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Construyendo enemigos, que podrían volver como fantasmas

La estrategia desafiante del presidente responde a una mala lectura del manual populista, y termina engendrando, desde el poder, demasiados rencores.
Viernes, 11 de abril de 2025 20:59
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La idea de "construir un enemigo" es tan vieja como la humanidad y la podemos rastrear desde Sun Tzu a Laclau, pasando por Tucídides, Cicerón, Maquiavelo, Gramsci, Carl Schmitt, Umberto Eco, Henri Tajfel, etc.

Para el jurista nazi Carl Schmitt esta concepción proviene de lo que definía como el núcleo interno de lo político: la distinción entre "amigo" y "enemigo". La consecuencia necesaria de este planteamiento es el entendimiento de la política como conflicto permanente, como "continuación de la guerra por otros medios", según la reformulación que hiciera Michel Foucault de la máxima del prusiano Karl von Clausewitz.

Umberto Eco, en su libro -casualmente titulado "Construir al enemigo"- señala que: "Tener un enemigo es importante no solo para definir nuestra identidad, sino también para procurarnos un obstáculo con respecto al cual medir nuestro sistema de valores y mostrar, al encararlo, nuestro valor. Por lo tanto, cuando el enemigo no existe, es preciso construirlo."

Es notorio que Javier Milei no es hombre de muchas y profundas lecturas, salvo las referidas a la secta anarco-libertaria y su némesis del keynesianismo. El presidente no se jacta de haber leído a Sócrates (como su admirado antecesor riojano) ni sus biógrafos recuerdan que haya hecho mención de alguno de los grandes pensadores de la humanidad.

Por ello, a nuestro modo de ver, si leyó alguno de los pensadores que se ocuparon de la tesis de construcción del enemigo, los leyó mal. Como hemos visto estos autores hablan de "el" enemigo, de "un" enemigo; no de malquistarse con las 4/5 partes del género humano. Un solo enemigo alcanza para el fin propuesto, como podemos leerlo en lo que podríamos llamar "el manual del populista" del filósofo britano-argentino Ernesto Laclau (amado también por Cristina Kirchner). Sin, seguramente, haberlo leído, Milei ha cumplido rigurosamente con los pasos que señala Laclau para asegurar el éxito de cualquier operación populista de identificación:

1.- Una crisis de representación o de incorporación que dé lugar a demandas sociales insatisfechas,

2.- Que esas demandas sociales sean exitosamente articuladas en el discurso populista

3.- La construcción y mantenimiento de un enemigo siempre acechante que mantenga viva la llama de la polarización.

Laclau admite que, debido a la naturaleza ambigua de su concepción, las estrategias de identificación populista generan significantes ideológicamente diversos: "entre el populismo de izquierda y el de derecha existe una tierra de nadie que se puede cruzar, y se ha cruzado, en muchas direcciones". Como argumenta Andrew Arato en su perspicaz crítica de Laclau, "La vaguedad de la ideología es compensada por la intensidad del antagonismo. La ausencia de identidad real se compensa con lazos afectivos, libidinales, amor por el líder y amor por todos aquellos a quienes el líder realmente ama".

Mundo Milei 

Durante su infancia y adolescencia, Milei no tuvo amigos. De hecho, nunca volvió a reunirse con ninguno de sus compañeros del colegio Cardenal Copello. En esa etapa, tampoco tuvo enemigos, salvo que contabilicemos en ese sector a su padre, quien le propinaba severas golpizas y actos de desprecio, lo que llevó a que Milei cortara toda relación con él durante años.

Parecería que en la medida en que se fue convirtiendo en un personaje famoso, su personalidad hizo un clic, comenzando a tener problemas en sus relaciones humanas. Su irascibilidad contenida dejó de tener límites, vapuleando a mucha gente que se le acercó de buena fe. En esta etapa Milei no construyó un enemigo, sino miles. No es fácil identificar ni clasificar la multitud de antagonistas que fue creando.

Según confiesa en "El camino del libertario" al egresar de la Universidad, su simpatía en cuestiones económicas estaba con el keynesianismo y su "típica estructura analítica de centroizquierda". Al descubrir las ideas de Murray Newton Rothbard, un economista poco considerado en el campo de las ciencias económicas, se entregó apasionadamente, con la fe de los conversos, a la defensa incondicional de las doctrinas anarcocapitalistas. Los keynesianos se convirtieron en sus acérrimos enemigos y la sola mención del economista británico, puede sacarlo de sus casillas (como ocurrió con la periodista metanense Teresita Frías, a quien cubrió de improperios y humillaciones).

Como los libertarios anarcocapitalistas son una pequeña secta entre los economistas, prácticamente son enemigos de Milei todos los que se apartan un milímetro de su ortodoxia.

