulsan un enorme botón rojo para manifestar su voto negativo al concursante.
Ante repreguntas insistentes, insidiosas o molestas por parte de cualquier periodista interesado por llegar al fondo de algún tema, Adorni lo silenciaría para "evitar monopolizar el tiempo de aire y permitir que otros puedan participar". Como el diablo se revela en los detalles, la verdadera intención quedó más que clara cuando una periodista, intrigada -¿preocupada?- por el mecanismo insistía en sus preguntas, y el vocero -impertérrito y en tono irónico, como si el tema diera para ironías-, le dijo: "¿Ves? Ahora lo aplicaría". Muy poco serio.
"Lo importante es la información, no el ida y vuelta con el periodismo", adujo. Como si la ida y vuelta no fuera una necesidad dada la elusividad que tienen estos personajes para entregar sólo verdades a medias, información sesgada y poco objetiva. Para el vocero, es mejor que nos quedemos con esa información vaga, parcial y sesgada, a "perder el tiempo" tratando de llegar al fondo de los asuntos o a la verdad de las cosas.
Redoblando la apuesta
En el realismo mágico, las cosas una vez que adquieren forma y consistencia, toman vuelo. Así, Adorni redobla la apuesta y dice que piensa instalar "un sistema" para que la gente "elija" qué "periodista" pueda hablar con el vocero y con "nosotros"; voto popular mediante.
"Estamos pensando en algún esquema donde los periodistas sean elegidos por la gente. Quiénes estén y quiénes no estén. Para que la gente se sienta representada, se sienta informada y que ustedes (por los periodistas que participan de las conferencias de prensa en la Casa Rosada) acá sientan que pueden hacer el mejor trabajo para sus medios y en definitiva para la gente, porque no están acá por otra cosa que porque del otro lado hay alguien que los lee o los escucha", dijo el vocero; explicando su particular idea. ¿Adorni va a querer enseñarle a los medios a conocer a su propio público?
Inspirador. El ahora docente Adorni trata de sacar lo mejor que cada uno de sus alumnos; impulsándolos a ser mejores. ¿Estará pensando en que den cátedra de periodismo el "gordo Dan" o Fran Fijap; ambos, íconos del "periodismo" independiente, adoctrinario, ¿desideologizado y que sólo busca informar y llevar datos concretos y reales a las personas que los habrían votado? Tengo la sospecha que cualquier influencer, youtuber o trasnochado que "pasaba por las inmediaciones, vio luz y subió"; podría terminar siendo "periodista acreditado en la Casa Rosada"; tras superar el mecanismo de ser "elegido" por la gente.
"Queremos hacer un cambio importante", enfatizó. "Mi idea es que la sala de prensa sea cada vez más profesional, estén más cómodos, se los escuche. Dentro de esto tiene que estar la libertad de expresión". Por supuesto; un botón silenciador es siempre la mejor herramienta para aumentar la libertad de expresión.
Por supuesto que todos tenemos ganas de callar a determinada gente. A mí, por ejemplo, me gustaría "mutear" a Adorni; como antes hubiera dado lo que fuera por "mutear" a Gabriela Cerruti.
Pero el ejercicio de la democracia es este: escuchar; escucharnos. No callarnos ni silenciar a nadie. No apretar un botón que silencie y acalle las preguntas molestas. O que calle a la gente molesta. Si no; también en el extremo (donde me gusta llevar todo siempre para mostrar lo absurdo de algunos pensamientos), todos tendríamos derecho a llevar nuestros propios "botones muteadores" e ir por la vida silenciando a cada uno con los que, simplemente, no tengamos afinidad o nos molesten sus ideas. O a quienes consideremos que no vale la pena escuchar. Hay un libro de Thomas Erikson que se titula "Estoy rodeado de idiotas". Alguien con ese pensamiento podría querer "mutearnos" a todos.
Es cierto que un "botón muteador" es mejor que un arma que nos silencie a todos para siempre; pero me pregunto si una cosa, en el extremo, no puede llevar a la otra. "Todo aquel que quema libros no tardará en quemar hombres"; alertó Heinrich Heine, en 1823. Esto podría ser lo mismo.
Quizás, una vez que todos estemos munidos de nuestras propias armas silenciadoras, podríamos ir ejerciendo periodismo ciudadano por las calles y haciendo campaña para obtener el voto popular que nos lleve hasta el atril de Adorni; ubicado ahora en la nave central de la "Catedral de la Verdad"; erigida en el nuevo "Ministerio de la Verdad". Espero que nadie "mutee" a nadie. Ojalá.