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21 de Agosto,  Salta, Centro, Argentina
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Dicotomia constante:dólar vs. tasas

Jueves, 21 de agosto de 2025 02:29
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Con pautas de corrección financiera, las tasas, una vez más, se disparan por decisiones y políticas monetarias que buscan desalentar a los ahorristas para la compra de divisas, favoreciendo posicionarse en pesos, manteniendo la cotización en los límites adecuados para no generar corridas inflacionarias. Así mismo tiene hoy el condimento conveniente, ya que las tasas actuales superan holgadamente a la inflación existente, cosa que hace muy atractiva las colocaciones en pesos en la plaza financiera, generando rentabilidad positiva.

Los ahorristas vuelven al peso y logran rentabilidad positiva en sus colocaciones, dando al gobierno un respiro en el crecimiento de las cotizaciones de las divisas; pero como contrapartida la situación impacta negativamente en la toma de créditos para las pequeñas y medianas empresas que necesitan fondos para financiar activos fijos o capital de trabajo con la consiguiente frenada en su crecimiento.

En todos los casos la situación pone una vez más a las empresas en la disyuntiva de diferir el desarrollo y el crecimiento para volcar esos capitales a la especulación financiera que hoy rinden positivamente por encima de los niveles inflacionarios. Y si lo pensamos desde la necesidad de tomar capitales para invertirlos en la actividad productiva, surge la comparación entre el rendimiento empresario, con los costos de la toma de capitales de terceros, e inmediatamente, luego de un breve análisis nos damos cuenta de que la mayoría de las explotaciones rinden por debajo de las tasas de mercado. Así nos posiciona en la imposibilidad de pagarlos con rentabilidad genuina empresaria.

En estas circunstancias volvemos, una vez más, a favorecer la especulación financiera, que se contrapone con el discurso político que se instaló mediáticamente, mostrando la convicción de estabilizar las variables económicas, para generar un escenario adecuado para el desarrollo productivo en todas las áreas y con ello favorecer el crecimiento del país que impactaría en una mejoría directa en toda la sociedad.

Cosa que a simple vista se logró macroeconómicamente, poniendo algunas variables dentro de los márgenes aceptables para estabilizar la economía, que navegaba sin rumbo alguno y con un destino más que predecible: tendiente al desastre.

Hoy existe un rumbo definido como objetivo a lograr, pero que, en la realidad, avanza navegando con golpes de timón, de un lado al otro sin la convicción de poder estabilizar el curso que nos lleve a buen puerto en el mediano plazo.

En la situación actual, considerando las fluctuaciones que experimenta la economía, sin visos de poder realizar los cambios necesarios para lograr una estabilidad económica financiera que perdure en el tiempo, y que posibilite generar un país productivo, estable y serio que resulte atractivo para inversiones genuinas, no especulativas, fundadas en posibilidades reales de generar rentabilidades acordes y con riesgos predecibles normales; los inversores no se subirían a este barco.

De esta manera se va diluyendo el objetivo en el tiempo, sin lograr el tan necesario proceso de estabilidad y previsibilidad económica financiera que facilitaría el necesario crecimiento en el futuro, con bases genuinas.

Sin estabilidad real y pautas claras de gestión el objetivo de crecimiento económico del país en el mediano plazo no sería viable ni sostenible en el tiempo.

 

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