Esa intolerancia es manifiesta aun cuando algunos economistas hayan sido sus amigos y a otros los haya venerado como el caso de Domingo Cavallo ('Mingo' pasó de ser el "mejor ministro de Economía de la historia" a un "impresentable").

Pero aun en el propio campo del liberalismo, Milei cosechó un tendal de enemigos, los "mandriles econo-chantas" de: Carlos Melconian, Miguel Broda, Carlos Rodríguez, Emilio Ocampo, Diana Mondino, Roberto Cachanosky, Ricardo López Murphy, etc. Inclusive 108 economistas extranjeros encabezados por los prestigiosos Michel Piketty, Jayati Ghosh y Branko Milanovic, se convirtieron en enemigos de Milei al advertir sobre los peligros que implican sus políticas, pronosticando una posible devastación económica y caos social para nuestro país.

A nivel global Milei se ha malquistado con prácticamente todas las naciones del mundo y sus presidentes, salvo Israel y EEUU. Con el Papa Francisco luego de tildarlo de El Maligno, busco desesperadamente su ecuménica bendición. Igualmente, China pasó de: "no voy a hacer negocios con comunistas" a convertirse en su tabla de salvación. En un discurso anacrónico, Milei aborrece de todo lo "rojo", a todos los "zurdos h de p".

Entre los enemigos generados por Milei tenemos la legión de cesanteados por su Gobierno (cerca de 50000) a quienes no se limitó a dejarlos sin trabajo, sino que les enrostró indiscriminadamente ser unos vagos y delincuentes.

Otro sujeto preferido de los ataques de Milei son los periodistas a quienes ha acusado de "ensobrados", "pauteros" y "esbirros manipuladores". Según un relevamiento de Clarín, solamente en dos semanas de agosto de 2024 Milei atacó a 33 periodistas y conductores de programas de radio y TV, junto a 12 medios de comunicación. Los 33 periodistas y conductores atacados por Milei en esas dos semanas, fueron: Mónica Gutiérrez, Baby Etchecopar, Jairo Straccia, Jonathan Heguier, María Laura Santillán, Marcelo Bonelli, Marcelo Longobardi, Joaquín Morales Solá, María Laura Santillán, Luciana Geuna, Julia Mengolini, Jorge Lanata, Jorge Asís, Alejandro Alfie, Roberto Navarro, Juana Viale, María O'Donnell, Ernesto Tenembaum, Tamara Pettinato, Luciana Rubinska, Ursula Vargues, Jorge Fontevecchia, María Eugenia Duffard, Romina Manguel, Jesica Bossi, Diego Sehinkman, Jorge Fernández Díaz, Martín Caparrós, Diego Leuco, Galia Moldavsky, Florencia Donovan, Delfina Celichini, Luis Novaresio y Carlos Pagni.

Pero lo que sorprende en la creación de enemigos a diestra y siniestra por parte de Milei es que ha tenido sus mayores víctimas en su propio campo, entre sus propios "amigos", quienes lo ayudaron a encaramarse en el poder y quienes fueron sus más fieles colaboradores. Tal el caso de quien, probablemente, haya sido su único amigo real: Diego Giacomini, con quien fueran socios inseparables durante más de una década, escribiendo juntos media docena de libros. Hoy Giacomini es uno de los críticos más duros y ácidos de la gestión de Milei.

Prácticamente todos los cofundadores de la Libertad Avanza fueron "eyectados", como le gusta decir al león, devenido en "jamoncito". También quienes lo acompañaron en la campaña y en los primeros pasos del gobierno. Recordemos a Ramiro Marra, Carlos Maslaton, Victoria Villarruel, Mario Russo, Marcos Urtubey, Nicolas Posse, Diana Mondino, Flavia Royón, Guillermo Ferraro, Florencia Misrahi, Omar Yasin, Rodolfo Barra, etc. etc. Ninguno de ellos ni de los 150 funcionarios despedidos (a pesar de "amistades" de larga data) se fueron con una palabra de agradecimiento; por el contrario, a muchos se les imputó errores baladíes. A profesionales de gran valía como Osvaldo Giordano y Sonia Cavallo, se los "eyectó" por el pecado de ser esposo e hija -respectivamente- de quienes habían caído en desgracia ante el autócrata criollo. Hasta se peleó con el famoso orfebre Juan Carlos Pallarols y la cantante Lali Espósito. Gran parte de los enemigos creados por Milei son gratuitos, con peleas absolutamente innecesarias.

William Shakespeare escribió varias obras en las que los fantasmas aparecen para recriminar al rey (Macbeth, Ricardo III, Julio Cesar, Hamlet) por los crímenes cometidos. A Milei ¿no le asaltará el temor de que los espectros de sus miles de enemigos se le aparezcan tumultuosamente, cuando haya perdido los atributos del poder, para reclamarle por las humillaciones y maltratos sufridos? Como en los dramas del Genio de Avon, habrá que esperar que caiga el telón para saber el desenlace.

 

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