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21 de Agosto,  Salta, Centro, Argentina
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Guerra ajena, consecuencias propias: el costo del alineamiento

Jueves, 19 de junio de 2025 02:07
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El alineamiento de la República Argentina con Israel y Estados Unidos marca un quiebre en la tradición diplomática. ¿Qué se gana, qué se pierde y qué se arriesga al abandonar la neutralidad?

Argentina atraviesa un momento de inflexión geopolítica. Bajo la conducción del presidente Javier Milei, ha abandonado su histórica neutralidad frente a los conflictos en Medio Oriente para alinearse públicamente con Israel y, por extensión, con el bloque atlántico liderado por Estados Unidos. Este viraje no es sólo simbólico: incluye decisiones diplomáticas, militares y estratégicas que alteran profundamente la posición internacional del país.

El giro explícito hacia Israel de Milei reconoce como antecedente su afirmación de hace un año en su visita a Jerusalén de trasladar a esa ciudad la embajada argentina, la firma de un memorando contra el antisemitismo y su afirmación de que "Argentina defenderá el derecho legítimo de Israel a la defensa". La declaración no deja lugar a ambigüedades: el país se ha posicionado abiertamente del lado israelí en uno de los conflictos más sensibles y prolongados del escenario internacional. Esta posición del presidente proyecta a la Argentina como un actor dispuesto a participar -aunque sea de forma limitada- en escenarios internacionales de conflicto.

Fuerzas

El dato que más repercusión ha generado es el ingreso de Argentina, por primera vez en su historia, a las Fuerzas Marítimas Combinadas (CMF), una coalición liderada por Estados Unidos con sede en Bahréin. Esta fuerza multinacional tiene como principal objetivo la vigilancia y protección de rutas navales comerciales en zonas de alto riesgo como el mar Rojo y el golfo Pérsico.

Argentina ha enviado hasta ahora solo dos oficiales de la Armada a esa base, con el propósito de capacitarse en protocolos de patrullaje y vigilancia naval. El Ministerio de Defensa aclaró que no se trata de tropas de combate, sino de "un proceso de integración operativa sin despliegue armado". Sin embargo, fuentes cercanas al gobierno no descartan que en el futuro inmediato se puedan enviar buques y aviones para tareas de apoyo, siempre bajo supervisión internacional y previa autorización del Congreso.

Esta, es sin duda, una apuesta con riesgos que ha generado controversias tanto en el plano interno como externo. Mientras sectores oficialistas celebran la alineación como un paso hacia la "madurez internacional" de la Argentina, las críticas no tardaron en llegar desde sindicatos, opositores y analistas de política exterior.

El Teherán Times, medio oficial iraní, publicó un editorial el 14 de junio en el que advirtió que "Teherán hará lamentar su enemistad", si Argentina continúa alineándose con Israel y Estados Unidos, acusando al presidente Milei de seguir el liderazgo de un "escenario sionista anti-Irán", lo que, según el medio, "pone en peligro los intereses nacionales de Argentina". Los atentados contra la AMIA y la Embajada de Israel, mueven a pensar que esta gente no amenaza sólo de palabra. El dicho editorial concluye afirmando que Argentina será lamentablemente castigada "en el momento y la posición adecuados".

Relaciones

La posición del presidente Milei podría deteriorar relaciones con el mundo árabe o con potencias que mantienen posiciones más críticas sobre Israel, al tiempo que puede debilitar argumentos diplomáticos tradicionales, como el reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas, cuya consistencia se basa, entre otras cosas, en el respeto del principio de no intervención y en la resolución pacífica de los conflictos. De hecho, para Milei, el reclamo sobre Malvinas, no es ni siquiera una preocupación.

Los argentinos tienen necesidades más urgentes que pensar en alinearse en el conflicto árabe-israelí, además, de que no existió un debate parlamentario profundo sobre esta cuestión, siendo entonces una posición unilateral del presidente Milei, más ideológica que estratégica. Luego, acompañar a Israel y a Estados Unidos ¿No deja a la Argentina en una posición que la expone más de lo que la protege, que la compromete más de lo que la fortalece?

Mientras el presidente Milei hace flamear la bandera de Israel frente al Monumento a la Bandera en Rosario y cierra los Institutos que recuerdan la memoria histórica de los argentinos, es en la Argentina profunda, en el desierto patagónico, en la frontera norte, y sobre todo, en los barrios donde la Patria necesita ser verdaderamente defendida.

 

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